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saro100Por Saro Pavone

Ya habían pasado algunas semanas después de Marzo de 1978 y de los sangrientos acontecimientos ocurridos en calle Fani que habían provocado un enorme trauma emotivo a toda la Nación y se intentaba desesperadamente y sin pausa, o por lo menos así parecía... al Presidente Aldo Moro que había sido raptado por las famosas “Brigadas Rojas”.

Éramos un grupo de jóvenes de veinte años que en ese período íbamos seguido a visitar a Eugenio Siragusa, un personaje cuya personalidad espiritual estábamos “enamorados perdidamente”, así como, ya a esa edad, responsablemente conscientes del Mensaje que por su intermedio nos llegaba en forma fluida y se insertaba en el significado escatológico de la manifestación ufológica en el surco del movimiento universal de ideas, pensamientos y “contactos”, definido como Fraternidad Cósmica.  


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Decenas de personas a menudo nos encontrábamos amontonados para participar de reuniones privadas que casi siempre se realizaban en la sede del Centro que también era la casa del mismo Eugenio. Sus discursos y explicaciones, encontraban espacio en el religioso silencio de los presentes, tocaban todos los puntos y aspectos de la “nueva” revelación de la que él se sentía intérprete y que muy a menudo tocaban temas de la realidad actual. ¡Una de esas revelaciones, por aquellos días, se llamaba Aldo Moro!

“¡MORO HA SIDO SECUESTRADO POR LA CIA Y LO TIENEN PRISIONERO EN UN SUMERGIBLE NORTEAMERICANO EN LA COSTA DE OSTIA!”

¡Palabras que retumbaban, implacables, entre el estupor y el desconcierto de todos nosotros! Y repetidas varias veces en esos meses, incluso después con descubrimiento de su cuerpo, quienes las escuchaban tenían los oídos bien atentos, aunque no todos “creían”... algo que sumado a sus declaraciones, le causaría no pocos problemas con el paso del tiempo. Nos dijo que se lo habían dicho los Seres Extraterrestres con los que estaba en constante comunicación. Y nos explicó muy claramente cuál era el contexto en el que había madurado ese hecho: ¡el mantenimiento de la llamada “lógica de Yalta”! A partir de ahí se desencadenó en contra de Moro una acción político-militar, a través de la cual los Norteamericanos pretendían salvaguardar la esfera de influencia occidental en nuestra Nación, en un mundo en el que en ese momento se estaba configurando rígidamente en dos bloques. Como el elocuente cuadro de “Eschatus” utilizado como presentación del presente artículo que ilustra sabiamente el “muro bastión”.

Nos deberíamos detener en este punto y tendríamos que recordar que uno de los puntos fundamentales perseguidos por el Presidente de la Democracia Cristiana en esos momentos políticos, después de las probadas experimentaciones de “Centro Sinistra” (Centro Izquierda), era el de dar dignidad de Gobierno, junto a su partido, además de, al en ese entonces glorioso y poderoso Partido Comunista, en fin, lo que, para quienes lo recuerden, era calificado como el famoso y anunciado “Compromiso Histórico”. En la visión del estatista Moro esta era una idea que nacía de las exigencias de una nueva y redescubierta unidad nacional que alejara la enorme cantidad de conflictos que agitaban a la sociedad italiana y de la de querer darle una estabilidad en el tiempo a los gobiernos nacidos de las legislaturas, algo que era (y es) puntualmente desatendido con las constantes caídas y reformas de nuevos ejecutivos. Por lo tanto era un proyecto noble que apuntaba exclusivamente al bien del país.

