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thomasegioegio100Por Thomas Matteucci

A veces es realmente inexplicable poder descifrar las dinámicas del Cielo. Es realmente incomprensible llegar a entender cómo nosotros, humildes ovejas del Señor, logramos pasar a formar parte de cosas tan grandes. Pero os digo que es posible si damos nuestra absoluta disponibilidad con sincero amor. Esto es lo que me ocurrió en esta maravillosa experiencia. Para mí era un sueño poder acompañar a estos gigantes y humildes servidores de Cristo. Un sueño que se hizo realidad sin preaviso. El Cielo llama y quiere probar verdaderamente si lo que prometemos en lo más profundo de nuestro ser estamos dispuestos realmente a mantenerlo, y a veces nos pone en graves dificultades para tener que elegir, hasta incluso por momentos corriendo el riesgo de comprometer las cosas que más queremos: nuestras certezas. Quiere estar seguro de que efectivamente estamos a punto de perder todo aunque sea simplemente por estar cinco minutos ante la presencia de sus auténticos emisarios para servirlos, apoyarlos, cuidarlos, o inclusive sencillamente como sus acompañantes. Perdonaréis mi lectura que tal vez suene algo fanática pero esto es lo que siento y lo que vivo.

Así fue como Pier Giorgio Caria me llamó en una normal tarde de jueves y me pidió que lo acompañara a Montevideo, Uruguay, para reunirnos con Giorgio Bongiovanni. La mente me dijo: un viaje imposible, el trabajo, los compromisos, el pasaporte, ya que precisamente tendríamos partir en los próximos tres días, pero el corazón me susurró: ¡PARA DIOS NADA ES IMPOSIBLE!

Animado por esta fe comencé a bajar la casi impracticable montaña de dificultades y como por arte de magia vi que comenzaron a abrirse puertas que ni siquiera podía llegar a pensar que existieran. De hecho es que inmediatamente logré obtener dos semanas de vacaciones, hacer el pasaporte en menos de 24 horas y viajar. Algo increíble. ¡Es maravilloso experimentar todo esto!

Me sentía realmente extasiado por saber que podría estar más de una semana con Pier Giorgio, este infinito pozo de conocimiento y sabiduría, tocado y visitado por la potencia de los Señores de las Estrellas, un verdadero brasero ardiente lleno de Amor Crístico en absoluto equilibrio que se manifiesta de forma evidente en su ejemplar vida de servicio y total dedicación hacia el prójimo, como nos pide Cristo.

Aprovecho la oportunidad para agradecerle con todo el corazón por lo que él ha representado para mí en este viaje y que representa en mi vida: un Maestro, un Amigo, un Hermano, un Padre. Una alegría aún más fuerte fue para mí enterarme de que vería a Giorgio, que el simple hecho de pensarlo me hace llorar. Cuánto Amor siento por este Ser, si pienso en su vida, en sus conferencias, en su grandeza, en todo lo que ha creado con constancia, coherencia, sacrificio, creo que muchos de vosotros lograrán entenderme.

Y bien, si, partimos para un largo viaje hasta Uruguay y quienes nos esperaban además de Giorgio, Sonia y Sonietta,  eran los hermanos de Latinoamérica.

Llegamos a Montevideo, acompañados por Georges Almendras y Agustín, nos dirigimos hacia el Arca. Una humilde casa, cerca de la costa del majestuoso Océano Atlántico. Al entrar, incluso antes de ver cualquier otra cosa, me encontré frente a mis ojos con el majestuoso, maravilloso y sugestivo cuadro del “Consolador”. Gentil y Poderoso, Acompañante y Protector. Guía silencioso y siempre presente de ese hombre al que ha elegido, como su Maestro, la Cruz, con tal de brindar una nueva posibilidad, la última, para el género humano, una posibilidad de arrepentimiento y de salvación.

Los Hermanos y las Hermanas, Erika, Marita, Paola, Matías y el pequeño Giorgito nos reciben con amor haciéndonos sentir inmediatamente como en casa.

Fue algo muy emocionante asistir luego, por la tarde, a la reunión de Giorgio con los jóvenes del Arca. Es hermoso ver a chicos tan jóvenes sentados alrededor de ese Oráculo de Verdad con esos ojos llenos de dulce ingenuidad, pero que ya están animados por ese profundo interés y atracción por este maravilloso y misterioso escenario que se presenta ante ellos. ¡Un torbellino de emociones!

Al día siguiente nos preparamos para partir hacia Artigas, donde la fascinante historia de la Sagrada Piedra del Corazón nos esperaba. Otro largo viaje nos condujo hasta el Norte del País, donde Hermanos de diferentes localidades de Latinoamérica ya habían viajado para alcanzar a Giorgio y asistir a esta singular celebración de los 50 años del descubrimiento de una nueva Señal y prueba de que nuestros Padres Creadores jamás nos abandonaron, es más, siempre nos han guiado, instruido y sobre todo informado sobre las denigrantes condiciones del género humano.

