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 Madonna-Fatima100Fátima en el 1917 es un pequeño pueblo del Portugal, con apenas unas docenas de casa, encimadas alrededor de la Iglesia y el cementerio. Alrededor de los campos, en pendientes, con pequeños muros de retención que apenas logran contenerlos, están diseminados olivos y encinas. Algunas porciones de tierra están cultivadas con cereales y hortalizas que, junto a lo que producen los rebaños, dan de vivir a los pocos habitantes. En las colinas circundantes algunos molinos de viento muelen el trigo para hacer el pan, que después será cocinado en un gran horno de la comunidad.  Saliendo del pueblo rumbo a occidente, un sendero de campo lleva a una fracción de Fátima llamada Aljustrel: es justo aquí donde nacieron y vivieron los tres pequeños protagonistas de la historia de Fátima. Desde Aljustrel, subiendo hacia el norte, después de un par de kilómetros de camino se llega a una gran explanada verde en forma de anfiteatro que los habitantes, precisamente por ello, llaman “Cova da Iría”: es aquí donde la Virgen se les apareció a los tres pastorcillos y donde hoy surge la Basílica de Fátima.

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Como muchos jovencitos de su pueblo, Lucia Dos Santos de 10 años y sus dos primitos, Francisco Marto de 9 años y Jacinta Marto de 7, ayudaban  a los padres y llevaban un pequeño rebaño de cabras y ovejas de sus familias todos los días a pastorear. El domingo 13 de Mayo del 1917, los tres primos, después de la Santa Misa en la Iglesia parroquial de Fátima, volvieron a Aljustrel para prepararse y llevar el rebaño al campo.

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Algunos meses antes de ese día y precisamente en la primavera, el verano y el otoño del año anterior los tres jovencitos, mientras estaban en la pradera, tuvieron tres veces la visión de un espléndido Ángel...: “De repente el viento empezó a soplar tan fuerte que sacudía los árboles a nuestro alrededor e inmeditamente hemos visto por encima de los olivos una figura que se acercaba. Parecía un joven de unos 14 / 15 años muy bello, más blanco que la nieve, pero el sol lo volvía transparente como si fuera de cristal.
Estábamos sorprendidos y casi extasiados. No decíamos una palabra. Cuando llegó cerca nuestro nos dijo: ‘No tengáis miedo. Soy el Ángel de la Paz. Rezad conmigo’. Luego él se arrodilló, doblándose hasta tocar el suelo con su frente”.  Era una preparación para lo que los tres pastorcillos vivirían pronto.

 

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Entonces, ese domingo, del 13 de Mayo del 1917, el tiempo era espléndido y los tres niños decidieron ir esta vez hasta la Cova da Iria, la gran explanada en forma de anfiteatro delimitada al norte por un pequeño montículo. Era el mediodía. “Estando jugando con Jacinta y Francisco en lo alto de la colina, haciendo una pared de piedras alrededor de un arbusto de retamas” cuenta Lucía “de repente vimos una luz como de un relámpago. –‘Está relampagueando’- dije a mis primos. ‘Puede venir una tormenta. Es mejor que nos vayamos a casa’. –‘¡Si, claro’-, contestaron mis primos’. Comenzamos a bajar el cerro llevando las ovejas hacia el camino. Cuando íbamos por mitad de la pendiente, vimos otro relámpago, y habiendo dado algunos pasos mas vimos sobre la encina una bella Señora vestida de blanco, cerca de nosotros. Era más brillante que el sol, esparciendo una luz clara e intensa. Estupefactos, nos detuvimos ante esta visión.Estábamos tan cerca de Ella que quedamos dentro de la luz que Ella irradiaba, a una distancia de un metro. Entonces la Señora nos dijo: -‘No tengáis miedo. No os haré daño’.  -Yo le pregunté: ‘¿De dónde es usted?’ –‘Soy del Cielo’.

-‘¿Qué es lo que usted quiere de mi’ – pregunté yo. ‘He venido para pediros que vengáis aquí seis meses seguidos el día 13 a esta misma hora. Después diré quien soy y lo que quiero. Volveré una séptima vez’... Luego comenzó a ascender lentamente hacia oriente. La luz que la rodeaba parecía que trazaba un camino delante de ella, hasta que Ella al final desapareció en la inmensidad del espacio; por eso a veces hemos dicho que hemos visto el Cielo que se abría”...

