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belen_01BELEN, UN IMAN PARA EL TURISMO Y UNA CARCEL PARA SUS HABITANTES
30/12/10 - Hubo récord de turistas este fin de año, pero los palestinos aún viven encerrados .
Entre Navidad y Año Nuevo es casi imposible encontrar un lugar para estacionar en la bulliciosa Plaza de la Natividad de Belén, donde decenas de grupos de turistas bajan de ómnibus que los traen de Jerusalén y los devolverán allí en unas horas. No sorprende entonces conocer la cifra récord de dos millones turistas que llegaron este año a esta ciudad.
Los 31 hoteles de la zona los reciben gustosos. Sin embargo, la alegre foto de Belén en Navidad o Año Nuevo, adornada por guirnaldas y árboles decorados, no debe confundir. Hay una realidad distinta, la que se vive todo el año.
Efectivamente, la Autoridad palestina logró orden y seguridad en Cisjordania y muy especialmente en la ciudad de Belén, garantizando récords de turismo. Los hoteles disfrutan de esta bonanza porque no hay habitaciones disponibles por estos días, llenas de turistas que vienen a visitar el lugar donde se cree que nació Jesús. Sin embargo, los vecinos perciben que viven en algo así como “una cárcel abierta”, como señala a Clarín el vice-alcalde George Saadeh.
Saade levanta los ojos del enorme árbol de Navidad que la municipalidad instaló en frente a la Iglesia de la Natividad y observa los muros que el gobierno israelí ha instalado para cerrar el libre paso de Belén a Jerusalén este, argumentando que era necesario frenar la entrada a los terroristas suicidas que antes pasaban libremente de Cisjordania a Israel.
Pero el muro se construyó sobre tierras palestinas expropiadas sin atender razones, separando muchas veces a la gente de sus familias o de sus tierras, muchas de las cuales quedaron del lado israelí.
Xavier Abu Eid, palestino cristiano con familia en Chile, es un vecino de Belén. Xavier no quiere aguar la fiesta de Navidad, pero tampoco puede callar lo que ve a su alrededor: “Solo el 13 por ciento de las tierras de la gobernación de Belén se encuentra bajo control palestino, cuando el resto está expropiado por razones de seguridad para los 32 controles y barreras que el ejército israelí erigió o para la construcción de no menos de 17 asentamientos ilegales, como Nokdim, donde habita el canciller israelí Avigdor Lieberman”. Estas barreras – dice Xavier– no solo implican una pérdida de tiempo para los lugareños que se ven obligados a recorrer decenas de kilómetros para llegar a un poblado vecino, sino que impiden la libertad de acceso a lugares de culto cristianos y musulmanes, como denunció el “Reporte de Libertad Religiosa”, del Departamento de Estado Norteamericano.
Xavier señala que la mayoría de sus vecinos –cristianos y musulmanes– se ven obligados a solicitar un permiso militar para el ingreso a Jerusalén, donde muchos de ellos trabajaban, lo que explica el 23% de desocupación en Belén.
Julud Daibas, ministra de Turismo palestina, no oculta las dificultades con las que se topa en el camino, pero insiste que pasar la Navidad en Belén es “una fuente de dicha y orgullo”, señalando el florecimiento del turismo en la ciudad. Daibas cree que el turismo podría y debería ser una herramienta importante para promover la paz.
Como el Jefe de Gobierno palestino Salam Fayad, Daibas considera que es primordial construir las instituciones que darán forma al Estado Palestino. “Imagínense el potencial de Belén, si la ciudad fuera abierta, libre y viviéramos en paz con Israel”, dice Julud, hablando de Belén, y pensando en toda Palestina.
http://www.clarin.com/mundo/Belen-iman-turismo-carcel-habitantes_0_400160081.html