Pero que seguramente no lo era para el poderoso aliado del otro lado del Océano que ya hacía años “se quejaba” y era contrario a la política de Moro hasta llegar a formas de amenazas intimidatorias concretas, no tan veladas, las más famosa fue a llamada telefónica que recibió Eleonora Moro de parte, o por encargo, se presume directamente de esa especie de “deus ex machina” (Dios desde la máquina), y eminencia gris de la política exterior norteamericana que era la controvertida figura de Henry Kissinger. Al punto tal que en la mañana del 16 de Marzo, a  apenas tres días de que Giulio Andreotti asumiera su mandato presidencial por cuarta vez, con Cossiga como Ministro del Interior, mientras Aldo Moro se preparaba para asistir a la sesión Parlamentaria de ambas cámaras para participar en el debate sobre la ratificación del nuevo gobierno constituido con el apoyo y el ingreso del PCI en la mayoría programática y parlamentaria, fue secuestrado con una desprolija y sangrienta acción de las despiadadas y “providenciales” Brigadas Rojas. La tristeza nacional era enorme, había una gran emoción a la que me gusta calificar con el término “psico-drama” como fue utilizado por un determinado periodismo póstumo de investigación sobre la gran cantidad de atentados, nunca resueltos, de la República. Y en total sintonía con la lógica de una metodología de condicionamiento que Eugenio solía explicarnos sintetizandola a través de la fórmula: “¿Quieres atacar a la Izquierda? ¡Bien, ataca a la Derecha y di que ha sido la Izquierda! Y viceversa”. Por lo tanto dejaba al descubierto esta especie de perversa estrategia del engaño que apuntaba a crear una “sensación” en la llamada opinión pública en cuyo seno, siempre según Eugenio, las llamadas Brigadas Rojas eran el instrumento y elemento funcional al target mediático que había que alcanzar.

Increiblemente hoy en día, después de cuatro décadas y de casi cinco juicios celebrados, la investigación periodística más minuciosa se pregunta cuál fue el rol efectivo de los “terroristas” en el caso Moro ya que hay varias cosas que no se condicen con la versión oficial, además de un montón de rarezas, de contradicciones y de hechos que no cuadran en todo este caso.

Pero lejos de querer desenterrar la historia y el procedimiento procesal, a esta altura lo que queremos no es más que llamar la atención sobre algo que se remonta al inciso perentorio antes mencionado. Se trata de elementos importantes descubiertos y analizados después de que el cuerpo de Aldo Moro fuera descubierto en Calle Caetani, elementos que fueron presentados en la etapa del debate, pero que evidentemente no despertaron gran interés: en la lona que envolvía el cuerpo habían granos de arena marina del litoral de Ostia, en el dobladillo de los pantalones, en la suela de los zapatos y en  los guardabarros del R4, así como también en el sobre todo y en el blazer; también había salitre en los casquillos de las balas que se encontraron en el coche, durante la autopsia, cuyo resultado fue dado a conocer inexplicablemente 16 meses más tarde, se encontraron rastros de arena en una media así como también salitre en el cuello de la camisa y en los proyectiles utilizados para asesinarlo; y algo aún más intrigante fue el relevamiento de brea en las suelas, del tipo utilizada para el interior de los flotantes de los botes que por lo general se utiliza para evitar la presencia de salitre pero no solo para eso. Además hay que agregar, durante el primer juicio, las respuestas de los brigadistas en relación a la explicacion de estas evidencias fueron muy poco precisas, varias veces se quedaban mudos y en algunos casos se reían, como cuando sostenían que habían ido para despistar a la playa para buscar una botella de agua marina y... ¡200 gr. De arena!...

A decir verdad todo esto no pretende ser una prueba, ni puede serlo, que avale la tesis que sostenía Eugenio Siragusa sobre el secuestro de Moro, según él había sido llevado a un submarino norteamericano, pero permitidnos considerarlo como un indicio útil para poder continuar con nuestro planteo histórico-político y... ¡profético!

¿Profético? Si ¡me explico!

