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giordanobrunocosmologia100Por Erika Pais
MATEO 13
10 Sus discípulos vinieron y le preguntaron:
—¿Por qué usas parábolas cuando hablas con la gente?
11 —A ustedes se les permite entender los secretos del reino del cielo —les contestó—, pero a otros no.
12 A los que escuchan mis enseñanzas se les dará más comprensión, y tendrán conocimiento en abundancia; pero a los que no escuchan se les quitará aun lo poco que entiendan.
13 Por eso uso estas parábolas:
Pues ellos miran, pero en realidad no ven.
    Oyen, pero en realidad no escuchan ni entienden.
14 De esa forma, se cumple la profecía de Isaías que dice:
“Cuando ustedes oigan lo que digo,
    no entenderán.
Cuando vean lo que hago,
    no comprenderán.
15 Pues el corazón de este pueblo está endurecido,
    y sus oídos no pueden oír,
y han cerrado los ojos,
    así que sus ojos no pueden ver,
y sus oídos no pueden oír,
    y sus corazones no pueden entender,
y no pueden volver a mí
    para que yo los sane”.
16  Pero benditos son los ojos de ustedes, porque ven; y sus oídos, porque oyen. 17 Les digo la verdad, muchos profetas y muchas personas justas anhelaron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y anhelaron oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.
 
El dolor invadía su cuerpo estremeciéndolo, el replicar del fuego se mezclaba con un sonido gutural que salía de su garganta. Los testigos de la infamia que estaban en la Plaza observaban con remordimiento porque sabían que, una vez más, asesinaban La Verdad. Mientras el fuego derretía sobre sus huesos la piel, las venas y evaporaba la sangre, su alma se elevaba y se liberaba. Una vez liberado de la cárcel del dolor su espíritu desde lo alto observaba el espectáculo, escrutaba en los pensamientos de sus discípulos, miraba con compasión los llantos contenidos de aquellos que fueron sus amigos, desde los más fuertes que soportando el escarnio y la burla mantuvieron su nombre en alto hasta los más débiles que intentaron olvidar, durante el tiempo que duró su cautiverio, las horas compartidas con su Maestro, dudando del origen de sus enseñanzas y dejando a un lado el recuerdo del éxtasis experimentado cada vez que Giordano hablaba. Los grandes prelados con sus lujosos, dorados, puntiagudos y ridículos sombreros proyectaban en el suelo sus sombras vomitantes, la figura humana se transformaba en diabólicas danzas, pareciendo que se burlaban del acto que estaban cometiendo. Las lágrimas en los ojos hacían borrosa la escena y la repugnancia y la rabia hacía galopar el corazón en las entrañas, pareciendo que explotaría escupiendo sobre todos los presentes. Solo la muerte podría ahogar ese sentimiento amargo, la bilis subiendo a la garganta, la impotencia, el desamparo, la confusión, la sensación de pérdida que una sola antorcha apoyada en la paja provocaba, asesinando a aquel que solo había intentado que todos “VIERAN”.
A lo largo de la Historia la Iglesia Católica se ha empecinado en controlar, socavar y “mantener a raya” el conocimiento. Asesinando a todo aquel que se atreviera a aportar algo de sabiduría en una época y dando por ridículas las teorías evolutivas en otra.
Pero también ha sido una constante su intento por adaptar los evangelios y las escrituras al proceso científico. Por lo que, nos encontramos que después de 200 años de criticar la Evolución del darwinismo optó por anunciar que Dios está detrás de la selección natural y que si el hombre desciende del mono es porque Dios también creo al mono. También pudimos observar que luego de asesinar a quienes exponían que la tierra giraba alrededor del Sol, terminaron construyendo uno de los observatorios astronómicos más grandes y sofisticados del mundo, no para mantener a raya el conocimiento esta vez, sino para tener de primera mano las noticias que pudieran venir de “afuera”.
¿Qué es lo que le está preocupando a la Iglesia? ¿Qué motiva visitar el mundo anunciando que la ciencia y la fe no se separan y mejor aún y en una pobre brazada de ahogado anunciar que Dios también creo el espacio, el universo y todo lo que lo compone?
