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Setun-Shenar100DEL CIELO A LA TIERRA

DE SETUN SHENAR ATRAVÉS DE GIORGIO BONGIOVANNI.
TOMÁS, ALMA PRECIOSA. TUS EMOCIONES DE JOVEN, TUS SENTIMIENTOS Y TUS ANÁLISIS COHERENTES DE LA VIDA COMUNITARIA DEL ARCA SON PARA NOSOTROS EXTRATERRESTRES UNA SEÑAL POSITIVA HERMOSA DE NUESTRO TRABAJO,  DE NUESTRA MISIÓN EN EL PLANETA TIERRA
GRACIAS, AMIGO Y HERMANO GIORGIO, CÁLIZ VIVIENTE DE LA COMUNIÓN CRÍSTICA. GRACIAS TOMÁS, JOVEN ALMA QUE REPRESENTAS  UNA DE LAS   ESPERANZAS  DE  LA VIDA DE LA MADRE TIERRA. GRACIAS A TODAS LAS ARCAS DE LA HERMANDAD CÓSMICA DESARROLLADAS EN LA GALILEA DE LOS GENTILES. QUE LA UNIÒN, EL AMOR Y LA FÉ ESTEN SIEMPRE IMPRESAS EN VUESTROS CORAZONES, LOS CUALES BRILLAN Y ARDEN CON EL  HEROICO FUROR DEL FUEGO QUE NUNCA SE APAGA.
QUE CRISTO SEA SIEMPRE VUESTRA CERTEZA.
PAZ!

                                                                   SETUN SHENAR  Y LOS HERMANOS SALUDAN CON AMOR

Sant’Elpidio a Mare (Italia)
6 de septiembre 2012. 15:30 horas
Giorgio Bongiovanni


MI EXPERIENCIA EN EL ARCA DE ROSARIO
Por Tomás Martínez

En estos momentos cuando escucho el nombre Arca, viene a mi mente la imagen de un Cristo Universal velando por todos los seres que habitan en el cosmos, sobre todas las almas que allí mismo anidan. 

Un color azul esmeralda reposa sobre el cielo polar, irradiando a millones de corazones que esperan atentos la llegada de Cristo. Por el contrario, otros millones de corazones se siguen sumergiendo en el denso mundo físico en el que vivimos, sobre las grietas del bajo mundo, creación que los demonios nos han inducido a fundar. 
El espíritu se nutre a través del ambiente y la energía que nos rodea. Si se pudiera definir el oxígeno de las Arcas, yo lo definiría como un lugar lleno de limpieza y purificación. Mientras que en el exterior de la sociedad mundana siento que el aire está muy contaminado y tiene un oxígeno pernicioso para la salud del alma. Yo denomino al exterior, a la sociedad mundana, como el bajo mundo.  

Yo comencé a ir al Arca de Rosario gracias a mi padre, que años anteriores se había interesado por la obra de Giorgio Bongiovanni. Allí mismo conocí a grandísimas personas, con grandes corazones, con grandes ideales, allí mismo fue adonde yo eliminé con firmeza a mis pasados más obscuros, que anteriormente habían acechado a mi espíritu. También allí fue adonde empecé a cultivar la semilla de la bondad, y a pesar de que actualmente esta semilla todavía está en un proceso de madurez, tengo fe de que será la luz de mi nueva esperanza, una antorcha que va a iluminar mi camino, aún si caminara entre los obstáculos más espinosos y sangrientos que pudieran existir. 

Cuando empecé a ir al Arca frecuentemente, a mediados del año 2011, los primeros días se caracterizaron por una particular confusión. Aprendía cada vez cosas nuevas e increíblemente sorprendentes. Con el paso del tiempo este desconcierto se fue aclarando y llegué a acostumbrarme cómodamente a ese lugar, que de maravilloso tiene absolutamente todo. Allí aprendí a dejar de pensar en mí, a ser más solidario y a abandonar ciertos malos hábitos que yo había repetido a lo largo de mi vida.

Por primera vez en muchos años, dejé de sentirme tan solo, sabiendo que si yo estaba mal habría personas que podrían ayudarme. Me volví más positivo y familiar con mi entorno, dejando de lado el cinismo y la ironía que me caracterizaron en la etapa temprana de mi adolescencia. Todo empezó a ser más suave, más liviano y más fácil de asimilar.
Algo que me sorprendió mucho del Arca fueron los jóvenes que allí encontré. Todos parecían tener historias particularmente sincronizadas y relativas, los unos a los otros.  
Diciembre comenzó y en el Arca surgió la posibilidad de viajar a Capilla del Monte, en la provincia de Córdoba. Fuimos. Fueron cuatros días grandiosos, que a muchos nos sirvió para aclarar nuestros pensamientos, sacar lo malo y perfeccionar lo bueno. Fue un viaje que sirvió para que posteriormente el Arca se pudiera reorganizar en todo sentido.

Particularmente, tenía grandes confusiones espirituales que en aquel viaje pude aclarar. Definitivamente, el camino cambió trascendentalmente mi forma de ver al Arca, ya no me sentía un forastero en este grupo. Todo lo contrario: me sentía parte de él. Por primera vez, había sentido la fuerza de la manifestación de todos los corazones unidos en una sola fuerza espiritual. Era la primera vez también que comencé a darme cuenta de la importancia del ARCA.

Justo en ese momento fue cuando decidí que jamás abandonaría este lugar, por más lejos que alguna vez pueda estar, siempre voy a volver. Porque es algo que supe en aquel momento, algo que ahora siento y espero que por siempre pueda sentir: el Arca es un privilegio que no todos tienen y el que realmente lo tiene, mínimamente debería estar consciente y con total agradecimiento al Cielo.   
Esto es lo que tengo para decir, nada más.


Tomás Martínez
19 de marzo del 2012
Arca Lily Mariposa
Rosario, Santa Fe, Argentina