Esta página web utiliza cookies de carácter técnico propios y de terceros, para mejorar la navegación de los usuarios y para recoger información sobre el uso de la misma. Para conocer los detalles o para desactivar las cookies, puedes consultar nuestra cookie policy. Cerrando este banner, deslizando esta página o haciendo clic sobre cualquier link de la página, estarás aceptando el uso de las cookies.

solx100
Por Alicia Becerra
Ya casi en los estertores del otoño, ya casi alumbrando el invierno, con el escenario de las hojas caídas amarillas y rojas por el suelo, me siento en el patio de mi casa, a escribir estos sentimientos. El sol benévolo y tierno de esta estación, me abriga y reconforta el alma, me energiza los sentidos y despierta en mi ese bienestar que siempre advertí, desde pequeña aún cuando en los días de verano, lastimaba mi piel poniéndola roja. Yo lo amaba y sentía como hoy ese bienestar que no puedo describir, pero que traspasa mis sentidos y me lleva a otras estaciones emocionales mucho más sutiles y elevadas. Cuando aún no transitaba este camino, pensaba que era porque es el sol el astro que rige mi signo del Zodiaco.
Años de búsqueda de la verdad, me llevaron para saber que el SOL es nuestro Padre, es la morada donde vive, es el lugar desde donde partimos y a donde llegaremos luego de vidas de evolución.
Hace mucho tiempo que tenía ganas de escribir algo sobre nuestras vivencias en el Arca, sobre cómo (y supongo le pasara a las demás), hemos ido mutando, transformándonos, a través de los años, a través de las situaciones humanas y prácticas que la vida nos ha planteado.
Sin duda, por lo menos para mi, ésta es un Arca especial, no se si alabar esta condición ya que la palabra lo dice, especial no es ni mejor ni superior, es distinta en su contenido y en su obrar.
A veces comparo el Arca con el Pais, con nuestro Uruguay, somos callados, sufridos por demás, austeros con los sentimientos, a veces muy tibios para mi gusto, pero leales a lo que son nuestros principios, perseverantes en nuestro derrotero, bastante grises en todas nuestras manifestaciones, pero a la vez con una Luz brillante que no nos permite desfallecer.
El arca, o nosotros sus integrantes, somos así, y también como el Pais, tenemos muchas limitaciones económicas, y siempre nos quedamos con el sabor amargo de no poder ofrecer más a la Obra y a Giorgio, siempre soñamos con poder tener más para dar más, se que esto le pasa a cada uno de nosotros, especialmente cuando Giorgio y su familia nos visita, nos sentimos felices y nos esmeramos por ofrecer lo mejor, pero siempre con esa sensación de que es poco, que tendría que ser de otra manera…
Sin embargo Giorgio es muy feliz entre nosotros, el ama nuestra humildad, nuestras carencias, se le nota ya cuando está llegando a su casa en Montevideo, la alegría en sus ojos, Él siente que llega a casa… Y eso que es TODO es lo que nos hace resistir todas las adversidades, todas las piedras y doy fe que son muchas que entorpecen nuestro caminar.
Somos pocos, si, el cernidor del que tanto nos ha hablado Giorgio, ya ha pasado por nosotros, somos pocos, si, pero estamos unidos, somos como me gusta llamarlo un pequeño zoológico, cada uno distinto al otro, cada uno con sus miedos, fobias, traumas, a cuestas, pero nos hemos convertido en algo bastante parecido a los hermanos, nos sentimos, nos comunicamos y sobre todo hemos aprendido a disfrutar juntos en los largos meses en que Giorgio no está. Nosotros los que estamos cada lunes, somos como diría el Director de una compañía de Ballet: El cuerpo Estable.  
Hoy quiero destacar especialmente, la tarea maravillosa que desde hace un año hacen 4 integrantes, Maria del Carmen, Raquel, Matilde y Aroma se turnan para cocinar y servir la comida, todos los lunes, a más de 30 personas en nuestro local.
Ellas amorosamente trabajan en la cocina, se ocupan de las compras, reparten las viandas a la gente, lavan, ordenan y todo lo hacen con un gran amor. Vaya para ellas especialmente y para todos los que indirectamente contribuyen, el más grande reconocimiento y agradecimiento porque con su ejemplo nos dan fuerza y esperanza para seguir.
El Padre Sol que tanto amo, el calor de sus rayos ya despidiéndose en la caída de la tarde, me transporta a soñar con un mundo mejor, con el Padre premiando a sus hijos solidarios y altruistas y castigando a los materialistas, corruptos, criminales. Un mundo donde se respete la naturaleza, la vida, los valores humanos, un mundo donde seamos hermanos de corazón, donde nuestras luchas sean por los otros más que por nosotros mismos…
Padre Sol, solo te pido con todo mi corazón algo esta tarde tibiecita…
Ilumina y protege con tus rayos dorados a Giorgio, tu dilecto hijo, para que complete su Misión en estos tiempos. Suaviza su sufrimiento y ayúdalo con toda tu infinita Misericordia.
Alicia Becerra
Junio, 8 de 2013