Ya en aquellos años eramos adolescentes, Giorgio, Tino, Filippo, Aldo, Salvatore, Enzo, por citar a algunos de los más íntimos, y yo, todos eramos apasionados de los mensajes profético-bíblicos y de los que llegaron después de Cristo, entre ellos no podían faltar obviamente los de “mi querido amigo” Michel De Notredame, más conocido como Nostradamus. Sinceramente desde chico siempre me he sentido atraído por sus cuartetas proféticas al punto tal que había conseguido un libro de sus centurias y por momentos... lo consultaba ansiosamente intentando incansablemente identificar e interpretar algo que estuviera relacionado con lo que sabía, los hechos históricos, un futuro inimaginable y quizás la actualidad contingente. Mientras leía y releía me iba anotando las cuartetas que me parecían interesantes ya que pensaba haber descubierto en ellas ese “quid” que estaba al alcance de mis potencialidades exegéticas. Uno de ellos correspondía, según mi forma de ver y que por lo tanto puede ser sometida a críticas, al llamado “Caso Moro” y ahora, como corolario de lo escrito anteriormente deseo compartirla con vosotros intentando además una traducción y una interpretación... creíbles.

Centuria II, cuarteta 93:

“Muy cerca del Tiber junto a la Libatina.
Un poco antes de la gran inundación:
El jefe de la nave preso, puesto en la sentina,
Castillo, palacio en conflagración”

- Muy cerca del Tiber junto a la Libatina: El primer verso de la cuarteta nos describe el lugar del secuestro, Calle Mario Fani esquina con Stresa, un lugar relativamente cercano, serán máximo unos veinte minutos a pie, al río Tíber, claramente recibiré la objeción de que el mismo atraviesa toda Roma pero aquí la referencia quiere representar principalmente que el hecho ocurrió en el interior de la Urbe. Libatinia era la diosa romana que en general presidía todo lo relacionado con "funéreo", incluso algunos la definían como la diosa de la Muerte. Y corresponde perfectamente ya que fueron brutalmente asesinados cinco hombres de su escolta.

- Un poco antes de la gran inundación: En cambio aquí tenemos una evidente referencia espacio-temporal y la descubrí en un luctuoso acontecimiento, una tragedia nacional que ocurrió semanas después de los hechos de Calle Fani. La noche del siete al ocho de Agosto del mismo año se desencadenó una terrible tormenta en toda la zona de la Val D’Ossola, inundando los municipios de Domodossola, Val Vigezzo y otros, la misma causó la muerte de 19 personas, varios desaparecidos y enormes daños en cuanto al ambiente y a la economía de toda esa área.

- El jefe de la nave preso, puesto en la sentina: Esta es una rima que resalta la extraordinaria capacidad del profeta para ilustrar con un único término varios significados de tipo complementario. “Jefe del barco” tenía un doble significado ya que era el personaje político central del Estado de ese entonces y el Presidente de la Democracia Cristiana, o bien del barco central del... Transatlántico. Cabe destacar además que el vocablo francés “nef” ilustra doblemente como “barco” y como el término arquitectónico “nave”. “Preso” evidentemente significa “prisionero” en el ámbito de los idiomas neo-latinos corresponde perfectamente. La “sentina” por sí misma es el lugar más bajo e ínfimo del barco, la parte que se encuentra más abajo en el casco de una embarcación, donde se recogen los diferentes drenajes y donde suelen haber filtraciones de agua. Queda claro que en la época de Nostradamus no existan los submarinos... ¡pero si hubiera querido transmitir algo similar la mejor imagen del interior del casco de un sumergible no habría encontrado nada mejor que la “sentina”!

- Castillo, palacio en conflagración: Esta última frase parecería no necesitar demasiados esfuerzos de interpretación. El Castillo y el Palacio son los centros de poder del Estado, del Gobierno, de la Presidencia de la República, del Parlamento, gravemente desestabilizados y en un clima tremendo de “venenos internos” determinados además por una administración opaca y por momentos errónea del caso Moro. Las verdaderas consecuencias destructivas para la Nación fueron el stop definitivo de la perspectiva de una sana cohesión democrática y política de la en ese entonces joven República Italiana.

