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bautismoPor Domenica Baronio

He sentido la voz de un hombre que grita en el desierto en una sociedad sin Cristo, perdida en el dolor de la oscuridad del espíritu. No tiene nada pero a su lado vive Cristo y sus Ángeles que le ofrecen todo lo que necesita. Estamos en el mundo pero no pertenecemos al mundo y mi corazón no puede contener la alegría porque en medio de muchos otros hombres he visto a un profeta cuyo amor por Dios supera todas las cosas. Camina derecho y no mira hacia atrás, su bastón es la fe en un abrazo eterno con Cristo, Nuestro Señor.
Gracias Giorgio Bongiovanni


Un encuentro especial con Cristo a través de Giorgio Bongiovanni

Crónica de la reunión que tuvo lugar en el Arca de Milán “Luz de María de Guadalupe” el 20 y 21 de Enero de 2018

Una voz que grita en el desierto, es un hombre simple.

Como escribiera el profeta Isaías: “He aquí, yo envío a mi mensajero, y él preparará el camino delante de mí”. “Juan estaba vestido de pelo de camello, tenía un cinto de cuero a la cintura, y comía langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: Tras mí viene uno que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar, inclinándome, la correa de sus sandalias”.

¡Siempre he sentido una fuerte atracción por la obra de Juan el Bautista, cuya única preocupación era la de preparar el camino a Cristo, con humildad y mucho valor!

El gran amor por Cristo lo ha llevado a terminar su misión sin rendirse jamás, alegrando al corazón de Dios que conmovido lo recibió con un amor eterno.

Al escuchar las conferencias de Giorgio Bongiovanni siempre he comparado en forma sutil el trabajo de este ser humano con la misión de Juan el Bautista y la semejanza es notable, casi como si fueran el mismo espíritu.

Giorgio Bongiovanni está preparando al mundo entero para la Segunda Venida de Cristo, Nuestro Señor: “¡preparaos queridos hermanos, falta poco para la Venida porque estamos en la era nuclear y los poderosos están envueltos por la sombra del maligno y quieren destruir lo que Dios ha creado, es decir, a la Madre Tierra y a sus hijos! Preparaos, habrá cataclismos muy graves. ¡Esto es lo que Cristo me ha dicho y son necesarios, pero no ocurrirá el fin del mundo, será el comienzo de una Nueva Era en la que viviremos con Cristo y con nuestros hermanos cósmicos a los que Él ha visitado antes que a nosotros, pero con la diferencia que ellos no lo pusieron en la cruz sino que aceptaron Su palabra, Sus enseñanzas y recibieron la ciencia del espíritu! Esto es porque ellos están más avanzados que nosotros, años luz más adelante, porque recibieron a Dios en sus corazones y viven la compasión de Cristo, el amor de Cristo, porque ven a Su espíritu en todos los seres”.

Mientras escuchaba me daba cuenta de que las palabras de este gran hombre hacían que en mi corazón naciera una pregunta: “Señor mío ¿cómo puedo alegrar a tu dulce espiritu? ¿Cómo puedo ofrecer dar mi aporte para despertar a más almas posibles y para poder merecer la vida eterna y permanecer contigo en medio de la paz, del amor, de la verdad que solo Tu puedes dar?

¡Señor, tú sabes que mi alma siempre te ha buscado, a través de la espiritualidad, de la elevación del espíritu que me permite recibir en el corazón las energías de otras dimensiones superiores, pero también los hermanos cósmicos están trabajando para Ti, por el Nuevo Reino! ¡Dejando a sus familias en una dimensión maravillosa para venir a socorrer a un hombre enfermo, loco, que tiene una distorsión de quién eres, de quién es él y del mundo! Señor mío ¿qué estoy haciendo por ti, por la humanidad? ¡Soy una buena madre, así dicen, no hago daño a nadie, trato de hacer el bien en cada una de las situaciones, pero probablemente estoy viviendo tu amor en forma egoista, acaparando todo para mi y para mi familia! ¡Oh, Señor mío, qué pequeña soy! Perdóname...”

Al escuchar la voz de Giorgio Bongiovanni, que retumbaba en mi corazón como el sonido de una música que no es de este mundo. Lo observaba. ¡Su cuerpo está cansado pero es un hombre que no se detiene ante los dolores físicos de un cuerpo estigmatizado que lleva las marcas de la pasión de Cristo, quien murió para salvar a la humanidad! ¡No se detiene si frente a él hay alguien que no le acepta porque es incómodo, no se detiene porque sea el cumpleaños de sus hijos, porque él está en el mundo pero no pertenece a este mundo, pertenece a Cristo, porque lo ama con todas sus fuerzas, con una pasión que arrasa con el mundo incrédulo, que sigue siendo indiferente, pero su voz resuena y entra en el corazón de quienes siempre han buscado y sentido la llamada de Cristo!