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Durante la aparición solo Lucía había hablado con la “Señora”, Jacinta había escuchado Sus palabras, pero no había hablado; Francisco ni siquiera había escuchado lo que la Señora decía. Pero los tres la habían visto, extraordinariamente bella, vestida con una túnica blanca que le llegaba hasta los pies y con un manto largo que le cubría la cabeza con la blanca corona del Rosario en la mano derecha y los pies apoyados en una pequeña nube, por encima de la encina. Su asombro y su alegría no tenían límites. Jacinta, como si estuviera fuera de sí, o aplaudía exclamando: “¡Qué bella Señora! ¡Qué bella Señora! ¡Era la Santa Virgen!” Aquella tarde pasó en un santiamén. Los tres jovencitos no lograban apartarse de la encina donde la “Señora había aparecido”, y solo cuando el sol estaba ya en el ocaso, fue Lucía la que hizo volver a los primos a la realidad: agrupó el rebaño y, recomendando que no dijeran nada a nadie de lo que habían visto, retomaron el camino de vuelta a casa. Pero una vez en casa la pequeña Jacinta no supo callar: “¡Mamita! ¡Yo he visto a la Santa Virgen en la Cova da Iria! Y también Francisco la ha visto...”...
El daño ya estaba hecho. Francisco no pudo desmentir a Jacinta y también Lucía, a la que interrogaron, tuvo que admitir que lo que había dicho Jacinta era la Sagrada Verdad. Por tercer mes consecutivo la Virgen apareció nuevamente el 13 de Julio del 1917 y en esta aparición reveló a los videntes el mensaje de Fátima dividido en tres partes, la tercera de las cuales habría tenido que divulgarse, según la voluntad de la Virgen, sólo en el 1960.


La primera parte del Mensaje de Fátima comprende la visión del infierno


PRIMERA PARTE DEL MENSAJE DE FÁTIMA:

Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra. Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brazas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana que fluctuaban en el incendio, arrastradas por las llamas que de ellas mismas salían, junto con nubes de humo que caían hacia todos lados, como cuando caen las chispas en los grandes incendios, sin equilibrio ni peso, entre gritos de dolor y gemidos de desesperación que horrorizaba y hacía estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros.Esta visión fue breve, y ¡gracias a nuestra Buena Madre del Cielo, que antes nos había prevenido con la promesa de llevarnos al Cielo! (en la primera aparición). De no haber sido así, creo que hubiésemos muerto de susto y pavor”.

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Los pastorcitos después de la visión del infierno
La segunda parte es una continuación, como afirma Lucía, de la primera parte del mensaje. La
Virgen no solo anuncia el inicio de “una guerra incluso peor que la que está en curso”, sino que habla de la consagración de Rusia a Su Corazón Inmaculado. Además dice que Dios mandará “un  Gran signo”: una noche iluminada por una luz desconocida.

SEGUNDA PARTE DEL MENSAJE DE FÁTIMA: "Visteis el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si se hace lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra pronto terminará. Pero si no dejan de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida (Lucía pensaba che la "extraordinaria" aurora boreal de la noche del 25 de enero del 1938 era el Signo de  Dios para el inicio de la guerra), sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los primeros sábados (esta promesa de volver se cumplió el 10 de Diciembre del 1925, cuando la Virgen se le apareció a Lucía en Pontevedra, España). Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas. Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz”.

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Apenas en el 1940 Lucía de Fátima pudo escribir la primera carta al Papa transmitiéndole las primeras dos partes del mensaje y subrayando que “hasta el 1926 todo había quedado en silencio por orden específica de la Virgen”. La tercera parte quedó en el corazón de Lucía hasta el 3 de enero del 1944, cuando la puso por escrito en una carta dirigida al obispo de Leiria, monseñor José de Silva, se lo había ordenado expresamente en ocasión de la visita a la vidente que estaba enferma a causa de una pleuresía severa. El documento que había permanecido secreto, fue después llevado a Lisboa y desde allí, a través de la Nunciatura Apostólica del Portugal, fue llevado y mostrado al Papa Juan XXIII en Roma, el cual, después de haberlo leído, lo hizo sellar y depositar en los Archivos Secretos Vaticanos, donde permaneció durante 48 años y que fue leído por los sucesivos pontífices, que no quisieron difundirlo no obstante la Virgen misma hubiese pedido que fuera divulgado en el 1960. Solamente el 13 de mayo del año 2000 en Fátima, el cardenal, secretario de Estado Angelo Sodano, recibió una comunicación que adelantaba el contenido de la tercera parte del “secreto”, autorizando a la Congregación para la Doctrina de la Fe a divulgarlo con un oportuno comentario teológico redactado por el entonces Prefecto, el cadenal Joseph Ratzinger. Finalmente el mundo tomó conocimiento de la visión del tercer mensaje de Fátima, que más adelante vimos que es solamente parcial. ¿Qué motivo habría tenido de hecho la Iglesia para tener celado este secreto durante tanto tiempo si se trataba solamente de la visión difundida por el Vaticano?