Hoy en día, lejos en el tiempo y en perjuicio de las “verdades” judiciales, a excepción hecha de los indiferentes, todos sabemos que lo que eliminó a Aldo Moro fueron los intereses estratégicos de los norteamericanos pero, más que los elementos probatorios, lo que falta completamente es, además, el gran valor del Estado para admitirlo. Al respecto nos permitimos reconocerle el mérito a Eugenio Siragusa que como mínimo fue quien inmediatamente tuvo claros cuál era el móvil y quiénes eran los ideólogos del tremendo sacrificio por una cínica razón de Estado. De todos modos todos concuerdan con que ciertos personajes tétricos de nuestro pasado político e institucional como Giulio Andreotti y Francesco Cossiga, quienes ya han pasado a mejor vida, se llevaron consigo horribles e inconfesables secretos. Y sin querer representar al respecto la serie de hipótesis planteadas, o las plausibles dietrologías, recordaremos simplemente al “súper asesor” Steve Pieczenik, funcionario de la sección antiterrorismo del Departamento de Estado saro2Norteamericano, quien fuera invitado a Italia en correspondencia con el secuestro para realizar una estrecha, misteriosa y secreta colaboración con Cossiga. Y bien, él a partir del año 2005 y durante varios años se dedicó a hacer una serie de declaraciones con gran desenvoltura, respaldadas también en publicaciones editoriales, en las que sin ninguna duda o temor, con un perfecto estilo “yankee” adjudicaba clara y absolutamente la responsabilidad del secuestro Moro a los Estados Unidos, por los motivos antes mencionados. “Mi tarea, con Cossiga, era la de controlar que Moro no fuera liberado, o al menos no inmediatamente. O bien que muriera”. ¡Qué poder de síntesis! Como es sabido la última opción fue la preferida.

Otra observación, que nos abre otras posibilidades, la queremos dedicar al periodista Mino Pecorelli, asesinado en 1979, de cuyo homicidio fue acusado Andreotti, junto a otros. Éste fue condenado pero luego fue absuelto por la Corte de Casación. Pecorell, a través de su “Observatorio Político” parecía saber mucho sobre los misterios del “caso” al punto tal de hablar de nuevas “Idus de Marzo” que Roma viviría en la cual el nuevo César sería apuñalado... Y para quienes conocen la historia en cuestión con sus publicaciones involucró incluso a Carlo Alberto Dalla Chiesa quien también moriría años más tarde en Palermo, probablemente además, pero no solo, a causa de las investigaciones que estaba llevando a cabo sobre Moro.

La observación realizada a Pecorelli nos sirve además para una última referencia de carácter “profético” que haciendo camino he decidido incluir. Precedida por este especial cuadro que también corresponde a Pennington que parecería tener relación con el tema.

Con otra cuarteta, sin explicaciones específicas, que dejo a vuestra consideración.

Centuria X, cuarteta 20:

“Todos los amigos que se hayan reunido (y/o hayan tomado partido),
Violento en las cartas condenado a muerte (y) saqueado,
Del bien público consagrado (así)gran aniquilación,
Que nunca el pueblo romano fue tan ultrajado”.

Aquí por pueblo Romano tenemos que entender pueblo italiano. Mientras que la figura parece mostrarnos a un César que justamente derrama sangre al ser traicionado por los suyos y apuñalado en las Idus de Marzo, igual a lo que fue el complot en contra del ex Presidente de la Democracia Cristiana.

El Águila que se encuentra en el cielo es un símbolo de anuncio y que parece gritar. En cambio ¿qué circunstancias podrían representar las diferentes personas, perro incluido... que escapan de la iglesia? No lo se exactamente... Por intuición podría decir que en ese año, 1978, fue asesinado otro gran personaje, el Papa Luciani, a pocos meses después de Moro. Y a las luces de lo que hoy conocemos no sería algo absurdo creer que puedan haber habido dinámicas y/o intereses simultaneos que de alguna forma se hubieran “sumado” y que era necesario el silencio de estos dos Mártires de Cristo.