Me conmoví, mi corazón comenzó a latir fuerte, mis ojos se llenaron de emoción por tanto amor, por tanto valor, me temblaban las piernas, como cuando uno siente frío en una noche helada y me doy cuenta de todo lo que puede hacer el amor de Cristo, si nos entregamos a Él, sin muchos por qué, a través de la confianza en Su accionar. A través de la fe nos transforma en palomas blancas y en águilas que emprenden vuelo hacia mundos lejanos, donde reina la paz, la fuerza, el valor, el coraje, la verdad, la justicia, un mundo en el que no existen los límites, el Universo cósmico en el que todos somos hermanos, en el que el bien común es el amor hacia nuestro hermano, un mundo formado por luz de amor.

Giorgio se sentó a la mesa, con todos sus hermanos, como hacía Jesús con Sus discípulos, la mano de su mujer lo acariciaba con un amor infinito, mientras que sus hermanos lo escuchaban ansiosos por conocer por sentir a Cristo y mientras tanto una voz hizo que me remontara a algunos pasajes del Evangelio que leyera hace algunos años: “He venido aquí para curar a los enfermos de espíritu... quien tiene fe en mi vivirá eternamente... si quieres entrar en mi reino tienes que hacerte pequeña y asistir a los hermanos que encuentres en el camino... despójate de todo y lo que tienes dáselo a tus hermanos... no te preocupes por lo que comerás, ni por el agua que beberás, yo seré el pan de vida eterna y agua que calmará la sed de tu espíritu”...

Estas palabras retumbaban en mi cabeza como si en ese instante no hubiera ninguna otra voz en la sala...

Pero la voz de Giorgio interrumpió esta maravillosa conexión y mi atención se centró en la palabra: “ARCA”.

El Arca es un proyecto de comunidad, que los hermanos cósmicos le pidieron a Giorgio. Un experimento, si así lo podemos definir, dirigido a todas las personas de buena voluntad, en camino de discernimiento hacia una mayor conciencia. Una aventura que no es facil para nosotros, los terrestres, a los que defino sonriendo: egoistas, aferrados a los bienes materiales construidos con un enorme esfuerzo a lo largo de los años, posesivos por naturaleza de todo lo que les pertenece incluidos los hijos, la tierra, los bienes materiales, el dinero. Considero que este proyecto es un trampolín de lanzamiento en el que se puede morir en el espíritu, o Renacer, pero quisiera recordarme a mi misma y a mis hermanos que este mundo no nos pertenece, que no nos llevaremos nuestra casa cuando abandonemos esta tierra y que nuestros hijos no son nuestros sino de Dios, ellos también están aquí en misión, por decisión de su espíritu.

No existe un amor más grande que aquel de dar la vida por amor a Cristo.

Si uno pierde la vida por los hermanos encontrará todo lo que necesita en esta vida y tendrá una casa en los cielos junto a Dios y a Sus Ángeles.

¿De qué sirve vivir mucho tiempo si nuestra alma vive en la oscuridad y en la tristeza?

Nosotros estamos en el mundo pero no pertenecemos al mundo.

Hemos venido en varias vidas para vivir este momento de transición y para ser luz que refleja en la sombra, para dar vida junto a los Seres de Luz, a los Hermanos cósmicos, a los Arcángeles, a los seres maravillosamente llenos de amor, a una Nueva Era, a una nueva energía en la que no existe el mal, no existe el dualismo, no existe la prevaricación, no existe la diversidad sino que existe el AMOR, por encima de todas las cosas.

Bendita sea cada alma que acepta la llamada en su corazón y que responde con un “SI” porque nosotros somos Seres de Luz, hemos olvidado de dónde venimos pero Dios no nos abandona, no se olvida de ninguno de nosotros y si nos perdemos Él viene a socorrernos... ¿Qué puede haber más hermoso que vivir siempre en el abrazo y en el amor de Cristo, nuestro mejor amigo, nuestro hermano y Padre?... os saludo con infinito amor, siempre en Cristo, con Cristo, por Cristo.

Gracias a ti Giorgio Bongiovanni, hombre de Dios.

Domenica Baronio

31 de Enero de 2018