El próximo 16 de diciembre será dado a conocer el informe final de la pericia realizada por el Ministerio Público al vehículo en que se desplazaban cuatro integrantes de la Fuerza de Tarea Conjunta que resultaron víctimas de un atentado el pasado 26 de noviembre alrededor de las 20:00 en la zona de Cuero Fresco, departamento de Concepción.
Dos integrantes del grupo lograron salvar sus vidas, en medio de dudas instaladas en el propio seno de las FTC, que buscan saber la verdad en base al relato de los sobrevivientes.
¿Fue milagro o hubo premeditación?
Es la pregunta que se impone luego de que se supiera que los dos militares fallecidos eran expertos en explosivos, no así los restantes integrantes del grupo de intervención que, según los informes, acudía a interceptar un supuesto cargamento de bomba que se trasladaba desde Vallemí hasta una zona determinada donde debía ser entregada al EPP. La reacción del oficial de Inteligencia de la Senad que lideraba el operativo, Juan Jara, no está escrita en ningún manual de procedimiento militar, coincidieron en expresar fuentes consultadas por La Mira.
Colocan en tela de juicio el hecho de que el oficial Jara haya decidido buscar solución por cuenta propia a un problema que, para cualquier soldado, requiere la rápida intervención de grupo en base a los conocimientos adquiridos sobre defensa, en primer lugar, y después realizar los procedimientos de rigor.
El punto crítico que genera dudas se concentra en torno a la visión de los dos sobrevivientes para poner en práctica los mecanismos de defensa propia, mientras los dos expertos en explosivos que se quedaron en la camioneta de la Senad pagaban con sus vidas una reacción tardía o, como se sospecha, habrían sido víctimas de sabotaje por parte de sus compañeros de misión.
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