Quiero detenerme en dos hechos que ocurrieron en este lugar y que me emocionaron muchísimo.

Una noche, en un determinado momento del alboroto de la cena en el restaurant del Hotel, noté que Giorgio estaba hablando con un hermano y estaba muy conmovido. Atraído por la escena intenté comprender qué era lo que ocurría y en seguida me di cuenta de que la pregunta que este hermano le había hecho a Giorgio tenía que ver con Jesús. Él le había preguntado precisamente cómo era vivir cerca Suyo y qué era lo que se sentía. Giorgio, con las lágrimas que no dejaban de brotar de sus ojos, y con incontrolables sollozos le explicaba que es algo inconcebible, no se puede comprender lo que significaba estar ante la presencia de un Ser tan sublime, y también dijo: “Él hablaba con todos, no hacía ninguna diferencia, con nadie, ni leprosos, ni prostitutas. ¡El Hijo de Dios daba amor a todos! Curaba a cincuenta hombres ubicados en fila de una sola vez, a través de la imposición de manos, de las que salía Luz, los enfermos quedaban completamente curados, los muertos resucitaban. Es algo incomprensible para la mente humana darse cuenta de ello. Y fueron  precisamente los testigos de esos milagros quienes se burlaron de Él, quienes lo persiguieron, lo maltrataron, lo ultrajaron y lo asesinaron”.

Sonia, con amor, intentaba consolarlo y él, con el rostro aún surcado por las lágrimas, dijo: “Amor te pido perdón, es más fuerte que yo, no puedo hacer nada, yo lo conocí, viví estas cosas”.

Luego nos trasladamos a una sala adyacente junto a todos los hermanos reunidos, Giorgio seguía estando muy emocionado y siguió diciendo: “Miro a estos jóvenes y pienso en el riesgo que corren de perderse en el mundo materialista. Si Él hubiera estado ellos habrían tenido una certeza. Yo puedo llegar a esforzarme para transmitir Su Amor, si, tengo estas señales, pero no hay nada como conocerlo, verlo, haberlo tocado, no, no soy Él. Daría mi vida ahora, en este preciso instante con tal de lograr que Él se materializara frente a vosotros. Él está aquí ahora, pero no se quiere mostrar, no todavía, no sé por qué, pero no quiere hacerlo” - calló por un instante y luego dijo: “pero Lo veréis, si, Lo veréis, todos”.

Y bien querido Giorgio, puedo decir que jamás serás Él pero créeme solo tú, a través de estos momentos que nos haces vivir, transmitiéndonos este amor indestructible, incorruptible que nos cargas con esa fuerza esencial necesaria para poder permanecer unidos, firmes con amor, perseverancia, certeza y resistir en este mundo que a esta altura ya ha sido invadido por el mal y por las injusticias. Eres tú el que anima nuestros espíritus para que reaccionemos, hagamos, luchemos por todas esas causas a favor de la Vida. Si supieras lo que logras transmitir ciertas veces no te sentirías tan abatido. Estos son momentos que querría que fueran interminables, un verdadero alimento para los espíritus sedientos de Maná Solar cercanos a tu corazón.

Ahora concluyo con este último momento ocurrido en la última parte de esta arrolladora experiencia, precisamente corresponde a la parte inicial de la conferencia de cierre del congreso de Artigas. Un hecho que se remonta a cuando te conocí, Giorgio, aquel 5 de Septiembre pasado en Fermo, que llenó de sentido mi vida y de una alegría irrefrenable por haber encontrado el camino cercano a la Cruz Crística. Para mí es imposible describir el momento en que descubrí esas heridas, tanto ahora como en Septiembre del año pasado, fue como si Jesús estuviera allí, en medio de nosotros. Y siento tu presencia y la emoción es incontenible. En ese instante un montón de sensaciones llegaron a mi corazón y las preguntas a mi mente: JESÚS ¿POR QUÉ TE HAN HECHO ESTO, A TI QUE ERES AMOR, QUE HAS AMADO A TODOS, SOLO AMADO, CURADO, INSTRUIDO?... ¿POR QUÉ? Rabia, incomprensión, que inmediatamente se aplacaron por la grandeza de Su gesto, de Su capacidad de infinito amor, incondicional, que supera todos los límites imaginables, quizás desconocidos para la naturaleza humana. Frente a tanta magnificencia no puedo hacer más que hacer una reverencia y aprender.

Gracias a esta experiencia comprendí que nada es imposible para Dios y que nosotros no tenemos que poner ningún límite para no obstaculizar las infinitas posibilidades del Creador. Las dinámicas de la Creación mueven hilos sutiles e invisibles que hacen que lo que nosotros deseamos fervientemente se cumpla. Si somos acordes a las leyes del Amor Universal Él nos responderá con Amor.

Agradezco infinitamente al Cielo porque a través de sus instrumentos tuve la posibilidad de gozar de este regalo, es decir, de transcurrir con vosotros estos momentos íntimos y especiales.


Thomas Matteucci
17 de Abril de 2016