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humildad100Por Claudio Rojas
Consciente de la importancia de la humildad a partir de los mensajes de nuestro Giorgio, especialmente los últimos; y sin pretender dar lecciones del tema ni mucho menos, pues no estoy capacitado ni soy digno de hacerlo, sólo busqué recopilar experiencias y escritos del tema.

En realidad  la humildad es una de las cosas más difíciles de lograr. El orgullo y el egoísmo constituyen la raíz del pecado y la falta más común. Todos los humanos los compartimos. Es decir, no todos somos ladrones, no todos mentimos, pero todos tenemos un problema con el orgullo, la vanagloria o el egoísmo. Por ejemplo, ¿en qué consiste la vanagloria, ese viejo vicio de la humanidad? Es orgullo vacío, estima propia infundada, engreimiento. En otras palabras, "gloria vana". Nosotros, como seres humanos, no tenemos nada de qué gloriarnos. Cualquier rastro de orgullo que manche nuestras acciones siempre será "gloria vana", es nada menos que nuestro falso “yo” nuestro “ego” abriéndose paso para ser siempre protagonista.

¿Qué no es humildad?

Jesús insistió en que sus discípulos adoptaran esta actitud como parte de su carácter (Mt. 20:25-27). Pero sentirse un mártir para ganar la simpatía de otro, criticarse y señalar sus errores para que otro le contradiga o halague, tan solo alimenta el ego. Cuando por miedo, prefiere no mantener las normas de la Palabra. La falsa humildad dice “no valgo nada, soy un fracaso” es no querer trabajar en equipo, enojarse cuando no aceptan sus ideas, sentirse superior o inferior que los demás en un momento determinado. El no reconocer que necesita de los demás, el no participar por que espera que lo rueguen, el no servir a Dios porque no hace lo que uno quiere que se haga.

¿Qué es humildad?

Es tener una perspectiva correcta de uno mismo como criatura de Dios, dependiendo de él para todo. Para ser humildes es necesario morir a nosotros mismos para que Cristo pueda vivir a través de nosotros (Ga. 2:20). Es lo opuesto a la autosuficiencia o a sentirse superior a otra persona. Significa levantar a otro, tomar el segundo lugar y buscar los intereses de los demás. Es la puerta hacia la libertad, la gracia y la santidad. Sin ella no obedecemos. Es la actitud que da poder sin sentir que somos poderosos, es la virtud que nos hace grandes sin que nosotros cambiemos nuestra propia identidad, es aquella que se arrodilla ante la grandeza de Dios y prefiere no ser mencionado con tal de que los demás sean felicitados.

Es la actitud del corazón que reconoce su profunda necesidad de Dios y de los demás, tanto para la dirección de su vida como la provisión de lo que le hace falta. La humildad mejora el carácter y la conducta del discípulo (Fi.4:12). Engalana y autentica nuestra identidad como cristianos e iglesia de Cristo (Jn.3:30). Es la virtud que hace grande a una iglesia, es la virtud que da poder para adorar a Dios, edificar a la Iglesia y proclamar el evangelio con autenticidad, naturalidad, transparencia, sinceridad y frescura.

Qué nos dice Giorgio…? …En unas de las tantas “Perlas de sabiduría”…:

G: El padre se dirige al hijo mayor y le dice: “Tú eres el heredero de mi imperio” –y está descontado que heredará toda su riqueza. – “Yo había perdido a tu hermano, pero ahora le encontré de nuevo y hay que celebrarlo”. Es una enseñanza estupenda, grande, que nos hace comprender que el Reino de Dios lo hereda solo quien le sirve constante y fielmente. El hijo mayor era constante y fiel, el segundo por el contrario degeneró, se perdió y después volvió. Si nosotros somos el hijo fiel que ha trabajado en la viña y nos sentimos en un cierto sentido traicionados por un padre que celebra la vuelta de un hijo degenerado, es señal de que nos falta un detalle fundamental, sin el cual podemos servir bien a Cristo incluso toda la vida, pero no servirá de nada: nos falta la humildad. Un obrero, un operador de Cristo puede ser capaz, culto, teológicamente preparado, conocer profundamente la Verdad, la de Juan, la de Giorgio, la de Ashtar Sheran, pero si no es humilde no cuenta nada, no heredará el Reino de Dios. Lo heredarán ex delincuentes y asesinos que han pedido humildemente de formar parte del Reino de Cristo. Jesús les premiará, mientras Giorgio Bongiovanni, si no es humilde, no será premiado. ¡Entonces sed humildes! Jesús no es el director de una empresa, donde el que obtiene más ganancias merece un porcentaje de títulos bancarios más alta. Jesús es el titular de una empresa donde hay que sacar beneficios, pero con humildad. Él prefiere a quien saca pocos, incluso a quien se equivoca y se cae por el suelo, pero que es humilde: le dará más fuerza. Sin humildad, queridos hermanos, nosotros no iremos a ninguna parte. Tenemos que ser humildes siempre y no es fácil. Es el sentimiento más difícil de realizar. Ser humildes es más difícil que amar, porque amar es parte del instinto bestial del hombre, es el instinto de la procreación.

