JESÚS CRISTO EL SALVADOR

Por Claudia Marsili y Gabriele Monicelli

Jesús Cristo se hizo Carne para enseñarnos el Amor Incondicional
Él Resucitó para enseñarnos la Justicia de Dios

Jesús-Cristo, Uno y Trino

Jesús-Cristo, Verbo de Vida

Jesús-Cristo, Aliento de Verdad

Jesús-Cristo, Faro en el Camino

Él se hizo Carne para enseñarnos el Amor Incondicional, para transmitírnoslo: pequeñas células cósmicas engendradas por su Amor y a lo largo del sendero fuimos perdiendo el rumbo.

Él Resucitó por todos nosotros, para enseñarnos la Justicia de Dios, para cincelar en nuestro ser la Misericordia Infinita que se convierte en Infinita Justicia.

Sábado Santo. Anno Domini 2017

Giorgio tomó la palabra y todos nos vimos catapultados inmediatamente junto a él en un viaje en el tiempo, que dejó de ser tiempo.

A las 19:37 hs. de hace alrededor de 2000 años, de un día entre Marzo y Abril, en Jerusalén, en el sepulcro de la familia de José de Arimatea, yacía el cuerpo de Jesús de Nazaret. A esa hora Él estaba envuelto con la Sábana Santa, el sepulcro estaba sellado y afuera habían unos guardias que controlaban el ingreso para controlar que los Apóstoles no se acercaran: ¡habrían tenido que ir al menos cincuenta personas para mover la piedra que cubría la entrada ya que era muy pesada (entre 1000 y 2000 kg)! Cristo yacía allí pero en realidad Su Espíritu, el astral de Jesús de Nazaret, no estaba en ese cuerpo, se encontraba en otro lugar, es decir, mientras Jesús esperaba la hora de Su resurrección en el que se pondría de pie, Su Espíritu, Su astral, había ido a visitar un lugar del mundo que se encuentra debajo de la Tierra y que se llama Agartha, al que podemos definir como infierno. Jesús fue al infierno a visitar a los espíritus perturbados: Dios, por lo tanto, Cristo (Su hijo), son dueños de todo, del Paraíso y del infierno. En el infierno Satanás no es quien reina, él no es más que un delegado, quien en realidad gobierna todo es Dios, no existen dos dioses. Dios relegó a Satanás a ese lugar porque era rebelde y utiliza a este personaje como un instrumento de tentación.

Cuando Jesús Cristo bajó a los infiernos le ordenó a Satanás que se alejara y se dirigió a todas las almas atormentadas, que estaban inmersas en sus lamentos, ofreciéndoles la redención y las mismas, ni bien Lo vieron, dejaron de atormentarse, obtuvieron un poco de alivio, saciaron su sed, el Señor estaba frente a ellas y las consoló, las liberó y ellas lo escucharon: “He venido hasta aquí para visitaros. Soy el Hijo de Dios, os ofrezco la posibilidad de redimiros. ¡Si así lo deseais os liberaré, aunque hayáis sido condenados eternamente! Abandonad a Satanás, que os tortura, que os provoca sufrimiento, y que os ofrece gozo a nivel material y os prometo que vuestro castigo quedará perdonado. Cuando resucitéis, es decir, cuando os reencarnéis, tendréis que trabajar a favor de la vida y hacer el bien. Si no lo hiciérais regresaréis aquí y sufriréis mucho más”. Muchos aceptaron y Cristo los hizo reencarnar para redimirse: salieron de Agartha y eligieron familias en las cuales pagar sus pecados. Otros rechazaron el ofrecimiento del Señor porque cuando él les prometió el renacimiento de repente recordaron quiénes habían sido antes de morir y no quisieron humillarse porque quizás habían sido comandantes, emperadores y no tenían la fuerza para renacer como servidores.

P: ¿Cómo es posible que las almas que vieron a Cristo en Agartha, en el infierno, habiendo perdido todo, rechazaran Su ofrecimiento?

G: Porque Satanás les prometió que reencarnarían y que tendrían aún más bienestar material del que ya tenían, poder seguir gozando de la material.

P: Pero ¿Satanás puede hacer reencarnar a las almas?

G: No, todo viene de Dios, con el permiso de Dios, pero Satanás tiene una lógica propia, que debe seguir y en este caso, siendo que Cristo descendió a Agartha (de hecho, en el Credo Apostólico que se reza en la Iglesia se dice: “descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos”... n.d.r.), Él les ofreció una reencarnación y Satanás les ofreció otra.

Cuando Cristo le ordenó a Satanás que se alejara él Le obedeció inmediatamente porque Satanás le obedece a Dios. el hombre no. El hombre no le obedece a Dios, por lo tanto paradójicamente somos peor que el diablo y esto está explicado en el Evangelio, cuando Jesús se dirigió al endemoniado y dijo: “¡Satanás déjalo, vete! ¡Te ordeno que te vayas!” Satanás respondió que si y además dijo: “Jesús ¿por qué me molestas, tu eres el Hijo de Dios, por qué nos haces sentir mal? Si nos haces dejar este cuerpo al menos mándanos a los cerdos, así podremos gozar!” Los demonios necesitaban poseer y Jesús les dio el gusto y los mandó a los cerdos que comenzaron a correr hasta un abismo y se suicidaron.

