Cuando la desolación golpeaba las puertas y se llenaban de sombras nuestras ventanas, mientras una tormenta tapaba el sol de nuestro mediodía y nos creíamos que había llegado la noche…
Cuando decíamos, ha llegado el tiempo, ese tiempo tan anunciado. Cuando gritábamos con rabia, Cristo, por favor vuelve pronto… vuelve antes de que nos perdamos. Retorna esta misma noche….
“He venido a Chile a salvar almas que están siendo llevadas por el camino de la perdición”…esto fue lo primero que dijo la Santísima Virgen en la primera aparición donde entregó mensajes en Villa Alemana-Chile. Cabe entonces preguntarse ...¿quién las lleva a la perdición?... una posibilidad es su mal obrar, su ignorancia, en fin; pero es dable pensar que Chile siendo en ese entonces un país en su mayoría Católico, sean los sacerdotes y los consagrados, los que están llevando a las almas a la perdición. El cristiano católico en Chile al menos, no sigue a Cristo, a quien desconoce por completo, sino que por tradición y temor sigue a los sacerdotes, ellos parecen ser sus Dioses, por eso que aventuro esa reflexión.
Otra oportunidad que el cielo me da para hablar a mis hermanos, esta vez en San Lorenzo (Salta) donde se realizó una hermosa charla, pidiéndole siempre al Padre su guía y su palabra para decir lo que ellos fueron a escuchar y transmitir lo que estén necesitando, porque cada uno de ellos no por casualidad está allí sentado.
Nuestros propios miedos son los que nos atormentan y no nos dejan crecer, miedo a estar solos, miedo a quedarnos solos, miedo a equivocarnos, miedos que nos alejan de Dios, porque por miedo muchas veces no hacemos lo que tenemos que hacer, humanamente somos imperfectos, limitados y el miedo es una de las grandes barreras que debemos superar para cumplir con la voluntad de Dios.