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Por Miguel H. López – En TW: @miguelhache

Jueves 7 de mayo de 2015, 01:00

Preguntaba una amiga qué es lo que ocurrió para que de repente se produzcan situaciones tan jodidas como el asesinato del ex diputado colorado Magdaleno Silva y otras tres personas, el acribillamiento del periodista Pablo Medina y su asistente, etcétera, en un marco de extendidas sospechas y denuncias de vinculaciones con el narcopoder. No se me ocurrió otra que decirle: es como el vaso que cargás; cuando se llena, se desborda.
Hace mucho que el país vive con una gruesa y densa capa de narcopolítica y narcoterrorismo a unos centímetros debajo de sus pies. Lo que pasaba-pasa es que la mayoría de la sociedad hacemos como el peor ciego, no queremos ver. Y los que están en la política y sus anexos instalan ficticias crisis o generan verdaderos problemas nacionales para distraer la atención de su cada vez más esencial base putrefacta en la que se sostiene.
Lo dicen los parlamentarios en el Congreso. Entre ellos se acusan y se señalan como representantes de tal o cual cartel del narcotráfico en los curules legislativos. En la política más folclórica, en los diversos feudos en el interior se atacan y acribillan con palabras y balas, de tanto en tanto. Dentro de los partidos tradicionales se cornean como toros desnaturalizados y en el campo, sencillamente eliminan a quienes están en contra de sus intereses.
No hay mucho de qué sorprenderse. Sí hay exceso con qué indignarse.
Stroessner fue quien cimentó el narcotráfico en Paraguay y lo colocó en la senda del poder y la política de Estado. Y entonces "la criatura" creció alimentada por innumerables caudillos y un poder opresivo que le permitía todo. Durante la transición siguió aumentando, al amparo de los viejos círculos y de los nuevos que iban surgiendo; y entonces fue el primero en distribuirse democráticamente en todos los ámbitos creando familia. Y del amparo militar pasó también bajo cobijo de los civiles. Así, todo se ponía más a tono con los nuevos tiempos.
Pero como toda familia, cuando se agranda, se generan divisiones. Así surgieron diversos frentes, mientras iba copando los poderes constituidos y los parapoderes –en los que de por sí se hallaba subsumido–, los bloques de poder no políticos dando vida a la narcoeconomía, la narcoganadería, el narcosojismo, etcétera.
Esta realidad, que se "ocultaba" detrás de la delgada cortina creada con las rencillas políticas, los inflados guarismos de la macroeconomía y los miserables índices de la microeconomía, revestida con una creciente inseguridad, saltó a la luz porque la muerte del periodista Medina rompió el dique que le contenía.
Ya estaba tan metido en todas partes –al amparo además de la impunidad y la corrupción públicas– que literalmente no cabía en sí y empezó a salpicar por todos lados y a generar eventuales derrames que presagian, así como estamos, fuertes correntadas y cataclismos...

http://www.ultimahora.com/la-mafia-nuestra-cada-dia-n894308.html