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umilta consapevolezza CristoPor Gabriele Pappalardo

1 de Septiembre de 2018

El Consolador prometido, el Paráclito está en medio de nosotros, todos aquellos que dan testimonio de la Segunda Venida de Cristo, de la Santísima Madre, hasta el último de nosotros, que testimoniamos esta verdad, cada uno, con un pedacito cada uno, componemos el espíritu y el cuerpo del Consolador.

El mensaje que hemos recibido es universal, desde Eugenio Siragusa: la existencia de los extraterrestres, que son nuestros hermanos superiores, que están más cerca de Dios que nosotros. La última parte de la misión le compete a los jóvenes, a los chicos de OUR VOICE, nosotros tenemos que acompañarlos a difundir artísticamente el mensaje. Sin estos jóvenes la obra terminaría, desaparecería: ellos arrastran a los más “ancianos”.

Todos hemos sido llamados para ser instrumentos transformadores de la sociedad, no podemos ser simplemente consumidores de la nueva revelación: tenemos que participar. Es más, el hecho de haber entendido la verdad nos da una responsabilidad muy grande por la cual tendremos que responder en el momento del juicio que Cristo impartirá a la humanidad.

Somos todos llamados a intervenir en la sociedad para oponernos al mal reinante y para transformarla en forma positiva, no pidiéndole a un político de turno, haciéndolo nosotros. No podemos delegar la transformación de nuestra vida a alguien más, tenemos que hacerlo nosotros.

Las palabras de Flavio, de Pier Giorgio, de Giovanni, de Sonia y de Giorgio nos impulsan a seguir adelante, según las decisiones que tomemos individualmente en la obra, porque el hombre evoluciona a través de su decisión... no podemos evolucionar y ser libres si somos seguidores de una persona y adherimos a las convicciones de alguien más: tenemos que reflexionar sobre nosotros mismos, sobre lo que nos gusta hacer y sobre aquello en lo que queremos trabajar. De lo contrario será la vida de otro.

2 de Septiembre de 2018

Se cumplen veintinueve años de estigmas, han pasado veintinueve años para ayudarnos a nosotros, pobres miserables. El cansancio se hace sentir en el cuerpo de Giorgio pero él sigue adelante, impertérrito, sirviendo a Jesús Cristo y a la Madre Celeste.

El 2 de Septiembre de 2018, por la tarde, Giorgio nos dijo lo que le había ocurrido a la madrugada. Se le presentó el Arcángel Ananiel, enviado por Dios, pero en realidad era un servidor del mal (Ananiel es uno de los 270 ángeles caídos de las legiones de Lucifer). Giorgio nos dijo que no se sentía molesto ante su presencia, su vibración era positiva y atractiva. Había llegado para hacerle una propuesta: la misión de Giorgio se podía considerar terminada y los estigmas se podrían eliminar para así permitir que llegue la justicia y por lo tanto el apocalípsis. Giorgio podía ver que lo que decía Ananiel era cierto, era todo real: se veía si mismo sin estigmas y nos veía a nosotros predicando en el mundo presas de la perdición de la humanidad...

Pero Giorgio comprendía que no tenía el amor de Cristo. A pesar de que las cosas que decía eran correctas Giorgio le pidió – cuando ya había llegado el amanecer y el diálogo había durado mucho tiempo – que se arrodillara frente a los estigmas, en ese momento Ananiel se retiró.

De esta forma Giorgio nos dio a entender que llegará la verdadera justicia. La verdadera justicia es la justicia de Cristo, no puede ocurrir de otra manera. Al Señor no le queda más que aplicarla. De hecho no tenemos que pretender justicia para nosotros mismos: nuestro Señor es uno, se llama Jesús Cristo.

Gabriele Pappalardo

11 de Septiembre de 2018