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bajo100Por Silvana Maricel Lazzarin

Hace tiempo que anhelaba escribir nuevamente, esperaba la inspiración, el soplo que por fin animara y sacudiera mi alma.

Por fin ese estÍmulo ha llegado de la mano del cielo, cielo que vivifica lo mejor de mí, cielo que provoca hurgar muy dentro de mi  desafiándome a afrontar lo que él me imponga.

De ese cielo que observo y al cual quiero sujetarme cada día con más fuerza, ha brotado una señal, una rúbrica perfecta de Nuestro Padre Adonay, y de Sus siervos, para que también sea compartida con los siervos de los siervos. Un nuevo signo que nos atraviesa, y que tal vez intenta romper con nuestros miedos, nuestras angustias, nuestras zonas oscuras, pretendiendo filtrar todo aquello que nos obstaculiza y nos distrae de lo necesario, de nuestros talentos…

Cuando Giorgio nos pide hacer algo, esto implica un gran compromiso, un encargo suyo es una labor casi artesanal que nos invita y exige fidelidad y cumplimiento, eso intentaré con este escrito.  

LUNES 3 DE SETIEMBRE

Me encontraba en la calle volviendo a mi casa, levanto mi mirada al cielo y veo medio halo sobre la parte superior del sol, ese halo era un arco iris. Crucé la calle para poder hacer una mejor captura y mientras lo hacía, sentía, porque no las veía, que cientos de naves cruzaban el cielo camufladas en las pequeñas nubes blancas que pasaban por el cielo. No puedo explicar qué es lo que me empuja a mirar; solo es algo que puedo sentir en mi interior, es una convicción, una certeza de que hay algo más de lo aparente, una energía potente que me cautivaba.

Filmo catorce segundos, también saco una foto, en la que salió una nave. Me sentí feliz porque era el día de mi cumpleaños, me sentí consolada. Al llegar a casa miro el video pero no veo nada.

Antes de anoche, (doce días después) antes de dormir volví a ver el video una y otra vez, y si bien no veía nada seguía con la sensación de que algo estaba incompleto, algo no estaba viendo. Decidí hacer capturas,  y entonces pude ver varias naves que atravesaban el sol en distintos segundos de la grabación. Me detuve en una captura que me pareció hermosa, eran tres naves en formación, me parecían extraordinarias, subiendo al sol, sumisas, reverenciando al Padre con distinguida pleitesía. Esto que veía y que sentía me llevó a ver nuevamente la captura completa, y allí VI; allí, estaban.

En esa captura un rostro aparece sobre las nubes, yo veo el rostro del Padre Adonay está mirando hacia abajo, y un segundo rostro  debajo de Él Su amado Hijo, y tal vez, solo tal vez, esa esfera de luz sobre la coronilla del Padre sea el Espíritu Santo.

Este signo, aparece un día después de la experiencia mística de Giorgio, para mi es a él primeramente a quien está dirigido este mensaje, este toque, esta magnífica manifestación, un gesto más que Nuestro Padre tiene con él, porque Giorgio es la huella del cielo mismo entre nosotros, él es el que nos consuela cada día, invisible y silenciosamente.  

Él es la distinción más exquisita de las águilas que intentan llegar al sol.

Gracias Padre.

Paz y Bien a todos,

Silvana Maricel Lazzarin
18 de septiembre de 2018

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