Ésta es la visión de los tres videntes, durante la revelación de la Virgen de la Tercera parte del secreto de Fátima, que tuvo lugar el 13 de julio 1917 y que fue escrita por Lucía recién el 3 de Enero 1944.
TERCERA PARTE DEL MENSAJE DE FATIMA:
Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en Cova de Iria-Fátima.
Escribo en obediencia a Ti, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.
Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: «algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él» a un Obispo vestido de Blanco «hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre». También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios». Tuy-3-1-1944.
Pero volvamos atrás, el mensaje llega a Roma después del 3 de Enero del 1944 y la Iglesia decidió de mantener secreta la tercera parte. Se esperaba la divulgación en el año 1960 a través del Papa, pero la espera fue inútil. Pero el periódico alemán “Neues Europa” del 15 de octubre del 1963, afirmó que sabía, gracias a una indiscreción diplomática, que el “documento” había sido enviado por las autoridades vaticanas a las diplomáticas de los Estados Unidos, de la ex Unión soviética y de Inglaterra, al considerar que el conocimiento de este mensaje era necesario, mejor dicho, indispensable, para el buen éxito de la Convención para el cese de los experimentos nucleares.
En el 1965, por petición de una dama de la orden de San Vicente, fue publicado por el semanario “El Borghese” del 9 de septiembre, y sucesivamente también el periódico “L’Araldo di Sant’Antonio” lo publicó en el número 15 de Mayo de 1975. La autenticidad de dicho mensaje no resulta que haya sido jamás desmentida por el Vaticano.

A continuación el Tercer Secreto de Fátima según la versión difundida por Neues Europa, periódico católico del 1963, divulgado en los años siguientes, también por Eugenio Siragusa y Giorgio Bongiovanni, entre otros:
TERCER SECRETO DE FÁTIMA DIVULGADO EN EL 1963 POR NEWS EUROPA:
"No tengas temor, querida pequeña. Soy la Madre de Dios, que te habla y te pide que hagas público para el mundo entero el presente mensaje. Haciéndolo encontrarás fuertes resistencias. Escucha bien y pon atención a lo que te digo: Los hombres deben corregirse. Con humildes súplicas, deben pedir perdón por los pecados cometidos y que pudiesen cometer. Tú deseas que yo te de un signo para que cada uno acepte mis palabras que, por tu intermedio, digo al género humano. Has visto el prodigio del sol y todos, creyentes, incrédulos, campesinos, ciudadanos, sabios, periodistas, laicos, sacerdotes, todos lo han visto. Y ahora proclama en mi nombre: Un gran castigo caerá sobre el género humano entero, no hoy, ni mañana, sino en la segunda mitad del siglo xx. Ya se lo había revelado a los niños Melania y Maximino, en “La Salette”, y hoy te lo repito a ti porque el género humano ha pecado y pisoteado el presente que le otorgué. En ninguna parte del mundo hay orden y Satanñas reina sobre los más altos puestos determinando el andar de las cosas.
Él, efectivamente, logrará introducirse hasta la cúspide de la Iglesia; tratará de seducir a los espíritus de los grandes científicos que inventan las armas, con las cuales será posible destruir en pocos minutos gran parte de la humanidad. Tendrá en su poder a los poderosos que gobiernan a los pueblos y los instará a fabricar una enorme cantidad de estas armas. Y  si la humanidad no se opusiese, estaré obligada a dejar libre el brazo de mi hijo. Entonces vendrá el día en que Dios castigará a los hombres con tal severidad, como no lo hiciera con el diluvio.
Vendrá el tiempo de todos los tiempos y el fin de todos los fines si la humanidad no se convierte, y si todo quedase como hasta ahora, o peor, agravándose mayormente, los grandes y los poderosos perecerán junto a los pequeños y a los débiles. También para la iglesia vendrá el tiempo de su más grande prueba: Cardenales se opondrán a Cardenales; Obispos a Obispos; Satanás caminará en medio de sus filas y en Roma habrá cambios. Lo que está podrido caerá y lo que caerá nunca se levantará. La iglesia será ofuscada y el mundo envuelto por el terror. Tiempo vendrá que ningún rey, emperador, cardenal u obispo esperará a Aquél que vendrá, pero para castigar según los designios de Mi Padre.
Una gran guerra se desencadenará en la segunda mitad del Siglo XX. Fuego y humo caerán del Cielo, las aguas de los océanos se convertirán en vapor y la espuma se alzará desordenando, y todo se hundirá. Millones y millones de hombres perecerán de hora en hora, y aquellos que queden con vida envidiarán a los muertos. Por todas partes a las que se vuelva la mirada, habrá angustia, miseria, ruinas en todos los países. ¿Ves? El tiempo se avecina cada vez más y el abismo se alarga sin esperanza. Los buenos perecerán junto a los malos, los grandes con los pequeños, los principes de la iglesia con sus fieles y los reyes con sus pueblos.
Habrá muerte por todas partes a causa de los errores cometidos por los insensatos y por los partidarios de Satanás, el que entonces, y solo entonces, reinará sobre el mundo. Al final, cuando aquellos que sobrevivan a cada evento queden aún con vida, proclamarán nuevamente a Dios y a Su gloria y lo servirán como en otro tiempo, cuando el mundo no era así de pervertido. Ve, mi pequeña, y proclámalo. Yo a tal fin estaré siempre a tu lado para ayudarte”.
Pero volvamos de nuevo al 1917. El 13 de octubre la Virgen Santa aparece por última vez a los tres pastorcillos. Es la sexta aparición preanunciada por la Madre de Dios, donde, frente a la presencia de unas 70.000 personas, manifiesta la prueba de Su presencia divina a través del llamado “Milagro del Sol”.