A esta hora Jesús se encontraba en el infierno porque Su amor es infinito: hace 2000 años Jesús personificaba al amor del Espíritu Santo, que es el amor incondicional y que significa dar todo a las personas que amas mientras ellas te odian y te persiguen. Amar a una persona que, aunque no me corresponda el sentimiento, acepta mi amor, no es amor incondicional, porque de todos modos eso me hace feliz. El amor incondicional es cuando amas a una persona y la misma te devuelve odio, y a pesar de ello la amas igual, incondicionalmente. Esto es el amor que Jesús le dio al hombre hace 2000 años, el amor incondicional: darle Su amor a la humanidad y a cambio recibir persecución, juicio, asesinato, muerte. Luego Él resucitó. Glorificó al Padre y el Padre Lo glorificó. Si en cambio das amor y recibes amor se trata de amor espiritual humano, altruista, pero no de amor incondicional. No en nuestra dimensión, tercera, humana, material, racional, egoista: aquí el amor incondicional es dar y, no solo no recibir nada (que de todos modos equivaldría al amor crístico) sino a cambio recibir el mal. En cambio en las dimensiones superiores, como en la cuarta, en los mundos espirituales de los hermanos de la luz, el amor incondicional y crístico queda expresado en el dar y recibir, si en esos mundos yo doy amor y recibo mal aquel que me está haciendo daño termina siendo exiliado de dicho mundo.

Entonces Cristo se encarnó y nos transmitió el Amor Incondicional

Cristo se quedó en el infierno hasta las 05:00 hs. del domingo, momento en el cual Jesús-Cristo (ambos: espíritu y astral) se elevó y se proyectó nuevamente en el cuerpo de Jesús de Nazaret: tuvo lugar un proceso de regeneración del Espíritu de Jesús cristificado en el cuerpo de Jesús de Nazaret. Mientras realizaba este viaje hasta llegar a ese cuerpo curó todas las heridas que tenía, a través de la Luz Solar, pero dejó visibles solo los estigmas, las señales sangrantes. En realidad Jesús resucitó con los estigmas no sangrantes: los agujeros eran visibles pero no sangraban, hizo esto para que Lo reconocieran pero curó todo su cuerpo y todas las demás heridas, dejándolas estampadas en el Sudario. Por lo tanto una vez que Jesús curó sus heridas tomó su cuerpo que se encontraba envuelto con la sábana, lo desmaterializó y se volvió a materializar de pie, de hecho esa sábana quedó intacta, sin huellas de arrastre. No hay nada que Cristo no pueda hacer. Él puede hacer todo, sin excepciones.

A las 05:00 hs. Resucitó: los ángeles de a Luz tiraron la piedra al suelo y los guardias romanos asistieron a todo, ocurrió igual que como se muestra en la película “Risen” (Resucitado): se emborracharon, creyeron haber enloquecido, le dijeron al centurión que querían ser internados porque estaban convencidos de estar locos, pero al final él los convenció para que hablaran y le contaron todo al tribuno y él les creyó. ¿Qué era lo que habían visto? A los dos Seres de Luz que con un haz luminoso corrieron la piedra... ¡y luego vieron salir a Jesús Cristo! Cuando Jesús Cristo salió del sepulcro ya no era Amor Incondicional: a partir de ese momento Jesús, que también tenía al Espíritu Santo en sí mismo, dejó de manifestar el Amor Incondicional y después del ofrecimiento de redención Jesús Cristo asumió en sí la Justicia de Dios: “Te doy solo en base a lo que has producido, de lo contrario no te doy nada, sino que además te quito todo lo que tienes”. ¡Esta es la justicia de Dios! Entonces la resurrección tiene que ser interpretada además como una transformación, un cambio: el hombre ha rechazado la redención (a excepción hecha de los elegidos) y por ello aún hoy se encuentra en esta situación, por lo tanto Dios-Cristo-Espíritu Santo (que es una única persona) asume la posición de la justicia de Dios.

¿Qué es la justicia de Dios? Nada más y nada menos que la ley de causa y efecto. Es por ello que han pasado 2000 años: desde ese momento Él le entregó el reinado del mundo a Satanás, pidiéndole que lo administrara: “Es tuyo, adminístralo, tienta a todos los que me han creído, así podré ver si realmente tienen fe, ponlos a prueba hasta el cansancio, dentro de alrededor de 2000 años regresaré a la tierra”. Obviamente en todos estos 2000 años también han habido intervenciones de Su infinita misericordia pero Jesús, después de la resurrección, pasó a ser Jesús-Justicia de Dios.

Un dulce perfume a rosas acompaña los pasos cansados de nuestro mensajero, un perfume que simboliza la experiencia mística, la manifestación que viene de las aguas primordiales.

La rosa es la copa que recoge la Sagrada sangre de Cristo. Nuestro Santo Grial.

Gracias Giorgio por el Inmenso Saber que nos das, a nosotros pequeños hijos sedientos de Verdad.

Gracias por tu paciencia, por tu infinita dedicación a tu Misión Celeste y a cada uno de nosotros.

Con devoción