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adriananavarro2011Por Adriana Navarro.
Hace unos días se ha publicado el libro “El estigmatizado Giorgio Bongiovanni y su profetismo”, por parte de un teólogo jesuita, Carlo Colonna, a pedido del Vaticano. En el mismo se identifica a Giorgio Bongiovanni como el anticristo, y se lo acusa de formar un cóctel entre visitas extraterrestres, profecías mayas, el Regreso de Cristo, la lucha antimafia, etc. Y aún más, se dice que combate a la mafia para esconder su verdadera identidad anticrística.
Como no soy una teóloga, no haré una definición teológica de anticristo, pero sí de cómo podemos los simples mortales, identificarlo, reconocerlo. Para ello podemos preguntarnos ¿qué busca el anticristo hoy en día?¬ Lógicamente, busca por encima de todo,  la pérdida de las almas. Pero ¿qué significa esto? ¿Cómo se verificaría en el plano terrenal, la pérdida del alma? ¿Y qué tendrían que lograr las fuerzas anticrísticas en este plano, para conseguir su objetivo?
Contrastaremos algunas actividades que desarrolla Giorgio Bongiovanni, con las actividades de aquéllos a quienes denuncia, y que hoy comienzan a sentirse amenazados.

Giorgio Bongiovanni nos habla de la continuidad de la vida, de la vida eterna, en distintas vidas, con escenarios cambiantes que nos permiten experimentar, crecer, desarrollarnos, comprender que no debemos hacer daño, porque todos y  todo está interrelacionado en la creación. Nos habla del concepto de reencarnación y  pone en evidencia cómo en la Biblia también este concepto está presente, a pesar de todos los esfuerzos que ha hecho la Iglesia, para ocultarlo, quitando partes a la Biblia. (Por ejemplo el pasaje en San Mateo, sobre Jesús y el Bautista, Capitulo 11, versículos 7 a 15: “¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Acaso una caña sacudida por el viento?...Todos los profetas, lo mismo que la ley han profetizado hasta Juan. Y, si queréis creerlo, él mismo es Elías, el que debía venir. ¡Quien tenga oídos que oiga!”)
¿Acaso no sería el anticristo el interesado en privar al hombre de conocer todas las escrituras? ¿No se trata de manipulación de la verdad, recortar las escrituras?
Giorgio Bongiovanni no ha recortado la Biblia, sino que la ha estudiado, dice que hay que leer los evangelios, que allí está todo.
En cambio la Iglesia, nos habla de un paraíso o un infierno en algún lugar indeterminado, sin ningún entendimiento. ¿Se puede ganar el infierno o el paraíso, en unos cuantos años de vida en la Tierra? ¿Qué sentido tendría? ¿Cúal sería la Justicia Divina, siendo tan distintas las condiciones de unos y otros en este mundo?

Giorgio Bongiovanni habla de la vida en el cosmos. Existen civilizaciones que tienen un avance espiritual y científico miles de años más avanzados que nosotros. ¿Es tan imposible concebir esto? Hoy por hoy, con todo el desarrollo científico, ya sabemos que existen miles de millones, infinitos sistemas solares, y galaxias. Y si fuéramos seres que creemos en Cristo, ¿acaso un ser crístico, no desearía el bien de todo el Universo? ¿No desearía un orden y armonía universales? Por supuesto, que habrá planetas en formación y seres que comienzan su desarrollo, pero no son estos seres los que Giorgio dice que nos visitan, sino aquéllos que han reconocido a Cristo, y siguen sus enseñanzas, e intentan propagarlas en el cosmos.
¿Acaso no serían anticrísticos, los que callan estas verdades, y hablan de una realidad estática, apoyando con su silencio el proceder nefasto de una ciencia nuclear, que conduce a las guerras y que tampoco le plantea al hombre preguntas o desafíos que pudieran hacer progresar su desarrollo espiritual y humano, preguntarse cosas inteligentes, como qué sentido tiene nuestra existencia?

Giorgio Bongiovanni intenta colaborar en la lucha en contra de la mafia, porque la misma es el brazo armado del anticristo. ¿Por qué? Porque la mafia actúa impunemente, no tiene que seguir ninguna forma. Llegan, matan  y listo. Así pueden hacer desaparecer personas que denuncian actos de corrupción, injusticias, y que son incómodas para un sistema mundial que privilegia el derecho a la propiedad, el derecho al capital financiero, el derecho a la riqueza, por encima del derecho a la vida, a la salud, y a la educación de millones de personas en el mundo. ¿Acaso desear y luchar para que aquellas personas que van en contra de la vida, no puedan actuar y sean descubiertas, es ser anticrístico? ¿El anticristo estará a favor o en contra de la mafia?
Giorgio Bongiovanni para hacer esta lucha apoya a hombres honestos que aunque sean no creyentes buscan el mismo objetivo. Para hacer esta lucha, no usa las mismas armas que la mafia, sino sólo su palabra, su inteligencia. ¿Es acaso esto demoníaco?
En contraposición, qué hace la Iglesia, habla pasivamente de la paz, prodiga un falso perdón, sin sentido de la Justicia. Todo verdadero perdón incluye el deseo de no cometer los errores que hemos padecido, incluye acciones reparatorias hacia el mundo, incluye el deseo y la acción para no volver a cometer los mismos errores, ya que errar es humano, pero perseverar en el error es diabólico.

