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mariela100Por Mariela Villegas
El día anterior fue un día muy especial por la comunicación con Giorgio. Para mi ser, fue muy importante ese Viernes Santo porque sus palabras transforman la cáscara dura, fea y putrefacta que la humanidad ha impregnado en mí. Conmovida por lo escuchado, una y otra vez, resuenan en mi esas palabras de pascuas… el sufrimiento de Cristo, el calvario, las 14 estaciones, el sufrimiento de la Santa Madre, de María Magdalena, de los apóstoles, de Juan y Pedro, imágenes y sentimientos, el imperativo de nuestro Padre Adonay, la resurrección. Esa noche no fue una noche cualquiera, sino que estuvo llena de reflexión respecto a pensamientos y de modos de ser que ya no deberían estar en mí, que no tienen sentido. Sumergida en esa hermosa vorágine, esa noche me dejé llevar por el recogimiento interior para recordar aun bien esas palabras.

Todo esto hizo que el Sábado Santo sea diferente.

mariela1mariela2Arranco bien tempranito, tras la ventana veo al Padre desplegando su amor, su esplendor, su calor, su magnificencia, su omnipotencia, lo veo, lo miro y me siento miserable, y con vergüenza, se me caen unas lágrimas, lo vuelvo a mirar, y le digo “soy indigna hasta de mirarte, permíteme transformarme para serlo menos” y en silencio comienzo a preparar todo para llevarlo al comedor. Y en un instante siento una alegría especial que hace que vea al día de una manera diferente.

Ya estoy lista, me dirijo a la sociedad de fomento y en el camino me encuentro con el muchacho que nos abre la puerta, luego llegan Ezequiel y Juan, mis dos hermanos con quien desarrollo esta actividad del comedor, en un barrio muy humilde de la ciudad de Campana. mariela3mariela4Entramos y vamos hacia la cocina, está inundada, enseguida nos miramos y al unísono nos dijimos “lo hacemos igual”, aunque nos mojemos y estemos en el agua. Comenzamos a preparar todo porque pronto llegarían nuestros invitados. Teníamos todo listo pero por alguna razón no llegaban, nos preguntamos si vendrían hoy o no, habrá pasado algo… “bueno esperemos” dijimos.

Para sorpresa nuestra los niños comenzaron a llegar en grupitos y fue un regalo del Cielo al ver llegar a más de lo acostumbrado. “Alcanzará  la comida?” me pregunto en silencio… si!, la comida alcanzó y sobró increíblemente!

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mariela6mariela7Observo a los niños mientras comemos y compartimos juntos, ellos con su alegría alquimizan todo, transforman todo con su amor, y cuando estoy con ellos, llevando a cabo esta acción, junto a Juan y Ezequiel, me enseñan a dar mas, a servir, a ser mas humilde, y me permiten sentir la alegría de existir!.

En cada niño o adolescente, que sufre por el desprecio del mundo, abandonados a su suerte, y que pasan desapercibidos por esta sociedad corrupta, malvada y perversa, veo a Jesucristo. Son ellos, más grandes que todos, los niños del Sol, los pequeños parvulitos amados por el Padre, son quienes verán el glorioso retorno de Nuestro Señor Jesucristo y construirán la nueva civilización junto a Él.

Somos honrados, Padre Amado, en servir a tus parvulitos, en ser transformados en la acción, a través de la práctica del evangelio, que nos permite abrir nuestra conciencia hacia una nueva forma de vivir y sobretodo de amar.

Por eso vale la pena vivir si podemos transformar lo horroroso en algo bello a través de la alquimia de la alegría de nuestro espíritu, como lo hace con nosotros Tu inmenso Amor, querido Giorgio, que nos viene convirtiendo, abriéndonos paso.

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Con Amor Mariela

Arca de Campana, Argentina

17 de Abril 2017