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GeorgesPor Jean Georges Almendras

Parafraseando a Erika País, diríamos en igual sentido, y con ella, de un escrito reciente: “Campanillas de colores están sonando en el espacio para provocar que las sigamos, el perfume de la Vida nos embriaga y tomamos el vuelo que nos lleva a cualquier parte, porque en cualquier parte Él está. Somos obreros del camino, forjadores de historias, soldados de Cristo y nuestras armas son el conocimiento cabal de la eternidad, el sentido de la Justicia y el Amor por la creación. El Verbo es nuestra pólvora, que cuando dispara impregna el aire de su fuerte aroma. El sacrificio es la consigna, no salir ilesos es la meta, no preservar nuestra  existencia humana bajo todas sus formas materiales es el camino, no permanecer de rodillas es imprescindible, estar unidos y continuar la batalla aún cuando parece perdida es un honor, renunciar a todo y abrazar la eternidad es el fruto de vivir la filosofía cósmica, Su Manifestación al mundo, y Su Justicia es Evolución infinita y Única. Seguirlo es ser Él, Adorarlo es imitarlo, Amarlo es realizarlo”

Podríamos perfectamente tomar esta muy profunda reflexión filosófica, como punto de partida, para ir despertando, hasta si se quiere, para ir allanando  el camino, para que desde el alma estemos disponibles para abrazar las Verdades cósmicas. Primero  asimilándolas  a nuestra matriz interior, y después, comprendiéndolas, para embriagarnos de Vida. De ansias de conocimiento y de ansias de vivir por Él, demostrándolo en cada acto, en cada momento de entrega. Esa entrega que se despertó un día, en cada uno y que con el tiempo fue consolidándose en la dinámica de la Obra, de esta Obra que construye el alma, que la pule y la confronta con la resaca del mundo de la Materia. La Materia que se codea con la Verdad. Esa Verdad “que nos hará libres” y  que no tranzará con los derroteros oscuros y los valores anticrísticos.  Sino que todo lo contrario: los denunciará, los señalará y los pondrá contra las cuerdas.
Podríamos perfectamente tomar esta muy profunda reflexión filosófica de nuestra hermana Erika País, como punto de partida, para ir despertando, para “Seguirlo” a Él y “ser Él. Insistimos.

Con nuestras miserias humanas, con nuestros lastres, con nuestras limitaciones, con nuestras riquezas materiales, con nuestro confort diario, con nuestras necesidades económicas, con nuestros valores cultivados en la infancia, con nuestra cultura y con nuestra incultura, con nuestros títulos universitarios, con nuestro títulos de vida, con nuestro pasado licencioso, con nuestro pasado turbulento, con nuestro pasado confortable,  con nuestras soledades, con nuestras desesperaciones, con nuestros proyectos , con nuestras utopías, con nuestras frustraciones, con nuestros éxitos profesionales, con nuestros problemas laborales, con nuestra salud endeble, con nuestra salud entera, con nuestras estabilidades emocionales y con nuestros conflictos y confusiones: estamos en una Obra reveladora. Sutilmente reveladora. Sutilmente impactante. Plena de sabiduría . Literalmente Crística.

Todos estamos procurando entender cada paso que damos para poder dar un paso junto a Él y Seguirlo. Todos estamos procurando entender lo que nos rodea y lo que vemos en el macro y en el microcosmos, de nuestra cotidianidad, y del planeta. Y del Universo, sin perder la referencia de la Obra.
Procurando recorrer ese camino de “Seguirlo” a Él y “ser Él”, como parte de la  esencia  de esta Obra, es que buscamos –a brazo partido-  desenvolvernos como “..forjadores de historias y soldados de Cristo”.
Convivimos en una Obra que lejos de ser una constructora del almas para ser Él,  es un camino iniciático, que aún al alcance de todos y cada uno de nosotros, no siempre es comprendido o asimilado  por todos y cada uno de nosotros, que sin saberlo ya formamos parte de una avanzada de la nueva Era.

