En ese entonces se encontraba en la base militar de Anchorage, en Alaska y fue destinado a un proyecto de clasificación para recoger datos sobre avistamientos OVNI en el Círculo Polar Artico. Se ocupó además del informe de los pilotos involucrados en avistamientos OVNI recogiendo testimonios, filmados, fotografías y trazados de radar por cuenta de la Fuerza Aérea. Toda la información recogida sobre el tema durante su carrera militar le convenció de la enorme importancia que tenía el fenómeno para toda la humanidad y así, cuando se jubiló en 1963, siguió ocupándose del fenómeno. Una verdadera pasión que le llevaría a viajar por todo el mundo, incansablemente, hasta su fallecimiento.
Uno de los más importantes casos que investigó fue el del contactista suizo Eduard “Billy” Meier, en los años ’70. Fue precisamente Stevens el que dio a conocer a nivel internacional el caso estimulando a la investigación a profesionales especializados en varios sectores, entre ellos el entonces jovencísimo, todavía no tenía 30 años, Jim Dilettoso. En los años ’90 se encontró con el estigmatizado italiano Giorgio Bongiovanni, con quien instauró una cordialísima amistad, compartiendo ambos la certeza de que el contacto por parte de civilizaciones extraterrestres era absolutamente pacífico y fuente de progreso ético – espiritual para todo el género humano.
Hasta pronto Wendelle y gracias por tu inestimable trabajo, que las potencias celestes puedan confortarte por todo lo que nos has donado a todos nosotros.
9 de septiembre 2010
La Redacción