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domenico_00EL CABALLERO ERRANTE
Combate contra la injusticia... sufre los límites de la materia... dona amor... ofrece perlas de conocimiento... está sempre disponible para quien pide hablar con él… siempre… no siente el cansancio cuando habla de Cristo... se ilumina... nos sacia de aclaraciones... y nosotros... pedimos más... quizás repitiendo las mismas cosas... pero El desea ser siempre claro con todos... porque así podemos comprender la Verdad.
Si, hablo de Giorgio Bongiovanni, la fortuna ha querido que viviese un periodo de tiempo con nosotros en Pordenone, junto a Sonia Alea, el ángel que le acompaña y a Sonia Tabita, el ángel que dona armonia y alegría.

Está aquí con nosotros, pero a menudo nos deja porque debe viajar para llevar adelante su arduo trabajo, incansablemente; viaja por toda la región del Friuli y del Veneto.

El 10 de Agosto, un martes por la noche, nos llama por teléfono y nos avisa:
“Voy a dormir donde vosotros, llego dentro de veinte minutos”.
Carla y yo, que nos encontrábamos en casa de hermanos del Arca Alea-Lores, nos apresuramos a regresar a casa para recibir a Giorgio.
Los veinte minutos pasaron lentamente, superaron la hora, las dos horas, llegaron las 23:00.
Giorgio bajó del coche, me quedé un poco impresionado, vi que sus piernas flaqueaban un poco. Con ansia le pregunté: “¿Que te sucede?”
Giorgio vaciló un momento, se recuperó, entró en casa, tomó respiro por la ventana que estaba abierta, el aire era aún cálido, nos miró a mi y a la dulce criatura que estaba a mi lado, y nos dijo:
“He llegado más tarde, porque tenía que descansar, no tenía la fuerza de seguir el viaje por la emoción de lo que me ha sucedido”.

Empezó su relato.

“He pedido de ver y hablar con Jesús”.
“Humanamente...”
“... Jesús está conmigo cada vez que sangro…”.
“He superado mis límites materiales, no hay medios, cierro todo”.
“La Misión que me ha sido confiada la llevaré adelante hasta el final, pero ahora necesito una respuesta, cuándo terminará esta prueba...”.
“He sentido a Jesús interiormente, me ha comunicado que vaya al Lugar de Oración que se encuentra en la pequeña ciudad de Latisana”.
“He ido a ese lugar, cuántas veces durante mis viajes he leído un letrero que indicaba la salida de la autopista: Latisana ... Latisana ... Latisana ... pero para mi era un lugar desconocido”
“Aparco el coche y no sé donde ir exactamente, oigo sonar las campanas, entonces me dirijo hacia el lugar de donde proviene el sonido, entro en la Iglesia”.
“A mi derecha, cerca del altar, noto un crucifijo, como un hombre de alto, con la cabeza inclinada”.
“Me acerco, estoy solo en la Iglesia, solo una señora pasa a mi lado, no se da cuenta de mi presencia, se sienta al Organo y empieza a tocar himnos a María”.

“Invoco el Señor, sé que en el Evangelio está escrito “Pedid y Os será dado”.
“Insisto, Le invoco, levanto la cabeza, háblame”.
“Veinte minutos de invocaciones seguidas, háblame, levanta la cabeza”.
“La Estatua se vuelve humana, con voz trémula, Jesús, desde la Cruz, me dice:
“Hasta el 5 de Septiembre, día de tu cumpleaños, ahora vete donde Mi Madre”.
“Retrocedo unos pasos y en el lado opuesto veo la Estatua de la Virgen”.
“Con mucha devoción y recogimiento rezo a la Madre de Cristo”.
“Ella se vuelve humana, me consuela”:
“Ten paciencia, hijo mio, confía y pide ayuda a tus hermanos”.
“Esa Iglesia está dedicada a Juan el Bautista, hay un cuadro famoso del pintor Veronese, que representa su decapitación”.