Desde el instante que Él vibró en nuestra alma –sin importar las cronologías, ni los lugares y mucho menos las circunstancias domésticas o vivenciales de ese instante (que literalmente no fue una casualidad) - el desafío está planteado. Y ese reto añejo con atuendos de siglo XXI, oscilando  entre la materia y la verdad, se traduce en la forma de masticar el conocimiento al que nos vemos obligados a adquirir y “amar” con toda nuestra energía posible. Un conocimiento iniciático a nuestra disposición  para digerirlo sin importar culturas, sin importar riquezas y mucho menos pobrezas. Pero siempre procurando no perder el rumbo. El rumbo de esos obreros pertrechados con ese conocimiento al alcance de todos y al mismo tiempo potencialmente  distante.

Esa distancia que no podemos permitirnos el lujo de formalizar, siendo que lo tenemos e Él, ahí, a nuestro alcance. A Él y a su instrumento que tiene un nombre y un apellido –Giorgio Bongiovanni-  que tiene sus señales en el cuerpo y lleva  una vida humana que debe congeniar con sus signos y sus revelaciones y con su misión de anunciar el retorno de Él. Una vida humana que no sobrevuela por los etéreos y románticos mundos del new age y del amor sin amor, sino que por el contrario, se compromete en cuerpo y alma, con la esencia misma de su misión y de la misión de Él, y con la grandeza de la Luz Solar, empuñando las herramientas del sentido de la Justicia y del Amor por la Creación. Un compromiso que lo destaca y lo diferencia, y lo honra. Un compromiso con la Vida, con la Justicia, y con los hombres y mujeres que son justos.
Y si hace unos dos mil años Él cumplía una Misión, que supera con creces a la humanidad en la concepción moderna, la historia, hoy,  parece repetirse con su anunciado Retorno. Ese Retorno que urge y que no se traducirá precisamente ni en crucifixiones, ni en  tormentos y ni en traiciones, porque el sable de la Justicia segará lo que deberá ser segado, a su debida hora y a su debido momento.

Los llamados de hoy (que fueron los mismo de ayer), siguiendo al Maestro  -como hace dos mil años- se deben enfrentar a los obstáculos del mundo moderno y a las trampas de la dialéctica ideológica, sorteando  aventureras y aventureros llenos de rezos, colores bellos y egocentrismos amorfos. Sorteando aventureros y aventureras  que no conocen de manos en el barro ni de los lodazales de la condición humana. Que no conocen de sacrificar la Materia para trabajar por y en la Verdad.

Sacrificios que se registraron (registran) en medio de una (nuestra) humanidad decadente. Sacrificios de hombres y mujeres que en muchos casos sin saberlo (pero viviéndolo) lo  “seguían a Él” para “ser Él”. Y esa es la paradoja que asombra y que nos deja estupefactos. Y que inclusive puede llegar a avergonzarnos. Porque a veces, transitando por el camino de la Verdad de “Él” para “ser Él”,  voceando “fe”  ”hermandad” , “valores cristianos” , “mantras y rituales de sabias corrientes orientales” y “esoterismos circunstanciales”  nos hacemos una trampa en solitario , porque no dimensionamos  el verdadero sentido de lo que significa y de lo que nos toca por “seguirlo a Él”. Porque a veces nos confundimos burdamente y abrazamos el “glamour espiritual” (para salvarnos, egoístamente) apartándonos sigilosa y estúpidamente del  sendero anhelado. Ese sendero del sacrificio, como consigna. Ese sendero  en el que no salir ilesos, es una meta. Ese sendero que se transforma en un camino para no preservar la existencia humana bajo todas sus formas. Ese sendero para no permanecer de rodillas, como opción imprescindible. Ese sendero para estar unidos, y “porque es un honor, continuar la batalla aún cuando parezca perdida”. Ese sendero para renunciar a todo y poder abrazar la eternidad, como el fruto por vivir la filosofía cósmica: Su Manifestación al mundo, y Su Justicia que es Evolución Infinita y Única.

