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Pablo exterioriza su alegría durante una práctica de periodismo en conflicto, en Argentina. La detención de su posible asesino abre una luz de esperanza en el intrincado camino de justicia que claman sus dolidos colegas y familiares.
Una luz en el camino.
Así describieron colegas de Pablo Medina la captura de Vilmar Acosta en Brasil y la posibilidad abierta de que se haga justicia en la causa, contaminada desde el momento que se expresaron las primeras sospechas de participación de capos del narcotráfico en el asesinato del hombre de prensa.
Todo apunta a que Paraguay presentará el protocolo de extradición, en medio de tempraneras muestras de suspicacia con relación a la posibilidad de que, como en casos anteriores, fuera rechazada por “defectos de forma”.
A partir de la dictadura stronista se registraron, en sucesivos gobiernos “democráticos”, 16 asesinatos de periodistas, ninguno de los cuales ha sido aclarado con culpables encarcelados, lo cual evidencia en toda su dimensión el nivel de ineficiencia –con fuertes dosis de corrupción- de la justicia paraguaya.
Versiones extendidas señalan este jueves la probabilidad de que el posible asesino de Pablo logre burlar la solicitud de extradición mediante chicanas jurídicas o alguna maniobra ilícita, como el chantaje, propio de la mafia.
En caso de que el ex intendente de Ypehû sea enviado a Paraguay, deberá afrontar juicio por supuesta participación en el asesinato de Pablo Medina, en el grado de autor moral, según la carpeta fiscal basada en investigaciones y declaraciones de testigos.
El corresponsal de prensa del diario ABC Color de Asunción fue acribillado a tiros por hombres desconocidos luego de ser emboscado en la camioneta en que viajaba junto con su asistente personal, Antonia Almada, quien también falleció en el acto, no así una tercera persona, de sexo femenino, señalada como hermana de Antonia.
El hecho ocurrió el 20 de octubre de 2014 en un camino vecinal de las afueras de Villa Ygatimí, departamento de Canindeyú, donde Medina acudió a realizar una cobertura de prensa sobre el posible hallazgo de una plantación de marihuana vinculada al entonces poderoso intendente municipal de la localidad de Ypehû, en la frontera con Brasil.
Desde un primer momento después del crimen, las sospechas cayeron sobre “Neneco”, especialmente luego de que trascendieran varias amenazas contra la vida de Medina por haber evidenciado en el diario las actividades ilícitas del “servidor público”.
Tras ser abordado entonces por la prensa, Acosta negó las acusaciones y en su descargo señaló que él es un hombre enteramente dedicado a su trabajo y a su comunidad, tirando por el suelo las sospechas declaradas sobre su persona.
Agentes de Senad descubrieron a los pocos días centenares de kilos de marihuana en la propia sede municipal, y otras evidencias que comprometen a “Neneco” en el negocio del narcotráfico.
http://www.lamira.com.py/destacados/esperanza-de-justicia-por-el-crimen-de-pablo/