 

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A continuación el relato de aquel día de un testigo ocular, el Dr. José Maria de Almeida Garrett, un Testigo Ocular y profesor de la Facultad de Ciencias de Coimbra, Portugal.
"Debió haber sido la 1:30 p.m. cuando se elevó, exactamente en el lugar en el que se encontraban los niños, una nube de humo, sutil, bonita y azulada, que se extendía unos dos metros por encima de sus cabezas, donde se evaporaba. Este fenómeno, perfectamente visible a simple vista, duró unos pocos segundos. Debido a que no me di cuenta de cuánto tiempo duró este fenómeno, no sé si fue más o menos un minuto. El humo se disipó de repente y, poco después, volvió a aparecer, y luego una tercera vez.
"El cielo, que había estado nublado todo el día, súbitamente se aclaró; la lluvia paró y parecía como si el sol estuviera a punto de llenar de luz el campo que la mañana invernal había vuelto tan sombrío. Yo miraba el lugar de las apariciones en una serena, aunque fría, expectativa de que algo tenía que suceder, y mi curiosidad disminuía, pues ya había transcurrido bastante tiempo sin que pasara nada que llamara mi atención. Unos momentos antes, el sol se había abierto paso entre una capa gruesa de nubes que lo escondían y brillaba entonces clara e intensamente.
De repente escuché el clamor de miles de voces, y ví a la multitud desparramarse en aquel vasto espacio a mis pies... daba la espalda al lugar, que en ese momento era el foco de su atención y ellos miraban  hacia el sol en la dirección opuesta a la mía. Yo también me di vuelta hacia el punto que atraía la mirada de todos y pude ver el sol, como un disco transparente, con los contornos nítidos, que brillaba sin lastimar la vista. No se podía confundir con el sol que se ve a través de la niebla (en ese momento no había niebla), pues no estaba ni  velado ni tenue. En Fátima, el sol conservó su luz y calor, y se destacaba en el cielo con sus contornos nítidos, parecía una mesa de juego. Lo más sorprendente era que se podía mirar directamente al disco solar, sin que los ojos se lastimaran o se dañara la retina. [Durante ese tiempo], el disco del sol no permaneció inmóvil, tenía un movimiento vertiginoso, [pero] no como el titilar de una estrella con todo su esplendor, sino que el disco giraba alrededor de sí mismo en un furioso remolino.

