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LA ESPERANZA Y LA SED DE JUSTICIA DE PAOLO BORSELLINO
El viernes 1 de abril, en el Auditorium de la Región de Pordenone, ha tenido lugar la presentación del libro “Los últimos días de Paolo Borsellino" escrito por Giorgio Bongiovanni y Lorenzo Baldo.
Casi 300 personas han participado en el encuentro organizado por la asociación "El Sicomoro", moderado por la redactora jefe de Antimafia Duemila, Anna Petrozzi.
Además de los autores del libro ha participado como relator el hermano del juez Paolo Borsellino, Salvatore. Referimos a continuación algunos fragmentos de la conferencia. 
La sala se llena rápidamente, hombres, mujeres, algunos ancianos y muchos jóvenes. Se percibe una vibración por parte del público de gran atención y de mucha sensibilidad hacia los temas tratados. Giorgio logra llegar poco antes de que comience la conferencia a pesar de grandes dificultades y de un profundo cansancio debido a un largo período de continuos viajes entre el Norte y el sur de nuestro país. Salvatore llega un poco antes y también trae consigo una especie de "aceleración" constante debida a las múltiples actividades de las que participa al  frente del empeño civil y que lo obligarán a partir al final del encuentro para poder estar por la mañana temprano en Milán. Una vez en la sala, tanto Salvatore como Giorgio, se quitan de encima cada pensamiento y preocupación y recobran esa energía que anima sus espíritus capaces de superar cualquier límite humano. Domenico Santin, como representante de la asociación "El Sicomoro", presenta el libro y pasa la palabra a Anna Petrozzi que con gran maestría traza los puntos salientes que constituyen el esqueleto del libro relacionándolos con los acontecimientos actuales.
Después de explicar brevemente el sentido de nuestro libro y la importancia de pretender justicia y verdad sobre los atentados del '92 y del '93 paso la palabra a Anna que le pregunta a Salvatore Borsellino el papel de la sociedad civil en esta búsqueda de la verdad. Salvatore observa con atención a las personas presentes y comienza a contar cómo los mismos magistrados, empeñados en las nuevas investigaciones sobre los ideólogos externos de los atentados '92 / '93 y sobre la así llamada "negociación" entre Estado y mafia le hayan transmitido el elevado valor al apoyo de la sociedad civil en esta fase determinante para poder llegar a la verdad. La voz de Salvatore se quiebra varias veces mientras habla del período antecedente y posterior al atentado de Capaci. El hermano de Paolo Borsellino retiene la emoción mientras recuerda aquellos momentos, revive la toma de conciencia de la amenaza de muerte que aleteaba sobre Falcone y aún más sobre su hermano después del atentado de Capaci. Todos sabìan que el próximo que moriría sería Paolo Borsellino y el primero fue él. El acto de amor más grande de este hombre está encerrado justo en la plena conciencia de su inminente fin de cara a lo cual no hay ninguna rendición, sino sólo un último gesto incondicional de amor hacia el prójimo que se traduce en una carrera contra el tiempo para rendir justicia a su amigo y hermano Giovanni Falcone, y para las generaciones futuras. Salvatore logra transmitirlo con toda el alma, la gente aplaude profundamente emocionada. Pero el grito de Salvatore encierra también mucha rabia por los misterios que giran alrededor del atentado de la calle Via D’Amelio, uno de ellos respecto a la desaparición de la agenda roja de su hermano dentro de la que estaban escritas sus consideraciones más importantes sobre el atentado de Capaci y sobre esa "negociación" entre elementos del Estado y la mafia de la que verosímilmente Borsellino había sido informado por hombres de las instituciones de ese periodo y contra la cual él seguramente se opuso con todas sus fuerzas decretando así su muerte. Salvatore siente en el aire un clima parecido a aquel del 1992 y teme fuertemente la posibilidad de nuevos atentados contra los magistrados. En la sala no vuela una mosca, muchos de los presentes sienten el mismo temor.
