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Marco Marsili200Por Marco Marsili

Querido Francesco, mi oración es una pequeña llama... esperemos que el Padre Glorioso lo reciba.

Como tu Hermano en Cristo, Nuestro Señor, te quiero decir lo que ya sabes mejor que yo: LA MUERTE NO EXISTE. Somos eternos y eternamente nos reencontramos con aquellos a los que amamos, en constante evolución, con nuevos rostros, nuevos ropajes. “Lo que nace de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”... nosotros somos Espíritus, la carne es un traje que nos ponemos durante un determinado tiempo que solo Dios conoce, para crecer, para experimentar los valores de la materia, para que crezcamos cada vez más en el sorprendente carrusel de los mundos físicos, que el Padre ha creado para que podamos divertirnos, para que nos deslumbremos, para hacernos soñar y para hacernos evolucionar a través del camino binario de la alegría y del dolor.

Pero nuestra verdadera Patria es el reino espiritual, donde estamos realmente vivos, sin las ataduras de los sentidos, sin el lastre del cuerpo, sin que el tiempo pueda lastimar nuestro rostro con las arrugas de su paso infinito. Nuestra verdadera Casa es el reino espiritual, Francesco... ¡todos los Santos de todas las épocas y de todas las religiones nos lo han dicho, en todos los idiomas del mundo! Y el maestro más grande que ha existido, el Dios Viviente, Jesús Cristo, nos ha enseñado claramente que la verdadera Salvación es la del alma, no la del cuerpo.

Francesco, tarde o temprano, tendremos que dejar este cuerpo físico: éste se transformará y volverá a formar parte de los elementos naturales. ¡Pero nuestro espíritu jamás morirá! ¡No podemos morir, ni siquiera si así lo quisiéramos! ¡La muerte es el engaño, la gran ilusión, el gran miedo, la gran ignorancia! Pero Jesús Cristo, el Vencedor del mundo, Aquel que superó la muerte, nos ha mostrado la Verdad.

Si Dios quisiera prolongar la permanencia de tu adorada hermana en esta Tierra, me sentiré feliz y esto es lo que le deseo, con todo mi corazón. ¡Y cuando Dios quiera llamarla para que se vaya con Él, tienes que prometerme que te sentirás feliz, que tu corazón estará lleno de alegría, que tu alma vibrará de bienaventuranza y de gratitud, ya que ese día tu amada hermana estará en lo alto de los cielos y las palomas espirituales la llevarán ante la presencia de Jesús, frente al rostro melodioso de la Divina Madre, ante el corazón de Padre Pio, de todos los Santos y de todos los círculos angélicos!

Francesco, prométeme que ese día para ti será una fiesta... y “Deja que los muertos entierren a sus muertos”.

Te quiero mucho.
Marco
4 de Septiembre de 2018