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Montevideo 2018 n

Por Adriana Navarro.

Cada venida de Giorgio parece igual, pero es distinta, tiene una continuidad evolutiva en relación a la Obra, nos conmociona, para hacernos entender y sentir un poco más de la misma, aunque creamos que la conocemos bastante, aunque hayamos pasado toda o casi toda nuestra vida en ella.

Esta vez ha sido muy especial, los jóvenes han participado y organizado muchas actividades tanto en Argentina como en Uruguay, denunciando las injusticias de este sistema al que todos estamos sometidos, del que todos en mayor o menor medida somos prisioneros.

De esta forma estos jóvenes, que hasta hace poco eran niños, se convierten en hombres y mujeres concientes, partícipes del diseño que el Padre “teje”, para poder dar una oportunidad más, unos “minutos” más a esta humanidad a punto de perder hasta su nombre, pasando a ser sólo una especie animal más en extinción.

En Las Parejas, Argentina, tuvo lugar una comunión diferente, donde Giorgio delega en dos apóstoles de Cristo, Ramón y Omar, el hecho de brindar la comunión, que él mismo tomaría en último lugar. No hemos podido evitar sentir el paralelismo con el bautismo del Jesús en manos de Juan Bautista, un signo enorme para nosotros de que el final de esta locura se acerca cada vez más.

Pero también esta comunión ha sido un hecho que nos remite a unas palabras en las que Giorgio, y los mensajes de estos días pusieron especial énfasis, “el único requisito para entrar en el Nuevo Reino, es amaros como yo os he amado”.

Cada vez más él intenta “disminuirse”, para que nosotros nos veamos entre nosotros y tratemos de realizar esta premisa tan vital, la de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Ramón y Omar, con sus obras y su humildad, representan ese camino a seguir, que obviamente no es distinto del de Giorgio, aunque él es el guerrero en primera fila para denunciar el mal.

Ya reunidos en Montevideo, Giorgio nos relató una secuencia que se ha repetido a lo largo de por lo menos cien años. La Virgen, y los seres de luz, el mismo Cristo, y las inteligencias superiores, avisándonos de nuestro triste destino, para darnos una oportunidad de cambiar; y por otro lado guerras y muertes, destrucción, ecocidios, “siempre lo mismo”, que se repite, entonces el Padre le da, nos da, nos regala, una esperanza nueva, y a la vez, un compromiso nuevo, y este viene a través de los jóvenes.…

Jóvenes que se han unido con lazos de amistad, han superado las fronteras, los grupos locales, y se han ido organizando, liderados por Sonia Tabita, para generar a través del arte y de todas las formas posibles, un cambio, una denuncia, una protesta social, que inspire y convoque a otros, para generar la idea de que otra sociedad es posible, una en la que los valores como la solidaridad, la empatía, la sinceridad, el respeto, la consideración hacia los otros, no sólo en las palabras o en las leyes, sino en los hechos, se plasme. Una sociedad sin guerras y sin armas, sin drogas que condenen a los niños y jóvenes, una sociedad sin hambre y pobreza, una sociedad libre para expandirse por el cosmos.

Como nos dijera Giorgio, es “casi aburrido”, “irritante” ver siempre lo mismo, el caos, la autodestrucción, cuando sabemos que el hombre podría ya vivir otra realidad mucho más hermosa. Él obedientemente al Padre, por amor a su amigo Cristo, continúa incesantemente el trabajo que le fue encomendado, siempre, todos los días; pero ver el fuego del amor por esta Obra surgir del corazón de los jóvenes, renueva el fuego en el suyo, y entonces puede continuar con entusiasmo renovado.

Esta es una enseñanza de Giorgio, y del Padre a través de él, para todos nosotros, para los adultos, para los más y los menos viejos, pues mirando a los jóvenes, sintiendo el fuego en sus corazones, debemos reavivarlo en los nuestros, para poder continuar la obra y no desamparar nunca a esta nueva generación y no caer nosotros en la frustración.

También debemos reconocer a las generaciones más viejas, que en muchos casos han sido responsables de que estos jóvenes se hayan plegado al trabajo por la obra, pues les han mostrado el tesón de ir una y otra vez, reunión tras reunión, actividad tras actividad, conferencia tras conferencia, viaje tras viaje, sin importar los problemas humanos, ni los familiares, sin importar nada, nunca abandonaron, nunca se dieron por vencidos, y aún hoy apoyándose en un bastón, o caminando despacito, en fríos inviernos o veranos calurosísimos, llegan a la reunión, al trabajo, al encuentro con sus hermanos, y esperan a Giorgio con el entusiasmo de un niño.

Las siguientes líneas son el rezo cotidiano de una de estas hermanas, que las regala con sencillez, sin pensar que llegarían a esta crónica.

Te doy gracias Señor por lo que tengo,

Por mis dolores antiguos y mi dolor presente,

Por el pan que nunca me ha faltado,

Por el agua que siempre he bebido,

Por esta Madre Tierra en la que habito,

Por este río que ilumina mis ojos,

Por este Sol subiendo en el horizonte,

Por tu lluvia que moja mi ventana,

Por tu viento meciendo la arboleda,

Por tus pájaros, por tus flores, por tu cielo,

Por tus noches y tus días,

Por todo el amor presente ante mi.

Gracias Señor porque todo lo tengo, tú me lo has dado,

Siento que en todo momento está tu mano, estás tu Señor.

No soy nada Señor en tu grandeza, sólo una sierva que te ama.

Nilda.

También quiero mencionar a Raquel, que con su gran responsabilidad y pasión por cumplir con la tarea de dar de comer a los que no tienen, motivó a que varios jóvenes en el afán de ayudarle, -llegando de un encuentro de arcas en Rosario hace unos años-, se volcaran a esta tarea. Luego ya no se fueron de la Obra… Y así se renuevan los ciclos, y la vida, y la lucha…

Más cosas interesantes y profundas pasaron en este viaje de Giorgio; en particular siempre me he preguntado, -en medio de tantas conferencias y radios, y espectáculos que se realizan dentro de las actividades para difundir las advertencias que pesan sobre esta humanidad, acerca de su futuro trágico, y de que la única manera de cambiarlo es generar un cambio masivo social,- ¿cuándo llega este mensaje a los más pobres, a los que no escuchan radio, ni van a conferencias?

Esas personas que se encuentran tan desesperanzadas, o están tan segregadas por esta sociedad, que siempre están excluidas de todo. El Padre me ha respondido simbólicamente, cuando en la noche del Todos Somos Responsables, actividad realizada en Montevideo, para concientizar acerca de la discriminación social hacia las personas que viven en la calle, o en situaciones extremas de pobreza, Giorgio se sentó en la vereda, en la calle, literalmente, para escuchar a esas personas, quedando a su mismo nivel los corazones se comunican más y mejor. Y más tarde tomó volantes que denuncian la discriminación antes dicha y comenzó a repartirlos a los transeúntes, con el entusiasmo de los jóvenes, grabando en las pupilas de los chicos un recuerdo inolvidable, que nos dice como el Padre cuando queremos ayudarlo, abre todos los caminos y llega a todos los rincones, enviando a sus mensajeros.

Con agradecimiento y amor,

Montevideo, 3 de junio de 2018.
Adriana Navarro.