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virgensortino_01LA VIRGEN LLORA EN  SORTINO, SICILIA
HE ESCRITO EL 1º DE AGOSTO 2010:
VALERIA, ENZO, ANGELO Y TODOS VOSOTROS. LOS SIGNOS DIVINOS DE LA MADRE SANTISIMA EN NUESTRA AMADA TIERRA DE SICILIA.
DIOS OS BENDIGA.

CON AMOR VUESTRO
GIORGIO

PORDENONE (ITALIA)
1 DE AGOSTO 2010

LA VIRGEN LLORA EN  SORTINO (SICILIA)

Desde hace algunos días en Sortino, provincia de Siracusa, se dice que hay una estatua de la Virgen que llora lágrimas humanas.
Entonces decidimos ir a verla con nuestros ojos ayer 30 de julio. Angelo, Giorgino y yo pasamos por Melilli, donde viven Enzo y Carmela y así viajamos todos juntos hasta el lugar.
A lo largo del trayecto disfrutamos del hermoso panorama, ya que Enzo nos lleva a por la “carretera vieja” y no por la autopista. La carretera es angosta y llena de curvas y a los costados sólo se ven extensiones de terreno y rocas calcáreas.
El termómetro marca 36º, el sol es fuerte y todavía está alto en el cielo. Son las 18:00 horas.
El camino que nos lleva hasta la pequeña capilla es un vía Crucis con las estaciones adheridas a los tapiales de algunas casas, realizados por un artesano llamado Sebastiano Valenti, el mismo que construyó la capilla.
Es imposible no notar la capilla, no tanto por su grandeza, sino por la gran cantidad de autos y de gente que está delante de ella.
Nos acercamos, la estatuilla de la Virgen está ubicada a la izquierda del Crucifijo que es realmente hermoso. Ambos están dentro de una vitrina que impide el contacto de la gente.
La estatua de la Virgen tiene la cabeza ligeramente girada hacia el Crucifijo y tiene dos manchas en el rostro justo debajo de los ojos, que descienden hasta la nariz. No se la ve llorar.
La gente saca fotos y apoya pañuelitos y Rosarios en el vidrio. Giorgino intenta sacar algunas fotos. Luego inician los cantos.
Casi debajo de la capilla hay un grupo de personas que rodea a dos mujeres, una de ellas de cabellos blancos con un velo bordado en la cabeza, de ojos oscuros y un poco robusta que habla casi murmurando, mientras la otra tiene los ojos verdes y muchas ganas de hablar, casi de gritar. La primera señora me mira, luego sigue hablando y luego me mira nuevamente y le dice a la otra mujer  “detrás tuyo hay una chica que lo necesita mucho, ruega por ella”.
Luego, antes de irnos, me pide que le de la mano y me dice que me tengo que acercar más a los sacramentos, “tienes que estar tranquila, tienes que dejar todo atrás”.
Luego Enzo se acerca y le pide a la señora Giovanna si le puede hacer algunas preguntas y ella decididamente le dice que si y encuentra un lugar tranquilo para sentarse y poder hablar.