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Durante el fenómeno solar, el cual acabo de describir, ocurrieron también cambios de color en la atmósfera. Al mirar al sol, noté que todo se estaba oscureciendo. Primero miré los objetos más cercanos y después extendí mi vista hacia el horizonte. Ví que todo había adquirido un color amatista. Los objetos a mí alrededor, el cielo y la atmósfera, eran del mismo color. Todo había cambiado, tanto lo cercano como lo lejano, adquiriendo el color amarillento del damasco viejo. Parecía como si la gente padeciera de ictericia y recuerdo haber tenido una sensación de diversión al ver lo fea y nada atractiva que se veía la gente. Mi propia mano era del mismo color. Entonces, súbitamente, escuché un clamor, un grito de angustia de la gente. Fue como si el sol, en su girar enloquecido, se hubiera desprendido del firmamento y, rojo como la sangre, avanzara amenazadoramente sobre la tierra como si fuera a aplastarnos con su peso enorme y ardiente. La sensación durante esos momentos fue terrible. Todos los fenómenos que he descrito yo los observé en un estado mental de calma y serenidad sin trastorno emocional. A otros les toca interpretarlos y explicarlos. Por último, debo declarar que nunca, ni antes ni después del 13 de octubre [1917], he observado ningún fenómeno, atmosférico o solar, similar".

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Otros testimonios:
“Como si echasen a correr del cielo, las nubes fueron arrinconadas a un lado y el sol apareció en el zenit con todo su esplendor, comenzó a girar vertiginosamente sobre su eje, como la más magnifica bola de fuego que pueda imaginar alguien, tomando sobre sí todos los colores del arco iris y desprendiendo rayos de luz multicolores, produciendo el más asombroso efecto, este sublime e incomparable espectáculo, que fue repetido tres veces, duró aproximadamente diez minutos, la inmensa multitud, abrumada por la evidencia de tremendo prodigio, se tiró sobre sus rodillas.” Dr. Manuel Nunes Formigäo, un profesor del seminario de Santarem y sacerdote.

“Me siento incapaz de describir lo que vi, miré fijamente al sol, el cual se veía pálido y no lastimaba mis ojos, luciendo como una bola de nieve, dando vueltas sobre sí mismo, y de repente pareció venir hacia nosotros en zig-zag, amenazando a la tierra. Aterrorizado, corrí y me escondí entre la muchedumbre, la cual lloraba y esperaba el fin del mundo en cualquier momento”. Joaquim Lourenco, que estaba en Alburitel a 18 kilómetros de Fátima."A la una en punto de la tarde, mediodía solar, la lluvia cesó, el cielo de color gris nacarado iluminaba la vasta región árida con una extraña luz. El sol tenía como un velo de gasa transparente que hacía fácil el mirarlo fijamente. El tono grisáceo madre perla que se tornó en una lámina de plata que se rompió cuando las nubes se abrían y el sol de plata envuelto en el mismo velo de luz gris, se vio girar y moverse en el circulo de las nubes abiertas (...).La luz se tornó en un azul precioso, como si atravesara el vitral de una catedral y esparció sus rayos sobre las personas que estaban de rodillas con los brazos extendidos. (...) La gente lloraba y oraba con la cabeza descubierta ante la presencia del milagro que habían esperado. Los segundos parecían como horas, así de intensos eran. (Diario de Lisboa O Seculo del17 de octubre del 1917).

El 13 de octubre del 1917 miles de personas acudieron a la Cova, gracias también a la importancia que la prensa portuguesa había dado al fenómeno. No obstante la lluvia persistente y el campo lodoso, había una gran multitud, según algunas personas que se encontraban en el lugar, había unas 30.000 o 40.000. Estaban presentes también algunos periodistas, entre ellos Avelino de Almeida, redactor jefe de O Século, un importante periódico de Lisboa que publicó un artículo el 15 de octubre en la primera página, titulado: “COISAS ESPANTOSAS. COMO O SOL BAILOU AO MEIO DIA EM FATIMA".

