Tan sólo en Australia, el desastre climático inundó unos 850.000 kilómetros cuadrados, el área equivalente a la de Francia y Alemania juntas. Las autoridades estiman una decena de muertos y 200 mil damnificados en el país.  
Los australianos se encuentran en estado de alarma por las graves inundaciones. En Horsham, por ejemplo, una población de 14.000 habitantes está en peligro inminente: el río Cimera amenaza con salirse de su cauce al alcanzar su nivel más alto de los últimos 100 años.  "Pronosticamos con meses de anticipación que el fenómeno iba a ser más duro, pero lo que no podíamos saber es que, por ejemplo, iba a romper a diario el récord de precipitaciones en Australia", dijo a BBC Mundo el meteorólogo de la Universidad de Reading, en el Reino Unido, Nicholas Klingman.  
En tanto, al norte, en Filipinas, 40 personas murieron por las inundaciones que azotaron la región en las últimas dos semanas y en Sri Lanka, un millón de personas se vieron afectadas por las colosales precipitaciones.  
América Latina tampoco escapó de los estragos de las lluvias. En Río de Janeiro, 640 personas murieron como consecuencia de las tormentas y aludes de lodo, en la que fue la peor catástrofe natural de toda su historia. Cerca de 13.400 personas abandonaron sus hogares ya que muchas de las viviendas fueron arrasadas por con los constantes deslizamientos de barro.  
En Colombia, hay inundadas más de un millón de hectáreas y un saldo de 300 muertos y cerca de 401 familias afectadas.  
Muy cerca de allí, en Panamá, es la primera vez que cierran el Canal en más de dos décadas. Las sistemáticas precipitaciones desbordaron lagos cercanos, los cuáles fluyeron hasta esta ruta de navegación que permite el flujo del 5% del comercio mundial.  
En tanto, México fue testigo también de la furia del clima, con un saldo de 130 muertos. Y en Guatemala, perdieron la vida cerca de 200 personas, producto de los temporales.  
Como resultado de las tormentas, hubo un importante incremento de los precios internacionales de los alimentos, que alcanzaron un récord, según informó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en un comunicado publicado a principios de enero.  
El fenómeno de La Niña hace parte de las oscilaciones climáticas globales. En particular, forma parte del sistema de regulación del calor en el océano Pacífico. Esa diferencia de presión genera los vientos alisios, que soplan de este a oeste sobre la superficie del Pacífico ecuatorial apilando las aguas cálidas en el occidente. Las aguas profundas y más frías emergen entonces en el este para reemplazar a las cálidas. Y en muchos casos -como los mencionados-, provoca lluvias colosales.  
(Fuente: Agencias)  
CLARIN - 17/01/11 - 19:20  
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