Esta página web utiliza cookies de carácter técnico propios y de terceros, para mejorar la navegación de los usuarios y para recoger información sobre el uso de la misma. Para conocer los detalles o para desactivar las cookies, puedes consultar nuestra cookie policy. Cerrando este banner, deslizando esta página o haciendo clic sobre cualquier link de la página, estarás aceptando el uso de las cookies.

rubenzaratePor Ruben Rajich.
Que palabra más puedo agregar si en definitiva ninguna puede reflejar lo realmente vivido en este último encuentro con mi familia del cielo. Y es que cada encuentro que es generado por la visita de Giorgio Bongiovanni son momentos únicos, irrepetibles, grabados a fuego en nuestras almas. Y la última experiencia vivida no es la excepción. Pero de todas, esta tuvo aditamentos que la hacen mucho más especial. El punto más alto y de enormes emociones fue cuando se realizó la reunión de Arcas, organizada por los queridos chicos de Zárate y Campana. ¿Que estuvo a la perfección? Sí. ¿Que el lugar era fantástico?  También. Con show y comida para todos los presentes, no faltó absolutamente nada. Pero si todas estas cosas no hubieran estado, estoy completamente seguro que no iban a cambiar lo que viviríamos todos, aquel día.
En la vivencia personal, debo decir que los sentimientos y la emoción comenzaron a crecer desde que llegamos a capital y tomamos rumbo Con Fabián y Adriana, hacia la llegada del buque bus para conocer a Georges Almendras y dos hermanas de Uruguay. Almendras viajaría con nosotros y otros hermanos hicieron un lugarcito para las hermanas uruguayas. Este encuentro provocó el comienzo de algo que poco a poco, se convirtió en una vorágine de sentimientos, que eclosionaron esa tarde.
Y hasta este punto quería llegar, aunque me salté varios detalles y anécdotas, porque siento que debo trasmitir lo que ese día sentí. Mientras fueron pasando los distintos representantes de las Arcas, para contar sus experiencias y mensajes, para ser compartidos con todos, ya casi me era imposible retener una sola lágrima. Una emoción indescriptible. Exacerbado aún más por la presencia de Giorgio y Juan Alberto. ¿Era Felicidad, era Amor? No. Era eso y mucho más, porque en un momento de lucidez comencé a comprender que estaba viviendo una verdadera y autentica común-unión, con mis hermanos y con el Cielo. Esa unión que tanto nos remarca y pregona Giorgio. Eso que sentí ese Día, no me lo voy a olvidar nunca más.
Hasta que ya no aguanté más y comencé a llorar sin parar. Y lo abrasé a Fabián, a Fermín y Ornella (por toda su dedicación a la obra), a Nico, a mi señora Adriana que me acompaña en este camino. Quería abrazarlos a todos.
Pero todavía el día no terminaba y me tenía deparada una sorpresa más.
Cuando es llamado Fabián para expresar por micrófonos su experiencia, nos pide a Adriana y a mí, que pasemos junto con él. En principio me negué, pero su insistencia fue más fuerte. Y le agradezco por eso, porque pude agradecer a todos, por tanta generosidad, por haber encontrado mi lugar en el mundo junto a toda esta gente, que quiere y desea un mundo de Amor.
Cuando nos retiramos del frente, ya había casi cumplido con lo que quería, abrazarlos a todos. Me faltaban dos personitas, je je, Juan Alberto y Giorgio. Al primero de ellos se lo di con facilidad, porque ya hemos roto el hielo, fue fácil. Pero cuando llegó el momento de Giorgio, no pude y arrugué. Enseguida encaré para mi asiento, pero Giorgio no me dejó, me abrazó, no me lo esperaba. Ya estaba, no necesitaba más nada en el mundo, después de todo esto. NO hay oro que lo valga.
En definitiva hay algo en lo que quiero hacer hincapié. Puedo decir quién era yo antes de esa reunión y quien fui después. Cuando salimos de La Plata, estábamos un poco desinflados, con pocas fuerzas, no sentíamos ese sentimiento y esa fuerza dentro nuestro. Pero bastó solo, comenzar poco a poco ver las caras de todos. De compartir, de sentir que por un momento escapábamos a este mundo de sufrimiento y caos. Y por un instante creamos un pequeño mundo, donde no existían países y partidos políticos. Y me viene a la mente, “Imagine” de John Lennon. Y quisiera que ese pequeño mundo, estuviera ya instaurado en este planeta. Espero y es mi deseo, que cada uno de nosotros grabe en su memoria aquel día y hagamos una costumbre de esta práctica. Hoy nos sentimos con fuerza todavía, por que quien Grita en el desierto, sigue estando entre nosotros por concesión del Padre. Pero sabemos que debe cumplir su misión. Ojalá, Dios cambie sus planes para con ÉL. Pero de no ser así, debemos tener muy presente aquella tarde y atesorarla en nuestros corazones, para cuando ya no esté en este mundo.  Porque si estamos unidos, Él estará presente.
Los quiero mucho a todos y espero verlos pronto.

Ruben Rajich.
18 de Abril 2013