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Pero estos prodigios y eventos milagrosos llenos de gracia divina no eximieron a los tres jovencitos de fuertes pruebas, dificultades, obstáculos, persecuciones y sufrimientos que se presentaron continuamente por su camino.  Jacinta y Francisco fueron llamados a ofrecer su sufrimiento, incluso físico, poco tiempo después, mientras Lucía debió proseguir su camino hasta la ancianidad.
Después de las apariciones, Lucía, Jacina y Francisco comenzaron a pasar largas horas de oración, especialmente en el rezo del Santo Rosario, que tanto les había recomendado la Virgen. Las palabras de la Virgen: “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por ellas...”, se grabaron de forma indeleble en su corazón y fue el faro de todas sus acciones.
Desde el momento de las primeras apariciones los niños tomaron la costumbre de dar su merienda a los pobres. Para saciar el estímulo del hambre se alimentaban lo mejor que podían con raíces, bellotas y frutos salvajes. “Así se convertirán más pecadores”, decía Jacinta. Sus jornadas estaban caracterizadas por jaculatorias, actos de amor a Jesús y María. Jacinta repetía a menudo: “Quiero tanto a nuestro Señor y a la Virgen que nunca me canso de decirles que les amo”. Seguros, por la promesa de la Madre Celeste, de que dejarían pronto la tierra, preferían no ir a  la escuela para ir a la iglesia a rezar. Sobre todo Francisco que se sentía fuertemente atraído a consolar a Jesús por los pecados que Le ofendían, y se quedaba en silenciosa oración delante del Tabernáculo, decía a menudo a Lucía: “Escucha, tú vete a la escuela que yo me quedo aquí con Jesús Escondido. Tanto, para mi no vale la pena aprender: dentro de poco me iré al Cielo... A la vuelta pasa y me llamas”. Y allí le encontraba después de unas horas, en un rincón al lado del Tabernáculo. Su propósito era consolar a Jesús y a María. Permanecía mucho tiempo en soledad, entre las rocas y los árboles rezando en silencio, como un pequeño eremita. Jacinta practicaba la flagelación oculta para salvar a los pecadores, llevando una cuerda estrecha alrededor del cuerpo y soportando con espíritu de penitencia cualquier contrariedad. Al final de su vida, gravemente enferma, fue internada en un hospital de Lisboa, en donde murió sola. “Oh mi Jesús –fueron sus palabras-, ahora ya puedes convertir a muchos pecadores, porque este sacrificio es muy grande...”.

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Francisco Marto
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Jacinta Marto

Aunque  a una edad muy joven, así como había profetizado la Virgen, los dos niños más pequeños abandonaron muy pronto el cuerpo físico en la tierra para llegar a su Cielo. La noche del 4 de abril del 1919 Francisco, enfermo por una epidemia de pulmonía, la terrible “española”, después de haber rezado el Rosario con su hermanita Jacinta, saludó a Lucía, diciéndole ‘nos veremos en el Cielo’, después dijo a su madre: “¡Mira, mamá, que luz tan bonita hay ahí en la puerta!”. Su rostro se iluminó con una sonrisa solar y expiró. Eran las 10 de la noche. No tenía todavía 11 años. Casi un año después Jacinta, que tenía la misma enfermedad, murió el 20 de febrero del 1920, a los nueve años y once meses después de un gran sufrimiento.
El 6 de junio del 1921 Lucía se va de Fátima para siempre. Volverá solo muchos años después de visita. Lucía Dos Santos o De Jesus, el apellido materno como se usa en la Península Ibérica, se quedó en Aljustrel hasta el 16 de junio del 1921, después se fue a Oporto, donde fue recibida como alumna interna en el Colegio de las Hermanas Doroteas en Vilar, en las afueras de la ciudad. El 24 de octubre del 1925 entra al noviciado de Santa Dorotea, sucesivamente entra como postulante en el convento de la misma Congregación en Tuy, en España, cerca de la frontera portuguesa.
El 2 de octubre del 1928 pronunció sus primeros votos como hermana conversa, y toma el nombre de Sor María Lucía de la Dolorosa. Después de seis años, el 3 de octubre de 1934, pronuncia el voto perpetuo.
En ocasión de la revolución comunista en España que desembocó en la sangrienta guerra civil (1936-1939) con miles de sacerdotes y de religiosos masacrados, por razones de seguridad fue trasladada al Colegio de Sardão, en Vila Nova de Gaia, donde permaneció por un tiempo.

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El 20 de Mayo del 1946, sor Lucía pudo volver al lugar de las apariciones, a Cova da Iria, y a los lugares de las visiones anteriores. El 25 de marzo del 1948, dejó el Instituto de Santa Dorotea y a los 41 años entro en el Carmelo de San José en Coimbra con el nombre de Sor María Lucía del Corazón Inmaculado, la elección de un Orden de Clausura fue aprovada por el obispo de Coimbra y por el papa Pio XII. El 13 de mayo del 1949, sor Lucía vistió el hábito de Santa Teresa y el 31 de mayo del 1949 hizo promesa de voto perpetuo como carmelita descalza.

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Un día de abril, el 5, de 1989, hacia el mediodía, un joven de 26 años sale del trabajo para ir a comer con su familia. El joven vive en una pequeña localidad de la región de Le Marche, en Italia, llamada Porto Sant’Elpidio, pero sus raíces provienen de la Sicilia oriental y precisamente de un pequeño pueblo llamado Floridia, cerca de la ciudad de Siracusa, donde desde el 29 de Agosto al 1º de Septiembre del 1953 ocurrió un importante prodigio documentado por imágenes y análisis, reconocido por la iglesia y considerado inexplicable por la ciencia.