En diferentes momentos históricos, en diferentes circunstancias y en diferentes zonas del planeta, fueron y son muchos los hombres y mujeres que transitaron (y  siguen transitando) por ese sendero para “seguirlo a Él” y “ser Él”: la indígena lenca Berta Cáceres, asesinada en Honduras por el poder; el activista y luchador social “Chico” Méndez, asesinado por la mafia del caucho en el Brasil; el luchador social y guerrillero Ernesto “Che” Guevara, asesinado por el imperio norteamericano en Bolivia; el sacerdote y guerrillero Camilo Torres; el activista de los derechos civiles Martin Luther King, asesinado en los Estados Unidos; el sacerdote Tercer Mundista Carlos Mugica, asesinado por la triple AAA, en la Argentina; las monjas y los sacerdotes  Tercer  Mundistas asesinados por la dictadura Argentina;  el presidente Salvador Allende, asesinado por la dictadura pinochetista, en Chile;  los sacerdotes que públicamente se opusieron al narcotráfico y que por esa  enérgica denuncia fueron asesinados en Argentina y en México; los periodistas asesinados por denunciar al crimen organizado, en México, Brasil, Paraguay, Argentina y Centro América; Monseñor Oscar Romero, asesinado en El Salvador; el Obispo Enrique Angelelli, asesinado en la Argentina; El Obispo  del Estado de Recife, Brasil, Elder Cámara, un emblema de la lucha en favor de los desposeídos de su comunidad y en contra de la dictadura de su país; Vittorio Arrigoni, activista y luchador por la causa palestina, asesinado en circunstancias dudosas en el Medio Oriente; Peppino Impastato, periodista  asesinado por la mafia , en Italia; Carlo Alberto Dalla Chiesa, General de Carabinieri, asesinado por la mafia en Italia; sacerdote Pino Pugliesse,  asesinado por la mafia, en Italia; sacerdote Luici Cioti,  activista social  que lleva adelante una férrea lucha contra la mafia y que está amenazado por Cosa Nostra, en Palermo, Italia; Nino Di Matteo, Fiscal de Palermo que está amenazado de muerte por Cosa Nostra, por investigar la tratativa Estado Mafia; Jueces del pool antimafia Rocco Chinicci, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino  asesinados por la mafia, en Palermo, Italia; Jueces, fiscales y periodistas italianos y extranjeros que hoy luchan en contra de la mafia en Italia; periodista Pablo Medina, asesinado por la mafia del narcotráfico en el Paraguay; periodistas que fueron asesinados por grupos mafiosos en el Paraguay, por denunciar maniobras de la narco política; legisladores uruguayos  Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz asesinados en Buenos Aires por las dictaduras argentina y uruguaya; Eduardo Galeano, periodista y escritor uruguayo cuyos libros y reflexiones despertaron la conciencia humana sobre el saqueo de América Latina por parte de los poderosos imperios de ayer y de hoy ; Madre Teresa de Calcuta, cuya Obra de asistencia de desamparados y moribundos en la India sensibilizó a creyentes y ateos.

Solo son algunos ejemplos (porque la nómina es extensa) de los muchos hombres y mujeres que, reitero, transitaron (y transitan) por ese sendero para “seguirlo a Él” y “ser Él”. Son algo más que ejemplos. Son hombres y  mujeres que constituyen la prueba más irrefutable de lo que podemos hacer cuando inspirados  en el sentido de Justicia y en el amor a la creación, somos disponibles –aún sin proponérnoslo-  precisamente a  “seguirlo a Él” y “ser Él”. Entonces, si los ejemplos nos sobran, y si las enseñanzas cotidianas nos sobran ¿Qué estamos esperando?
Pero para llegar a “seguirlo a Él” y “ser Él”, no alcanzará con que pisemos la tierra fértil de la espiritualidad y de las Verdades Universales. Y  no alcanzará con que memorizarnos los  textos sagrados  del planeta, muchas veces repitiéndolos sin discernimiento y a veces  como autómatas. Y no alcanzará con que idolatremos las imágenes santas. Y no alcanzará con que creamos en Dios. De verdad, me parece que no alcanzará.

¿Nuestro camino iniciático solo lo comprenderemos desde el alma y desde nuestro interior?¿Desde el conocimiento’ ¿Desde las acciones a favor de la vida? ¿Desde los compromisos operativos? ¿Desde la meta “por no salir ilesos”? ¿Desde una entrega sin demagogia? ¿Desde una entrega sin razonamientos y sin especulaciones? ¿Desde una entrega sin soberbias? Es lo más probable que solo así podamos comprender y transitar por nuestro camino iniciático preparando su retorno. Es lo más probable.

Georges Almendras
7 de Enero 2017