Esta página web utiliza cookies de carácter técnico propios y de terceros, para mejorar la navegación de los usuarios y para recoger información sobre el uso de la misma. Para conocer los detalles o para desactivar las cookies, puedes consultar nuestra cookie policy. Cerrando este banner, deslizando esta página o haciendo clic sobre cualquier link de la página, estarás aceptando el uso de las cookies.

valediblasi

NUNCA ESTAMOS SOLOS

Hoy sábado 12 de septiembre 2009, a las 14:00 me he acostado en mi cama, he tomado el evangelio que tengo debajo de la almohada y he empezado a leer desde el punto donde lo había dejado la última vez.
Lo poso en su lugar, pero no tenía ganas de dormir así que lo vuelvo a abrir y me detengo a leer la parte en la que Jesús camina sobre las aguas.
A ese punto reflexiono sobre la frase que Jesús dice a Pedro: “Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?”

Cada día, en cada momento e instante de nuestra vida, el Señor Jesús nos da la prueba de Su existencia, de Su Amor hacia nosotros, pero a pesar de ello nosotros seguimos pidiéndoLe signos y pruebas. No es El el que nos tiene que dar pruebas, aunque nos de el ejemplo también en este caso y me viene a la cabeza otra frase del evangelio de Mateo que dice: “Un discípulo no es más que el Maestro, ni el siervo es más que el patrón, es suficiente para el discípulo ser como su maestro y para el siervo ser como su patrón”.
El Señor no nos pide nada más, conoce muy bien hasta donde podemos llegar cada uno de nosotros (y sabe que podemos alcanzarlo) y es allí precisamente donde quiere conducirnos porque es de allí que hemos venido.

No se si haré nunca bastante por El, ni si seré capaz jamás de demostrarle mi gratitud, mi Amor por Jesús así como El lo hace conmigo.
Su presencia en mi corazón aumenta cada día que pasa y esto me llena el corazón de alegría.
No hay palabras para describir como te sientes cuando eres consciente de esto. Su presencia hace que te sientas en perfecta armonía con todo lo que te rodea, sientes esta presencia no solo en tu corazón, sino que además te parece que puedes casi tocarLo y te das cuenta de que no son solo palabras sino realidad... nunca estamos solos.
El eres tú, tú eres El, pero El es también cada uno de mis hermanos y de mis hermanas, por lo que somos todos, una Única cosa con El y también entre nosotros.

Gracias

Valeria
Catania, 12 de septiembre 2009