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Exactamente diez años antes del nacimiento de ese joven, el cuadro de yeso con la imagen del Corazón Inmaculado de María empieza a lagrimar abundantemente en la casa de una pareja casada. La Virgen será recordada en la historia como la Virgen de las lágrimas de Siracusa. No lágrimas de sangre, sino lágrimas humanas. Lágrimas de alegría y de consolación.
Pero volvamos al 5 de abril del 1989. Mientras el joven se encamina hacia su auto, al acercarse nota una Señora que parece que le está esperando. Le impacta la luminosidad que emana este Ser y más de cerca se da cuenta de que la Señora vestida de blanco está suspendida por encima del suelo. Le saluda, le dice que se llama Myriam y le invita a prepararse para otros encuentros.
Siguen otras apariciones, cada vez más intensas, hasta cuando la Virgen invita al joven a que vaya a Fátima, dado que en ese lugar le daría un signo que habría visto toda la humanidad. El 2 de Septiembre del 1989, Giorgio Bongiovanni, acompañado por dos amigos españoles (Ramón y Giuliana Mouriño, la madre de Emmanuel Mouriño) está de rodillas bajo la gran encina que domina la plaza del Santuario. Absorto en oración el joven espera a la blanca Señora. Tiene un regalo para ella, 12 rosas rojas. Como prometido la Madre Celeste le llama. Giorgio cae en éxtasis, “Hijo mío, ¿estás dispuesto a llevar una parte del sufrimiento de mi Hijo Jesús?”. “Si Madre”, contesta él, mientras ve que del pecho de la Virgen, adornado con una rosa roja, salen dos haces de luz que golpean las palmas de sus manos. Giorgio se cae hacia atrás.  Los amigos presentes acuden en su ayuda y ven formarse en el dorso de sus manos una especie de hinchazón que poco a poco se lacera, como si un clavo empujase desde abajo hacia arriba, para abrirse después lentamente en una profunda herida que traspasa completamente las palmas. Los dolores son atroces y el trauma espiritual profundo

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Las abundantes sangraciones cotidianas ocurren varias veces al día y son muy dolorosas. A pesar de haberlo intentado, se da cuenta de que no puede seguir trabajando y se ve obligado a vender su pequeña, pero fructífera empresa. A partir de ese momento todos sus recursos espirituales, físicos, humanos y materiales, incluído todo lo que le será donado o prestado, lo userá totalmente para la misión que la Virgen le ha confiado. En fin, además de estigmatizarle, la Virgen le asigna como primer cometido la divulgación del Tercer Secreto de Fátima que la Iglesia Católica y Sor Lucía, la única de los tres videntes aún con vida, habrían tenido que difundir ya a partir del 1960 en obediencia a Su voluntad.

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Durante las sangraciones Giorgio tiene también la visión del Maestro Jesús, que se hace cargo en lugar de la Virgen como guía de su misión. La Virgen se le aparecerá solo en específicos momentos de su vida, ya sea para consolarlo o para aliviarle los muchos sufrimientos de los cuales su camino pronto se mostrará constelado.
Con los primeros viajes por el mundo comienza también la primera parte de la misión de Giorgio Bongiovanni. España, Argentina, Uruguay y Paraguay, Rusia son las metas iniciales, para más adelante visitar países como Mexico,  Chile, Colombia, Estados Unidos, Brasil, Perú, Australia y varios Estados Europeos .
En Asunción del Paraguay, Giorgio encuentra a la Reina Sofía de España a quien le muestra los estigmas. Será ella misma la que después, el 27 de octubre de 1990, en Madrid, le presente al entonces presidente de la Unión Soviética, Michail Gorbachov y a su mujer Raissa. Al premier ruso el joven estigmatizado le pide permiso para dar a conocer el Tercer Mensaje de Fátima en su país, concesión que le será otorgada.
Son numerosos también los encuentros con la gente común que quiere conocer su historia y que le sigue a través de conferencias, reuniones, programas televisivos y radiofónicos en todo el mundo. Mientras el prodigio de la sangración  de los signos sagrados de los estigmas se cumple constantemente. Durante este prodigio, en pocos años, Giorgio recibe del Maestro Jesús los sellos de Su crucifixión en los pies, en el costado y en la frente. Signos presentes permanentemente en el cuerpo de Giorgio. Sólo la cruz, después de ocho años y medio, la Virgen la vuelve invisible, pero así como sucederá también con la lagrimación de sangre y la sangración de la corona  de espinas se volverá visible nuevamente para anunciar grandes eventos de sufrimiento para la humanidad. Los mensajes que Giorgio recibe del Maestro Jesús contienen en sí elementos tan sencillos como revolucionarios. La reencarnación, la vida en el universo, la verdadera esencia de la Iglesia, la ley evolutiva de Causa-efecto, las severas amonestaciones a los hombres violentos y egoístas, las exhortaciones en contra de las guerras y de las crueldades infligidas a los más pobres y a los más inocentes así como a los ataques directos a los dictadores y a los ímpios.  
 