Giorgio Bongiovanni lleva una vida transparente, sin proclamarse un santo, sino que se reconoce un hombre que puede cometer errores, pero todas sus actividades pueden seguirse a través de varias páginas de internet, que no son escritas sólo por él, sino por colaboradores de todo el mundo. Pero la Iglesia ¿ha sido transparente ocultando horribles actos de pedofilia entre sus miembros?
 No nos referimos al morbo de publicar sus nombres, pero el encubrimiento que la Iglesia ha hecho durante años, ha permitido que se extendiera y no se detuviera el sufrimiento de miles de víctimas en todo el mundo. ¿Es esto crístico? Por no querer afrontar estos hechos, miles y miles han sufrido los abusos por quienes se arrojan la representación de Dios en la Tierra. A esto hay que sumar los negocios ilícitos, en que se han visto implicados los bancos del Vaticano, las actividades de la inquisición y el silencio de la Iglesia ante los regímenes dictatoriales y crueles que se han sucedido en nuestro planeta.
¿Es crístico o anticrístico una Iglesia pomposa, enormes catedrales erigidas en honor a Cristo, oro y piedras revistiendo sus paredes, mientras cada 5 segundos muere un niño de hambre en el mundo. Giorgio cuenta 1, 2, 3, 4, 5… murió un niño; 1, 2, 3, 4, 5, murió otro, ¿alguna vez han escuchado a un Papa haciendo esta cuenta frente a los gobernantes del mundo para exhortarlos a luchar contra el hambre y despertar la conciencia de los fieles?

Giorgio Bongiovanni realiza una integración de distintos saberes y conocimientos humanos, no sin antes realizar estudios minuciosos. ¿Por qué debemos desconocer, o hacer que no existen manifestaciones como los llamados “círculos en el trigo”, siendo que hasta el rostro de Cristo ha aparecido en ellos? ¿No es de ignorantes, hacer de cuenta que no vemos? Toda la prensa del mundo hace de cuenta que estos fenómenos no existen. ¿Qué revela este hecho? Tantas noticias intrascendentes y banales recorren el mundo, pero sobre estas manifestaciones no se dice ni una palabra, siempre por supuesto hay pocas excepciones.
Giorgio Bongiovanni junto a Pier Giorgio Caria investiga y no esconde estas apariciones, que no son más que un mensaje al hombre de estas civilizaciones más avanzadas que la nuestra, que tratan de ayudarnos a evitar nuestra autodestrucción. Así también estas civilizaciones han estado desde hace miles de años observando y avisándonos de los peligros que nos estábamos generando. ¿Acaso cuando vemos un niño pequeño no tratamos de cuidarlo de los actos que podrían lastimarlo? El hombre no es humilde, su soberbia, e ideas de que la creación está por debajo de él, no le dejan ver la realidad.
La Iglesia ha permanecido en silencio, sólo silencio, o desacreditación de los saberes que podrían amenazar, no a Cristo, sino al poder de la Iglesia.  ¿Es crístico o anticrístico ocultar información para poder manipular a las multitudes?

Por último Giorgio Bongiovanni anuncia el Retorno de Cristo, de un Cristo vivo que regresa para juzgar al hombre y así poner un coto a la maldad, a la inconciencia del hombre que genera víctimas y víctimas, amenazando incluso con que ya no podamos llamarnos humanos. En cambio la Iglesia tiene un Cristo muerto, eternamente crucificado, un Cristo que parece ordenar eternamente que debemos perdonar y tolerar a los asesinos, y que por lo tanto no se compadece de las víctimas. Luego este Cristo, sin más, condena al paraíso o al infierno ¿Es acaso esto creíble por una mente inteligente? ¿A quién le interesa que Cristo esté bien muerto? ¿Es esta idea crística o anticrística?
 Dejamos planteados estos contrastes para que cada uno se pregunte a sí mismo en qué y en quién elige creer.

Montevideo, 21 de mayo de 2012.
Adriana Navarro.