Anna le pide a Giorgio que delinee un cuadro de la actual situación que gira alrededor de las nuevas revelaciones del conocimiento de una "negociación" entre mafia y Estado por parte de hombres de las instituciones que sólo ahora están emergiendo gracias a las declaraciones de testigos y colaboradores de justicia y gracias también a documentos innegables de esa época tenidos bien escondidos hasta este momento. Giorgio empieza explicando cómo la cuestión central gira alrededor del poder económico de Cosa Nostra, a la facturación de centenares de miles de millones de euro que anualmente facturan las mafias. Y es precisamente esta economía mafiosa la que mantiene vivo el "chantaje" de la criminalidad organizada respecto al Estado. Ya después de la "negociación" que se volvió "acuerdo" nos vemos frente a un "chantaje" que se prolonga en los años y que, si no se corta, se corre el riesgo de condenar a las nuevas generaciones a heredar un país en mano de un poder totalmente criminal. Seguidamente Giorgio explica el porque de la aceleración del atentado de Via D’Amelio en un cuadro mucho más amplio dónde Cosa Nostra es sólo el brazo armado de un Estado que necesita que Paolo Borsellino sea eliminado para evitar que ciertos "equilibrios" puedan interrumpirse. Con una pasión que aumenta dentro Giorgio ilustra al detalle las nuevas investigaciones sobre el atentado de Via D’Amelio por el cual están bajo investigación hombres de las instituciones que despistaron en su momento las primeras investigaciones sobre el atentado. He aquí que toman forma los "infieles" servidores del Estado, hombres de las fuerzas del orden y de los servicios secretos que se han vendido a un poder que ha pedido el asesinato de Paolo Borsellino. Giorgio habla del hombre de los servicios secretos que está presente en el garage mientras se está llenando de explosivo el coche Fiat 126 que será utilizado en el atentado y exhorta a la gente a que baje a la plaza para protestar contra esta "injerencia" institucional en los atentados.
El llamado de Giorgio tiende a focalizar la política connivente con Cosa Nostra, el ejemplo del ex senador del Udc, Salvatore Cuffaro, definitivamente condenado a 7 años por complicidad y encubrimiento por favorecer a Cosa Nostra, es sólo el ejemplo más evidente.
Mientras Giorgio interviene llega la noticia de la fusión del plutonio en la central de Fukushima, una sensación de impotencia frente a esta desmesurada catástrofe se apodera de todos los presentes. Desde el público preguntan sobre los enlaces entre mafia y el business de las centrales nucleares, Giorgio responde citando el ejemplo de las minas de Pasquasia, en la provincia de Enna, dónde, según las recientes investigaciones de la magistratura siciliana (que ven indagado al presidente de la región Sicilia Raffaele Lombardo), han sido descargados ingentes cantidades de residuos radiactivos capaces de contaminar vastas zonas, con un tácito acuerdo entre elementos de las instituciones locales y Cosa Nostra. Contestando a las preguntas del público se aborda enseguida el punto de las colusiones entre la mafia y el Vaticano. También en este caso hay una extrema atención y respeto por parte del público hacia los relatores. Salvatore menciona el relato de las maletas que contenían 10 mil millones de viejas liras transportadas por el ex hombre de honor de Castelvetrano, Vincenzo Calcara, para ser entregadas al entonces potente exponente del Vaticano Paul Marcinkus. Giorgio profundiza el punto explicando como nunca se puso en discusión en tela de juicio la fiabilidad del colaborador Calcara sobre ese punto específico. Seguidamente se lee un pasaje del libro dónde, a la pregunta de Giorgio sobre mafia y Vaticano, el arrepentido Salvatore Cancemi contestó aterrorizado de no querer hablar porque temía por su vida y por la de Giorgio. Salvatore no titubea mínimamente, su rabia es igual a su sed de justicia. El hermano del juez aborda el punto crucial de la información bloqueada en nuestro País y de como ciertas noticias son ocultadas, dando intencionalmente otras, para distraer la atención de las más importantes. "Cuántas personas - pregunta a voz alta Salvatore - saben que nuestro Premier ha sido indagado dos veces como posible ideólogo en los atentados del '92 y el '93?!... ". Es mucha la amargura de Salvatore, pero igualmente la esperanza le anima a seguir luchando.
El llamado final de Giorgio toca uno de los nervios sensibles del actual momento histórico: la tentativa real de disgregación llevada a la práctica por fuerzas políticas como la Lega Nord. "Nosotros tenemos que defender esta Unidad de Italia - afirma con fuerza al director de Antimafia Duemila - nosotros tenemos que defender nuestra Constitución porque es éste nuestro Estado!".
El aplauso fragoroso del público es la respuesta viva y coral de hombres y mujeres que se reconocen completamente en este llamado. Visiblemente emocionado toma la palabra un padre, que tiene al lado sus dos hijos. "Desde hace unos años – afirma este simple ciudadano - vista la actual situación, estoy diciéndoles a mis hijos os 'iros de Italia... ', después hoy vengo aquí... os miro, os escucho y entonces les digo a mis hijos que se queden y resistir, resistir y resistir!!". Una fuerte emoción nos envuelve, igual que a todo el auditorium. En nuestro interior sentimos una sensación de gran responsabilidad por lo que, con mucha humildad, pero con igual determinación, estamos llevando adelante; pero sentimos también mucha esperanza al ver la ganas de rescate que un ser humano puede sentir frente al horror sin fin al que estamos asistiendo. Un motivo más para no retroceder ni un paso, ninguno de nosotros, para volver viva la esperanza de Paolo Borsellino de una tierra que pueda resurgir y que pueda volver a ser estupenda. 
Lorenzo Baldo. 
San Giovanni de Polcenigo (Pordenone)
2 de abril de 2011