Pero volvamos al 1989. El 25 de agosto Giorgio va a Coimbra junto a su hermano Filippo al monasterio de Santa Teresa para encontrarse con Lucía de Fátima que se encuentra en clausura. Giorgio le transmite a Lucía, aunque a través de un biombo que no le permite de verla, la importancia de divulgar lo más pronto posible el tercer secreto de Fátima. En efecto ésta era la voluntad de la Madre Celeste, la cual en Fátima había remarcado nuevamente a Giorgio en la reciente aparición que la humanidad estaba en gran peligro, hacia el punto sin retorno. Lucía, durante ese encuentro no habla. En su lugar, contesta la Madre Superiora que subraya la sumisión de Sor Lucia a la voluntad del Papa y de la Iglesia. Giorgio y su hermano por lo tanto salen del convento después de haber manifestado su desaprobación a lo que ellos definieron "la desobediencia de Fátima”.
La Virgen había pedido que el tercer mensaje dado a los tres pastorcillos fuera hecho público en el 1960. Era el 1989 y todavía se mantenía secreto dentro del estado del vaticano.  
En el año 2000 la Iglesia por fin se decide a difundir la visión que concierne el tercer secreto de Fátima, pero no la explicación dada por la Virgen a Lucía así  como había hecho con las otras dos partes del mensaje. Leyendo efectivamente el tercer secreto de Fatima divulgado por la Iglesia Católica no se entiende el temor que podía tener la iglesia a no difundirlo antes de aquel tiempo. Tenía que haber algo más.   
En todos estos años Sor Lucia de Fátima ha vivido en el Carmelo de Coimbra, apartada y silenciosa por 57 años, contestando sólo a las solicitudes de aclaraciones y explicaciones por parte del obispo y de los papas, y ha muerto a los 98 años, el 13 de febrero de 2005. Después de un año, el 19 de febrero de 2006, su salma ha sido trasladada a la Basílica de la Virgen de Fátima, junto a los otros dos videntes, los Beatos Francisco y Jacinta Marto.   
 
Giorgio Bongiovanni ha continuado incansablemente por todo el mundo la misión que la Virgen le encomendó, difundiendo el tercer secreto de Fátima, anunciando el Retorno de Jesús Cristo sobre la tierra, la próxima manifestación de Seres procedentes de los confines del universo (una de las revelaciones contenidas en el mensaje de Fátima que nunca fue divulgado). Siempre con una activa presencia en el ámbito social a través del nacimiento de la asociación Funima International de la cual es creador y fundador, se ocupa de sostener comunidades que viven en situaciones precarias en Sudamérica e Italia, ayudando sobre todo a los niños, así como había hecho en África, y a través de la fundación de "Antimafia Duemila", diario On line y revista periódica, del que Giorgio es fundador y director. Con la fundación de esta revista Giorgio se dedica por lo tanto, en la tercera y última parte de su misión, también a la lucha contra la mafia y sistemas criminales conexos, ocupándose de investigaciones, conferencias, manifestaciones públicas, en apoyo de los justos que luchan por la Verdad y la Justicia. La Virgen le encargó de desenmascarar el rostro del Anticristo, entendido no tanto como un personaje que encarna en si el mal, sino como ese conjunto de fuerzas negativas que someten el mundo. Y la mafia, explica Giorgio, es una de estas fuerzas y la lucha contra éstas representa el camino más rápido para llegar al cumplimiento de su misión. El estudio de la criminalidad por lo tanto no sólo desde un punto de vista técnico y periodístico, sino también en llave espiritual, representa para todos una ulterior toma de conciencia de la batalla en acto sobre este planeta. La batalla de Armaghedon, el choque final entre bien y mal. 

fatimasonia28

 
A finales de Agosto del 2014, durante una nueva visión, Giorgio recibe de la Virgen una nueva llamada. Después de 25 años debe regresar a Fátima.
Una cita extraordinariamente importante. Leed y comprended el porque.
La historia de Fátima continúa…

Con Devoción profunda

Sonia Alea
22 de Enero 2015

 

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