Instintivamente nosotros estamos ligados a la creación. Con la relación erótica nosotros amamos, no existe una relación erótica de odio, excepto la violencia carnal, pero ese es otro tema. En el amor existe también el instinto, entonces, en un cierto sentido, es más fácil amar. Por esta razón a veces me sorprendo cuando los hombres se odian y se matan. Amar forma parte de la naturaleza de las cosas, del ser humano. No es fácil en cambio desarrollar un sentimiento que no existe en el ser humano y que se debe cultivar. Lo primero lo tienes que sembrar, regar y después hacerlo crecer: esta pequeña semilla se llama humildad y no la tienes desde el nacimiento, te lo tienes que conquistar porque es el secreto del conocimiento y de la evolución, de la sabiduría, del ser genios. El Espíritu Santo revela la ciencia cósmica al hombre humilde; el hombre arrogante se la tiene que conquistar como Caín, con el sudor de la sangre. Entonces el secreto en la verdad es ser humildes, sencillos. Jesús lo enseñó cuando lavó los pies a los apóstoles y se dejó crucificar; sin embargo Él era muy autoritario, incluso daba latigazos, gritaba siempre contra los poderosos. Era violento en la justicia, no era débil, pero con sus hermanos era humilde, nos ha enseñado que a través de este sentimiento adquieres el conocimiento y con él evolucionas.

P: ¿La humildad lleva consigo el perdón?

G: No solo. La humildad lleva consigo todos los valores sublimes de la justicia, del amor, de la fraternidad. La humildad es todo. Jesús dice siempre: “Sed humildes”.

P: ¿Quién tentó a Lucifer?

Giorgio: Lucifer cayó y perdió el sello solar, porque la verdadera tentación no es tampoco Satanás: la verdadera tentación es el egoísmo, el ego. La victoria sobre todo y todos se obtiene solamente exaltándose a sí mismos en la humildad, sólo así nos convertimos en discípulos predilectos de Cristo y solo entonces Satanás no podrá hacer más nada. No podrá conquistaros ni siquiera si os ofreciera el Reino del mundo, o realizara el deseo más grande de vuestra vida.

P: Para nosotros que amamos la Verdad ¿cuál es el deseo más grande de nuestra vida?

Giorgio: El deseo más grande para nosotros los hermanos, que servimos a la Verdad, podría ser, por ejemplo, estar cerca de Giorgio, viajar con él o incluso tomar su lugar o el de Pier Giorgio. Para una persona que no sirve a la Obra podría ser encontrar al Presidente de la República, al futbolista más grande, al mejor cantante, escritor, histórico, al mejor magistrado, etc. Si el deseo no es controlado, o mejor dicho, gobernado por la humildad, os vendrá a buscar un cierto señor que se llama Satanás. Él no se presenta con la cola y con los cuernos, lo hace con el rostro de Ashtar Sheran, de la Virgen, incluso con el rostro de Jesús estigmatizado y te dice: “Querido hermano, he escuchado lo que sientes y quiero que seas el mejor de todos, que tú hagas carrera”. Y dado que se te aparece Cristo y te lo dice, te pondrás a trabajar como un loco para lograr resultados, pero lo harás pasando por encima de tu hermano, serás ambicioso y te abrirás camino dominando, corrompiéndote éticamente. Cuando serás el mejor, querrás ser servido, exaltado, venerado, adorado, pero en realidad serás un hombre en las manos de Satanás, porque el valor fundamental que Cristo nos enseña la humildad.

