Esta página web utiliza cookies de carácter técnico propios y de terceros, para mejorar la navegación de los usuarios y para recoger información sobre el uso de la misma. Para conocer los detalles o para desactivar las cookies, puedes consultar nuestra cookie policy. Cerrando este banner, deslizando esta página o haciendo clic sobre cualquier link de la página, estarás aceptando el uso de las cookies.

jovenes200DEL CIELO A LA TIERRA

JÓVENES SOLARES

HE ESCRITO EL 27 DE MARZO 2017:      

JUAN MANUEL, JOVEN RETOÑO DEL ARCA DE MONTEVIDEO.   
LA EMOCIÓN, LA HUMILDAD Y EL AMOR DE SU ESPÍRITU CARACTERIZAN EL VERBO QUE SE EXPRESA EN SU CRÓNICA SOBRE LOS DÍAS VIVIDOS CON SUS SEMEJANTES: LOS JÓVENES.   
SI, LOS JÓVENES QUE AYER ERAN NIÑOS Y QUE MI CORAZÓN, YA NO TAN JOVEN, A MUCHOS DE ELLOS LOS HA TOMADO POR LA MANO PARA RECORRER JUNTOS LA SENDA QUE LLEVA AL CAMINO ESTRECHO, EL DE JESÚS CRISTO NAZARENO HIJO DE DIOS.   
¡SOY FELIZ!  
GRACIAS JUAN MANUEL, HIJO QUERIDO. QUE ADONIESIS TE BENDIGA.   
EN CRISTO Y EN FE   
TU G. B.  


P.S.: LEED! MEDITAD Y DEDUCID. 

  BUSCÁNDOLOS

Por Juan Manuel Ferreira

Estos días fueron intensos, fuertes y placenteros, llenos de enseñanzas, libertad y unión.

Esperábamos con ansias la llegada de Giorgio, Sonia, Sonia Tabita y los hermanos de distintas partes del mundo.

Ni bien llegaron, los que podíamos íbamos a reunirnos con ellos, algunos ya eran conocidos y otros eran nuevas caras. Poco a poco nos fuimos conociendo y nos encontrábamos entre risas y leves sentimientos. Aunque sentíamos la unión, no sabíamos lo que estaba por venir.

Hace días fue el cumpleaños de Diego Grachot, donde todos podíamos socializar sin miedo alguno, conociéndonos mediante el arte, las risas, la música y el buen estar del momento. Aun no nos dábamos cuenta lo que teníamos frente nuestro, pero lo teníamos. Esa noche conocí a los chicos lo suficiente como para tener el deseo de buscarlos todo el tiempo, algo positivo corría en el aire, una energía inexplicable que me hacia amar esos momentos, despertaba en las mañanas y solo pensaba en salir corriendo a donde sea que estén, aprender de ellos y disfrutarlos.

Pasaron los días y llegó el día donde todos nos reuníamos para escuchar a Giorgio y a otros hermanos. Antes de ir al respectivo lugar de encuentro, los jóvenes nos reunimos con ganas y fuerzas para hablar de nuestros proyectos y sentimientos.

Llegué y había una ronda formada donde ya de lejos se sentía el escándalo alegre, la felicidad en cada rostro, en cada mirada.

Sonia Tabita, Matias y Diego comenzaron contando sobre Our Voice, lo que sentían y sobre esta experiencia, dando espacio a los demás para hablar sobre sus sentimientos. Hubo llantos y unión. Pero sobre todo hubo fuerza y decisiones que tomar, responsabilidades y lealtad entre nosotros. A eso, Sonia llega y nos cuenta lo emocionada que estaba, ya que Giorgio estaba sanguinando mientras estábamos reunidos. Nos pidió que lo fuéramos a ver, así que nos levantamos y fuimos, de a grupos comenzábamos a entrar en el cuarto donde él estaba. Cuando entré a la habitación sentí la misma sensación que la primera vez, la sensación de no querer verlo sufrir, un hombre tirado sufriendo por el mundo, no me lo podía permitir, lloré, sin saber como lograrlo pero si entendía el por que.

Luego que todos salimos de ahí, un silencio quedó, con miradas y pensamientos, angustias y mimos.

