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Con éstas líneas deseo agradecer a mis y nuestros especiales hermanos amados del Arca de Pordenone, una de las columnas portantes de nuestra obra, por haber trabajado en la realización del libro “Justicia Paz Amor”, que recoge la primera parte de las crónicas redactadas sobre la misión de Giorgio Bongiovanni a partir del año 2007, resúmenes de conferencias y encuentros espirituales, relatos de la vida cotidiana de un hombre al servicio del Cielo. Cuando el Verbo se hace palabra las preciosas enseñanzas del Maestro de los Maestros Jesús Cristo, llegan a nosotros por boca de un mensajero Suyo, Su precursor, portador de los signos sagrados de la crucifixión.
Gotas de espiritualidad, perlas de sabiduría reagrupadas en un tratado de filosofía cósmica que tendría que estar incluido como libro de estudio para nuestros jóvenes en todas las escuelas de nuestra sociedad. Preciosas enseñanzas que seguramente atesorarán las futuras generaciones.
Un trabajo que ha sido posible gracias a la preciosa y amorosa ayuda de algunas personas en particular, que con su amor y su disponibilidad han permitido que pudiese dedicarme a la realización de este precioso testimonio, aliviándome dentro de lo posible de algunas de mis obligaciones cotidianas, e iluminándome cada día con su ejemplo.
Por lo tanto deseo agradecer a mis hermanas y guías insustituibles Lorella y Mara, mi preciosa madre, mi querida Sole, mi dulce Miriam y toda nuestra amada numerosa familia. También agradezco a mi querida hermana María José, por la sintonía espiritual y el cuidado en la traducción en lengua española, junto a mi compañera de batallas Erika Pais, a mi querido hermano Gonzalo responsable de la página web de Giorgio y a mi querida hermana Anubis, agradezco también a mi dulce y querida hermana Vanesa, que con gran talento se ha acercado recientemente a las actividades de la misma María José y a mi querida hermana Elisabetta, por la relectura de las mismas. Agradezco también a todas mis amadas hermanas y a mis amados hermanos del Arca 3, mis preciosos amigos y compañeros de viaje, por el ejemplo cotidiano de donación y servicio a esta maravillosa obra celeste, entre los cuales mis amadísimos hermanos de sangre Silvia y Matteo y Pier, mi preciosa guía espiritual, al cual le debo tanto verdaderamente. Agradezco además a todos mis queridísimos hermanos y hermanas de las otras arcas italianas, españolas, americanas y de todas aquellas presentes en el mundo. Os doy gracias, queridos hermanos míos, por la belleza interior que cada uno de vosotros expresa cada día a la vida y por acompañar, como ángeles de la Luz, la misión de este Mensajero de Dios. Deseo dar gracias también a mis padrinos espirituales, Juan Alberto Rambaldo y Raúl Bagatello, por su ejemplo de dedicación a la misión… y te agradezco a ti, nuestro amado Giorgio… en ti, en el ejemplar ejemplo de tu vida, hemos seguido el camino del Hijo del Hombre… en ti alberga ese Espíritu de Verdad, que el Maestro Jesús Cristo nos prometió hace dos mil años. Ese Espíritu de Verdad que vuelve libre al Hombre, pero libre de verdad.
Eternamente agradecida hacia ti.
Dedico la edición de este libro y de los próximos a venir, al rayo de Luz que ilumina mi espíritu y mi camino: mi hija, Sonia Tabita.
Lo dedico a ella, ángel de Dios sobre la tierra y a sus amados hermanos en Cristo y a todos los jóvenes de buena voluntad, que serán los herederos de la Nueva Era. El Paraíso prometido. El Reino de Dios en la Tierra.

Una pequeña gota de este maravilloso Océano Cósmico.
Con profunda devoción
Vuestra en Cristo
Sonia Alea

Sant’Elpidio a Mare, 13 de octubre de 2009