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LA 'OBRA DE DIOS' DE GOLDMAN
El banco de inversión escondió 3.000 millones de euros para maquillar el déficit griego.
Washington
En la mitología griega, Zeus, el rey de los dioses deja ciego al dios Pluto, que era el encargado de repartir la riqueza entre la Humanidad. Como consecuencia, Pluto da riquezas al azar. Es, además, un problema sin solución. En la comedia Pluto, de Aristófanes, el dios recobra la vista y da dinero a los virtuosos, con resultados pavorosos. La elite dirigente de Atenas se queda sin blanca, y organiza una rebelión. Los esclavos se hacen ricos y dejan de trabajar. Y la gente deja de adorar a todos los dioses salvo a Pluto.
Ahora, 2.397 años después de que Pluto se representara por primera vez en Atenas, Grecia amenaza con provocar un cataclismo financiero mundial gracias a sus juegos con los dioses del dinero: Goldman Sachs. A fin de cuentas, el 8 de noviembre, Lloyd Blankfein, el actual presidente y consejero delegado de Goldman, declaraba al Times de Londres que «yo hago el trabajo de Dios».
Esconder 3.000 millones
La tarea de Dios de Goldman en Grecia consistió en esconder 3.000 millones de euros, de modo que ese país pudiera cumplir con los objetivos de déficit para entrar en el euro en 2001. El mecanismo se basaba en que Atenas se endeudara en moneda extranjera. El sistema funciona si los tipos de interés en esa divisa son más bajos que en la moneda nacional. Pero, si la moneda nacional se deprecia, esa deuda se dispara.
Para evitarlo, están los currency swaps e interest-rate swaps. Con esos instrumentos financieros, un país o una empresa se endeudan en una divisa extranjera, pero pagan la deuda (con intereses) en moneda nacional. O sea, «convierten deuda externa en deuda interna», como explicaba esta semana Nicholas Dunbar, el periodista que destapó la trampa griega nada menos que en un artículo publicado en la revista Risk 2003 y recibió a cambio un silencio ostentoso y el sarcasmo de Goldman Sachs y de Atenas. Así pues, Goldman prestaba a Grecia en dólares y este país le pagaba en euros y le daba una generosa comisión de 330 millones de euros.
Pero el sistema tiene un truco: las dos partes pueden determinar un tipo de cambio diferente para la transacción del vigente en el mercado. Y, en este caso, Grecia pactó con Goldman Sachs inflar el valor del euro. Así, la deuda que Grecia estaba contrayendo era, nominalmente, mucho menor. No sólo eso: desde el punto de vista contable, era una operación de divisas.
Pero, en la práctica, Goldman le estaba dando un crédito a Grecia, por valor de la diferencia entre el valor real del tipo de cambio entre el dólar y el euro y el ficticio pagado en la transacción. Para pagarlo, el Gobierno de Atenas usó la recaudación de su sistema nacional de lotería y de las tasas de los aeropuertos. Así, el truco le costó a Atenas otros 500 millones de euros. Era el precio que tenía que pagar por lo que en la práctica era un crédito a 20 años.
Después, Goldman se lavó las manos. Aseguró la transacción con una serie de contratos con el banco alemán Hypo Real Estate y el griego Banco Nacional y, finalmente, lo sacó de su balance, al transmitirlo a Titlos, un Vehículo Especial de Inversión (el mismo tipo de entelequias en el que los bancos metían los bonos basados en hipotecas basura) en Londres.
El quién es quién de la mitología financiera helena
Aunque los medios de comunicación han cargado las tintas contra Blankfein, él no ha sido el único en jugar con la deuda griega. En primer lugar, no hay que olvidar que en 2000 y 2001, cuando se realizaron varios de los swaps que han desatado el escándalo, Goldman Sachs estaba dirigido por Hank Paulson, que en 2006 se convirtió en secretario del Tesoro con George W. Bush, y que ahora, retirado en la Universidad Johns Hopkins, acaba de publicar sus memorias, en las que, previsiblemente, no recuerda nada de Grecia.
Al contrario que Paulson, Blankfein es demócrata, igual que el presidente de JP Morgan Chase, Jamie Dimon (que, además, es de origen griego), que también estuvo involucrado en swaps con Atenas similares a los de Goldman. Lo mismo que Morgan Stanley. Estas operaciones eran bautizadas con nombres de la mitología griega, como Eolo (el dios del viento) y Ariadna (la hija del rey Minos que ayudó a Teseo a salir del laberinto en el que había matado al Minotauro, el monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre que se alimentaba de seres humanos).
La cuestión es que, si uno tira de los hilos de Ariadna del labrerinto de esta crisis, se encuentra un minotauro en cada esquina. El último se llama Gary Cohn, y es director general de Goldman Sachs. Cohn estuvo en Atenas en noviembre, tratando, sin éxito, de vender un instrumento financiero al Gobierno de ese país para postergar la deuda del sistema sanitario griego. de modo que ésta no apareciera, al menos desde el punto de vista contable, hasta dentro de varios años. Esta vez, Atenas rechazó la oferta, que bajo las actuales normas de la UE, al contrario que en 2000 y 2001, sería totalmente ilegal.
21-2-10    PABLO PARDO - El Mundo