“Me oirán todos, os lo he dicho ya, llevaré la palabra de Dios a los límites más extremos de la Tierra como hacía San Pablo el Apóstol. Todos tienen que sentir qué es el Amor de Cristo, el verdadero. El Cristo vivo, el Dios viviente. Así le responde a quien le dice que difunda la palabra de Dios”.
La señora nos muestra fotos que ella le había tomado a la Virgen en el 2002. No se ve nada más que la estatuilla enfocada desde diferentes ángulos.
“Yo fui bendecida con un milagro y a partir de ese momento mi vida cambió”.
Desde entonces la señora Giovanna se ha ensimismado en la oración, rezando por toda la humanidad.
“He hecho apostolado hasta el día de hoy”.
Luego Enzo la interrumpe y le pregunta: “¿Forma parte de algún grupo de oración?”.
Y ella responde: “¡No, no! No estoy con nadie, estoy sola con Dios, con María, con los Ángeles y con los Santos.
No puedo estar en los grupos, porque dentro mío está la verdad, la sacrosanta verdad. En cambio en los demás está siempre la mentira, la envidia, los celos y el orgullo. En las comunidades quieren dominar, quieren liderar. “Sta cosa non l’a diri, tu sta cosa non l’affari!” (Dialecto siciliano: tú ésto no lo digas. No tienes que hacerlo). A mi no me gustan estas cosas. Les he pedido a todos, en las iglesias, a los sacerdotes. Dejadme hablar de mi testimonio, de mi curación.
Fui llamada hace ocho años, pero yo en ese entonces no comprendía la profundidad de lo que significaba ser testigo del Evangelio. No entendía nada, como todos superficialmente.
Porque la mayoría va a la iglesia sólo para sentirse bien con la consciencia, pero luego juzgan”.
Entonces Enzo le pregunta a la señora: ¿De qué se trató su milagro?
Y Giovanna: “Yo tenía dolores en todo el cuerpo. Después de la menopausia empecé con dolores cervicales, artrosis, artritis, hiperartritis. Yo ya no podía ni alzar los brazos porque tenía las articulaciones totalmente calcificadas. Hice muchísimas terapias, una gran cantidad de medicinas que me prescribían distintos médicos. Nada de todo ello servía. Incluso me hicieron algunas operaciones quirúrgicas. Mis manos se me enredaban de todos modos.
En el año 2001 recibí una gracia con las oraciones del “Fratel Cosimo”. Fui a donde se encuentra la Virgen de la Roca, tuve una reunión con él y después de quince días recibí esta gracia milagrosa y di testimonio de ello.
Desde ese momento empecé a encontrar personas, comencé a rezar y a manifestar la Divina Misericordia. Compré dos libros: 'Tiempos de oración' y 'Rezad, Rezad'. No sabía cual leer primero y estaba día y noche rezando. En uno de los libros estaba escrito: «Busca, busca hija mía, sumérgete en lo más profundo. El tesoro escondido está dentro. Busca, busca alma mía...» Pero qué quiere decir, me preguntaba. Luego llegó a mis manos un librito de la Potencia Divina de Amor, el Espíritu Santo”.
Entonces Enzo la interrumpe diciendo que éste es el tiempo del Espíritu Santo.
En ese momento la señora hurga en su cartera y saca unas fotocopias que contienen oraciones provenientes de la “casa de oración San Miguel”, que nos entrega y nos incita a todos para que leamos el librito del Espíritu Santo.

“Comencé a leer este libro y a un cierto punto advertí escalofríos en los pies y me preguntaba qué me podría estar pasando. Y rezaba, rezaba incluso a las dos de la mañana, rezaba por todos, hasta por las almas del purgatorio. Pero si ahora ustedes me preguntan que era lo que leí no me recuerdo ni una sola palabra. A mi me gusta mucho el Salmo 62, el Alma sedienta de Dios y me lo quería aprender de memoria. Esta era Santa Teresa D’Avila, que estaba sedienta del Amor de Cristo.
Los curas me dicen «usted se tiene que callar, téngase estas cosas para usted, haga sus oraciones en casa si las quiere hacer, no las tiene que hacer en ninguna parte. Sabe quien era como usted, Santa Teresa D’Avila que cuando vio que no podía hacer nada fuera, se encerró en un convento y después la hicieron santa».
¡En ese momento dentro de él había un demonio! Un consagrado jamás debe juzgar. Ahora Jesús se lamenta de ellos porque imparten la misa mecánicamente.
Cuantas más me han hecho, cuantos más impedimientos me han puesto, más fuerte es el Espíritu dentro de mí.
Yo no tengo miedo de nadie, he estado sola, me he dejado guiar por el Espíritu Santo.
Ahora me dicen, hasta esta mañana por teléfono «¿sabes lo que están diciendo?, que como tu tienes la llave, subes con la silla y haces tu el trabajito»”.
En ese momento dos señores ancianos que estaban sentados enfrente de nosotros interrumpen a Giovanna diciéndole que esas son calumnias y que puede denunciar a estas personas y entonces ella responde rápidamente: “¡Pero qué denunciar! Escuchad, como yo he llegado a esta Espiritualidad el tentador los tienta a ellos. Hace ocho años que me calumnian y he llegado hasta aquí”.
Entonces la misma señora de antes le pregunta a Giovanna el porqué la Curia se tiene que llevar la estatua, si la magistratura tendría que intervenir también.
“Yo creo en este prodigio y te diré algo más, si me pongo las gafas no veo las manchas, si me las quito las veo”.
Entonces Giovanna responde que es así en todos lados, incluso en Medjugorje, donde entre otras cosas no se cree que sea real. “¡Ya que tu eres una creyente, ella te hace ver con tus ojos sin lentes. Quien cree verá la gloria de Dios!”

Nuevamente Enzo le pregunta cuándo comenzó a llorar la estatuilla de la Virgen y Giovanna responde que comenzó el domingo 25 de julio, cuando fue el aniversario del octavo año, pero que ella no estaba presente. También nos dice que hace ocho años había llorado por primera vez. Giovanna cree que era aceite santo, porque las lágrimas tenían un color cristalino.