Durante el relato, Giorgio permanece siempre de pie, transparenta la emoción de la experiencia que acaba de vivir.
Me permití entonces decirle que ya tenía tanto dolor por los estigmas y ahora además tenía que humillarse para pedir ayuda.
Pero Giorgio me contestó que cuando sangra la Alegría de ser compenetrado por el Maestro es grande y ésto alivia todo su sufrimiento.
Nos prometió llevarnos a esa Iglesia.
Esa noche, Giorgio nos pidió también a nosotros un poco de consolación, que le acompañásemos a la habitación.
La noche anterior había sufrido un ataque por parte del demonio, nos lo contó, fue fuertemente estremecedor.
Un grave peso también éste, que soportar y combatir, con fuerza y fe en Cristo.
“Todos los estigmatizados deben  “luchar” contra el demonio, también Padre Pio”, nos dijo.
“Ha sido impresionante, un abismo oscuro y sin salida donde he encontrado demonios… pero después, a las cinco de la mañana, Cristo me ha llamado a la sangración y ha cancelado las violentas persecuciones y provocaciones de Satanás”.
“La sangración es la sublimación, así como el reino de Satanás es oscuro, así el Reino de Cristo es Gloria y Luz”.

Yo le hice masajes enérgicos en las piernas para relajar la musculatura, que a veces, debido a las sangraciones y los afanes de la jornada, se contrae hasta el punto de provocarle espasmos muy dolorosos.
Carla le acariciaba la frente, con la dulzura de la madre que acaricia al hijo que sufre y, poco a poco, se durmió.
Eran altas horas de la noche.

Me pasó por la mente un capítulo de Juan, Los Testigos del Hijo, cito solo lo que dijo Jesús: hay un testimonio más grande que el de Juan, las obras que yo hago, las obras que el Padre me ha dado para cumplir dan testimonio a mi favor.
Este es mi pensamiento sobre el Caballero Errante.

No hemos esperado mucho para ir a esa Iglesia.

Al día siguiente a Giorgio le alegraba que fueramos con él y compartir con nosotros, aunque no éramos muchos porque era un día laboral de la semana.
El crucifijo con la cabeza inclinada, la Madre Celeste, el cuadro del Veronese, el martirio del Bautista, la misa celebrada con humildad por un Sacerdote africano, la Santa Comunión junto a Giorgio... he sentido una fuerte emoción... y de nuevo cuando regresamos con todos los hermanos del Arca al domingo siguiente, junto a Lorella, Mara, Elisabetta y Davide que habían venido desde Sant’Elpidio para visitar con nosotros el lugar de ese particular encuentro con Jesús y la Virgen.

Al día siguiente, Giorgio ha seguido con su trabajo.
De la computadora ha pasado a su coche que le llevará a donde debe proseguir con su tarea, continua, agotadora.
Si por la noche venía al arca, muy cansado, se recuperaba enseguida si le pedíamos que hablase de Cristo.
Al final, la noche terminaba con los ballets “perfectos” de Sonia y Elisa, las cuales, incansablemente, en sintonía como “verdaderas hermanitas”, ensayaban varias veces durante el día.
La calidez de sus corazones aún pequeños e inocentes daba calor al ánimo cansado de Giorgio y deleitaban a todos los hermanos presentes.
“Dejad que los niños se acerquen a mi”.
Giorgio se alegra y “se enamora” de los pequeños corazones... Sonia, Elisa, Francesco, Maurice ...

Nosotros, unidos, podemos darle fuerza, es también nuestra fe la que le da ánimo para continuar el camino de la Obra, de despertar las Almas y prepararlas para el Retorno de Cristo.
El es la Voz que grita en el Desierto.
Giorgio errante, pero siempre presente.
Ejemplo de fimeza y de amor, juntos.
Gracias Hermano, no soy digno.
Pero espero que tú me puedas aceptar como tu siervo.

Domenico Santin
9 de setiembre 2010                          

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