Por Cristina Collino
Hablar sobre lo vivido en estos días de Semana Santa 2013 junto a Giorgio, Sonia, Sonietta y los hermanos de Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile y Méjico es muy difícil para alguien como yo a quien le cuesta expresar sus sentimientos. Contar los días vividos y las enseñanzas que Giorgio nos dejó se irá haciendo a medida que se vayan desgravando las charlas y así las profundas perlas de sabiduría que fue brindando se plasmen en el papel. Lo que no se va a poder trasmitir es lo que se siente en el corazón, en el plexo y en todas las células del cuerpo cada vez que se comparte una charla privada, un encuentro entre hermanos, o una conferencia publica con este Hombre. (Hombre?, por más que lo escriba con mayúsculas la palabra queda chica).
Siguiendo a Eugenio tuve la posibilidad de conocerlo, hace ya muchos años, y ya nunca mas volví a ser la misma, y si el genio de la lámpara mágica me concediera un único deseo este sería que mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo y el mundo todo lo escucharan e hicieran carne sus enseñanzas y así esta conmoción tan intensa que yo siento y que guardo en mi corazón para recordarla en cada situación de mi vida, la pudiera compartir con las personas que amo.
Gracias a su disponibilidad total, cuando Giorgio habla es el Cielo que baja a nosotros para despertarnos. Y a pesar de lo que sentimos, vemos y escuchamos seguimos equivocándonos. Pero si nosotros, que tenemos la posibilidad de escuchar las enseñanzas Crísticas de forma tan directa, fallamos una y otra vez, como no van a errar el camino aquellos que no tienen nuestra suerte. Es por eso que si queremos un mundo mejor el camino es conocer, abrir los corazones, perseverar, difundir, comprometerse, actuar.
El Cielo se toma el trabajo de acercarnos la Verdad a través de sus enviados, a nosotros, menos que un puntito dentro de la inmensidad del cosmos, y esta Verdad es la que nos hace libres ya que el conocimiento de los mecanismos del Padre es lo que nos permite avanzar a pesar de nuestras limitaciones y de todas las tentaciones que se nos presenten; podemos crecer, superarnos. Y al hacerlo ayudamos a avanzar a los que están a nuestro lado, y la oscuridad va perdiendo su negrura y la Luz va ocupando más espacio.
Hoy, lejos físicamente de todos aquellos con los que compartí momentos tan intensos pero siempre cercanos en el espíritu, renuevo mi compromiso y me prometo intentar resistir haciendo lo que esté a mi alcance para que el regreso del Cristo sea visible para todos y el nuevo orden sea una realidad.
Cristina Collino
Paraná (Entre Ríos)
11 abril 2013