“Yo escucho 'radio María'. Cuando escuchamos el catequismo luego se puede participar con llamadas telefónicas y yo llamé a este sacerdote y le dije «Padre yo quisiera testimoniar el Evangelio. Vosotros decís siempre al finalizar la misa id y testimoniad el Evangelio con vuestra vida». Yo trato de hacer esto, testimoniar el Evangelio, pero todos ponen el bastón entre las ruedas, todos me dicen calla, calla y calla”.

Enzo interviene diciendo: “¿Señora sabe cual es el problema? Que cuando suceden estos fenómenos la iglesia querría que la persona interesada, la vidente o quien ha asistido a estos eventos se pongan debajo de sus alas. Así no permiten que se divulgue lo sucedido. La iglesia desearía que usted les contara todo a ellos de forma tal que sean los intermediarios entre ellos y la gente, actuando de filtro”.
Giovanna: “Pero yo fui desde el primer momento y me rechazaron. Es desde el año 2002 que se lo digo. Me rechazan todos. Uno entre mil me ha dicho que siga adelante, como Jesús fue perseguido, también te perseguirán a ti.
Con los sacerdotes, aquellos que son fuertes, los carismáticos, sólo con ellos puedo hablar porque los demás no me pueden comprender.
Hay demasiados pecados y no se reza. El miedo no viene de nosotros. No tenemos que tener miedo. Tenemos que derrotar al mal. Jesús derrotó a la muerte. Nosotros con el amor de Cristo podemos derrotar al mal que está sobre la Tierra y no tenemos que tener miedo. ¡Nadie puede nada contra la potencia de Dios!
Llenáos del Espíritu Santo. Nosotros tenemos que abandonar la carne.
Yo no he tenido una guía espiritual, me confié a Jesús, al Maestro. Me han iluminado, fortalecido, guiado, y me han ayudado a comprender el discernimiento. Distingo el bien del mal. Somos pocos, se pueden contar con los dedos de la mano.
Os cuento algo, el día de la Inmaculada de hace dos años, yo estaba en la iglesia, no os imagináis lo que me sucedió cuando tomé la Eucaristía. Yo ya ruego por toda la humanidad, le pido perdón a Dios por mi familia, por aquellos que no creen, por aquellos que blasfeman. Estaba siempre arrodillada y le dije «Escuche Padre ¿algún día me puede dejar dar un testimonio?». Todavía tenía la túnica y me responde «pero qué testimonio, aquí predico solamente yo. Si quiere predicar hágalo en su casa». Pero a mi se me pasa rápido, no siento rencor.
Los sacerdotes me preguntan ¿pero porqué, usted quiere cambiar el mundo? Jesús busca almas para cambiar el mundo.
No tenemos que dejarnos tentar por nadie. Tenemos que invocar siempre al Espíritu Santo para que nos libere de nuestras ansiedades y de nuestros miedos. Dios no quiere el mal. Jesús nos da Su amor. Es el mal el que quiere destruir al hombre. Siempre hay tensiones, angustias, miedos.
Nosotros podemos derrotar al mal con el amor de Dios, con la oración, con el Santo Rosario, con la fuerza del Espíritu Santo. Hablamos de la palabra de Cristo, que entre verdaderamente en nuestro corazón y demos amor a todos estos niños. Habrá un futuro mejor para todo el mundo, para toda la creación. Este es el fuego del Espíritu, no soy yo que hablo. Cuantos jóvenes, cuánta gente con los ojos cerrados, van a la iglesia y luego si les pasa algo dejan de creer de por vida.
Si dormís ¡Despertaos! ¡Ha llegado la hora de que despertéis! Este es el despertar para el pueblo de Sortino al que ha llamado la Virgen.
A mi me han juzgado como una loca, exaltada y yo espero que todo el mundo se vuelva loco y exaltado como yo”.
La señora Giovanna saca de sus cosas unas fotos tomadas por ella misma a la Virgen, imágenes que hizo bendecir por el Fratel Cosimo y que ella distribuye.

La Virgencita no está en buen estado pero sus ojos, sus ojos parecen estar vivos.

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SALMO 62: MI ALMA ESTÁ UNIDA A TI. El alma sedienta de Dios  

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,  
mi alma está sedienta de ti;  
mi carne tiene ansia de ti,  
como tierra reseca, árida, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario  
viendo tu fuerza y tu gloria!  
Tu gracia vale más que la vida,  
te alabarán mis labios.  
Toda mi vida te bendeciré  
y alzaré las manos invocándote.  
Me saciaré como de enjundia y de manteca,  
y mis labios te alabarán jubilosos.  
En el lecho me acuerdo de ti  
y velando medito en ti,  
porque fuiste mi auxilio,  
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;  
mi alma está unida a ti,  
y tu diestra me sostiene.  

Valeria Di Blasi
Catania, 1 de agosto de 2010