Satanás ha conquistado a los genios más grandes (Hitler, Mussolini, Stalin y muchísimos otros quizás menos importantes que deseaban el bien del mundo) y cuando fueron obstaculizados, cayeron en la violencia y fracasaron. Esa es la prueba de que estaban con Satanás. Cristo, cuando lo obstaculizaron con la violencia no reaccionó con la violencia, prefirió perder, ser matado, perseguido, destruido, si bien Él era inmortal, habría resucitado y Sus ideas habrían seguido adelante. Cuando nosotros, pequeños como somos, somos obstaculizados por la ambición de querer hacer algo o ser alguien en la Obra, y reaccionamos con arrogancia, desobediencia e intolerancia, sin humildad, esa ambición es una tentación. En nuestra obra somos grandes, importantes ante Cristo y por Cristo, si lavamos los pies a nuestros hermanos, si somos sus siervos. Yo tengo el signo de los estigmas, pero quiero ser vuestro siervo y esto lo he soñado de niño. No quiero ser el sustituto de Eugenio, nunca lo soñé en mi vida; me ha sido impuesto.

Yo quería sólo servir a quien trabajaba para la Obra, en cambio Cristo me ha impuesto hacer lo que hago, pero no tengo que olvidarme de servir y de estar preparado, siempre, en cualquier momento, para servir a un hermano mayor, que Cristo puede llamar de un momento a otro. Sabed muy bien, no olvidadlo nunca, que yo estoy listo para ser su siervo. Si seré así el sello solar no lo perderé nunca.

Pero es en Jesucristo en quien la humildad experimenta su apoteosis: ya no es el hombre sino Dios mismo el que la hace suya y se identifica con ella. La más alta cumbre de esta humildad divina tiene efecto, sobre todo, en dos momentos: el nacimiento y la pasión. Los demás, la elección de los discípulos, la predicación a las masas ignorantes, el perdón a los pecadores, la salud a los enfermos, los milagros, el lavatorio de los pies, son actos de humildad secundarios que tienen sentido a la luz de la humildad vivida como pobreza en el nacimiento en la cueva de Belén y en la humildad que dice degradación, ignominia, ofensa, deshonra e iniquidad en la soledad de la cruz. Nacimiento y pasión: humildad por amor.

Quien ha escuchado en su interior aquel: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”, con la interpelación vivaz de la Palabra de Dios meditada, sabe que la humildad, no es una opción ante la cual cabe declinar la invitación sino una necesidad que, mientras falte, nos hará permanecer inquietos, sin paz, intranquilos: imperfectos e infelices.

-Nuestra Stma. Madre, que habiendo sido elegida para ser la Madre de Dios, se humilla y dice, “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Ella da toda la Gloria a Dios, y se humilla cantando el Magnificat, “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava”.

“Muchos caminos llevan hasta Dios pero, ninguno tan seguro como la humildad. Dios mismo humanado se hizo humilde hasta morir en la Cruz. Yo misma fui exaltada para Madre de Dios por amar la humildad.

Ninguna criatura puede vanagloriarse de lo bueno que haya en ella ni de la potencia de su mente, pues siendo criatura de Dios, a Él debe cuanto es y cuanto tiene y por lo tanto, sólo a Él debe ser dirigido como supremo y único fin.

Sé siempre humilde y sencillo, esfuérzate en serlo y tendrás contigo y en ti a Dios. Déjalo hacer contigo lo que quiera, que siempre podrás estar segura que es por y para tu bien. Comprenderás entonces el inmenso tesoro que es poseer a Dios.”

http://oracionesydevocionescatolicas.com/humildad.htm

Creo que es la característica divina más destacada después del amor y la justicia. «El universo entero se maravilló al ver que Cristo debía humillarse a sí mismo para salvar al hombre caído. El hecho de que aquel que había pasado de una estrella a otra, de un mundo a otro, satisfaciendo, mediante su providencia, las necesidades de todo orden de seres de su enorme creación, consintiese en dejar su gloria para tomar sobre sí la naturaleza humana, era un misterio que todas las inmaculadas inteligencias de los otros mundos deseaban entender».

Dios Padre nos llama hoy a seguir el ejemplo de Cristo. El llamado más grande que èl nos hace es el de la humildad para que podamos ser receptivos a las grandes cosas que él quiere lograr en nuestra vida.  

Claudio Rojas G.

20.11.2016