Hasta que empezamos a hablar de nuestros proyectos en cada país, al terminar, nos fuimos juntos a la conferencia, emocionados y unidos como nunca, llegamos y nos buscábamos tanto entre todos que no podíamos estar todo el tiempo con todos.

Llegó Giorgio y nos comenzamos a abrazar formando una barrera de personas a lo largo, mirándolo a él, sonreíamos de la emoción expresada en su rostro, en sus ojos. Así que se nos unió a esa barrera única que nos mantenía tan vivos y apegados el uno con el otro.

Después de tantas fotos dio comienzo a la conferencia, todos nos sentamos, y hermanos de distintos lugares eran invitados a subir al escenario a hablar. Incluso nosotros subimos como Our Voice.

Fue tan emotivo lo que dijo cada una de esas personas que era imposible no llorar o sonreír.

Al terminar la conferencia, dio lugar a tomar la comunión. Así que eligió a dos hermanos para sostener el vino y el pan, y una fila a lo largo se fue formando.

Yo veía como muchos lloraban, eran firmes o tímidos y cuanto mas avanzaba la fila mas bombeaba mi corazón. Hasta que mi turno llegó, mi corazón se freno, mi mente quedo en blanco, me quite la gorra que llevaba puesta, pase al frente, compenetrado por su mirada, lo único que pude expresar fue una sonrisa. Sonreí, por que me sentía pronto, preparado para servir y me estaba feliz, libre, y con un respeto inmenso, ya nada me importaba mas que luchar por esta obra. Sentía una fuerza tan grande que no podía dejar de mirarlo directamente y sonreír, por que por fin me sentía parte de algo, encontrado y listo para eso.

Luego de ese día fue un antes y un después, cambié tanto en tan poco tiempo que podía ver con claridad muchas cosas, incluso ver el amor de cada persona que estaba a mi alrededor y eso me hacia amarlos. Después de eso la unión fue tan fuerte que nadie quería volver a su país, y sabíamos que faltaba poco para eso, se notaba en algunas caras la tristeza y el deseo de quedarse.

El día que supuestamente todos se marchaban, yo estaba trabajando con Diego, y no dejaba de pensar lo vivido, mis lágrimas caían a escondidas y a cada instante. Diego también se veía triste y cuando nos mirábamos sabíamos lo que nos pasaba.

Al rato llega Paco, con una gran noticia que fue una sorpresa, fue tan lindo escuchar eso que nos abrazamos y reímos juntos. Todos se quedaban un tiempo mas, y nos íbamos a las afueras de Montevideo, capital del Uruguay, a estar un tiempo mas juntos los jóvenes, en una casa frente a la playa y pequeños cerros. El lugar se llama Piriapolis.

Fue tan hermoso ese viaje, nos dejó tanto, tantos sentimientos, miradas que hablaban, actos desinteresados, abrazos inolvidables, canciones guardadas y paisajes majestuosos. Y yo solo explotaba mis emociones para encontrar la unión, ya que cuando estábamos juntos todo se sentía bien. Incluso de lo malo aprendimos y cada uno quedo en cada corazón.

El viaje terminaba y sabíamos que era hora de volver, me hubiera gustado detener el tiempo en cada abrazo, cada sonrisa, cada mirada, cada caricia... Fue duro aceptar que teníamos que seguir adelante, pero había que hacerlo.

El retorno no fue emocionante, al llegar, Giorgio nos esperaba en la puerta cantando a los gritos, dibujando de nuevo una sonrisa en mi rostro. Nos invita a cenar y no todos pudieron ir así que las despedidas comenzaron, los abrazos eran fuertes y llenos de lealtad que desgarraban mi corazón pero así que tenia que ser. Luego de despedirnos, fuimos a un restaurante italiano, y yo sabia que eso era lo ultimo, así que intente apreciar cada pequeña cosa que pasaba y que sentía.

Giorgio vio nuestras caras tristes y el dijo, ''Estoy feliz de que estén tristes, porque tienen un nudo entre ustedes que es irrompible''. Y así es, hoy que ellos no están fisicamente, siento un nudo, un nudo que me empuja hacia adelante, que me hace amar y luchar, y ahora entiendo por que el quiere que lo tengamos, por que yo por ese nudo doy la vida.

Juan Manuel Ferreira

26 de Marzo 2017

jovenes560

Giorgio Bongiovanni con algunos jóvenes del Sudamérica