Gracias a las actividades que una hermana del arca desarrolla en la Universidad Católica ya que cursa allí la carrera de Ciencias de la comunicación, nos enteramos que Gabriel Funnes, Director del Observatorio Astronómico del Vaticano daría una charla en el salón de actos de la Universidad titulada: Ciencia y Fe. No dudamos ni un segundo en concurrir a escucharlo.
Dicha charla estaba orientada a explicar la teoría más aceptada sobre la creación del universo el Big Bang y la explicación sobre cómo estaba compuesto el mismo, habló de las estrellas, de la cantidad de planetas que había en el universo, la creación de los planetas científicamente hablando y hasta dejó traslucir una teoría sobre que en realidad existían varios universos y no solo uno, teoría que luego se apresuró a aclarar que aún no estaba comprobada. Desde su postura salesiana culminó diciendo que todo eso fue creado por Dios y que la iglesia poseía una gran capacidad de apertura mental, mencionó que el juicio a Galileo fue un error que el Papa Benedicto aceptó pidiendo disculpas públicamente, tratando de dejar de lado todas las muertes y asesinatos que la Iglesia cometió contra quienes habían hablado sobre las mismas cosas que él hoy muy cómodamente y sentado en un lujoso salón entre la bandera de Uruguay y el Vaticano exponía. Es casi imposible poder describir la cantidad de sentimientos que experimenté en esa sala, en un momento me trasladé en el tiempo y todo cambió y donde estaba Funnes en esa gran mesa larga estaba la inquisición y donde estaba el público los testigos y en el medio Giordano Bruno intentando hacer comprender la inmensidad del espacio, el brillo de las estrellas, el azul oscuro del cielo de la noche y de las criaturas provenientes de esas estrellas. Las largas y tediosas exposiciones científicas que quedaron como legado para aquel que le es permitido saber y ver. Hace 414 años fueron pocos los que podían ver y hoy eso continúa.
La reacción inmediata fue de rabia, comencé a temblar y sentí como ese temblor venía desde muy dentro, gracias a Dios que Victoria estaba conmigo y por amor a ella, su casa de estudios y al cometido por el que fui que pude contener el sentimiento y las ganas de levantar las sillas por los aires y exigir a los hipócritas que me devuelvan nuestro Maestro arrebatado, que el pedir perdón no alcanza para borrar esa escena dantesca donde el fuego quemaba sus carnes y que a pesar de todo eso, la Iglesia aún no ESTABA VIENDO. 400 años pasaron para poder escuchar a la Iglesia hablando del cosmos al mundo. Cuando llegó el momento de las preguntas dijeron que solo 3 o 4 responderían y siendo que éramos cientos en la sala pensé que las nuestras no las leerían. Pero el Cielo nos regaló un pedacito de Justicia y justamente la que hicimos nosotras fue la primera y casi la única de las que leyó ya que solo contestó 3 y de esas tres dos fueron formuladas por nosotras en un pedacito de papel que pasaron a recoger entre los asistentes. Frente a la pregunta sobre la vida inteligente en el cosmos contestó que: “era más difícil encontrar vida inteligente en la Tierra que en el espacio” y a la pregunta de que si esta vida inteligente se podría relacionar con la fe su respuesta fue que: “sin lugar a dudas la fe y esta vida inteligente van de la mano”.
Una vez finalizado nos acercamos a el y dialogamos unos minutos breves y esa sensación del principio me acompañó todo el viaje de retorno a casa. La ciudad desapareció frente a mí y mis pensamientos me llevaron a otro lugar, lejos, muy alto en las estrellas, un lugar donde pude abrazar a Giorgio porque el volvió a buscar a todos los que como dice el Cristo puedan “ver” y pensar en cuantas cosas hemos visto y cuantas más podremos ver junto a él. Y que aunque quemaron las carnes no pudieron matar su espíritu, hoy Giordano está una vez más con nosotros y el Cielo nos regala pedacitos de Luz. Y encuentros como el de esa noche me hacen descubrir, una vez más, de que algo muy grande está pasando en el Cielo y en la Tierra y la Gran Ramera necesita purgar sus penas, pero al mismo tiempo siguiendo una línea de pensamiento lógica me digo que de todas formas aún no ven porque cuando apenas están reconociendo la vida en el espacio el Cristo está volviendo y el tiempo se acerca.
Erika Pais.
Montevideo, 20 de mayo 2014.