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sismolicuefaccion2OTRO TERREMOTO GOLPEÓ A ITALIA
LICUEFACCIÓN DE LAS ARENAS
Una segunda fractura geológica a diez kilómetros de profundidad en la provincia de Modena, a unos 40 kilómetros de Bolonia, en el norte italiano, causó ayer por la mañana un nuevo devastador
terremoto nueve días después del sismo del domingo 20, en la misma zona y con la misma intensidad de 5,8 grados Richter. Hasta ahora se cuentan 16 muertos, pero hay 12 personas desaparecidas. Los heridos pasan del centenar y los evacuados suman 15 mil personas.
El nuevo terremoto ha sido más grave que el primero, en el que hubo 7 muertos y 50 heridos, porque se produjo en una zona ya seriamente devastada por el sismo del 20 de este mes. Además, las ondas telúricas se extendieron a buena parte del norte italiano y hasta las regiones occidentales de Austria. En Milán, Génova, Piamonte, Friuli y Florencia, en el centro del país, se registraron derrumbes y daños a muchos edificios. En Bolonia, una de las ciudades más importantes del país, capital de la Emilia-Romagna –región muy rica, miles de empresas pequeñas y medianas, otras especializadas y de fama mundial, como la Ferrari en la provincia de Modena–, miles de personas salieron gritando de miedo a la calle.
De inmediato fueron evacuados los alumnos de las escuelas, llevados a lugares seguros. Muchos teléfonos no funcionaban y se decidió ofrecer gratis el servicio de wi-fi para las comunicaciones por computadora, que ha lanzado el municipio boloñes.
En la provincia de Modena, la más devastada, se vivió una jornada terrible. El terremoto produjo un estrago notable de trabajadores, que habían vuelto a sus labores convocados por las buenas y por las malas por sus patrones, que querían recuperar fuerzas tras el primer terremoto.
Nueve obreros perecieron al caérseles encima los techos de las fábricas y otros tres habían muerto en el primer terremoto. En Mirandola, uno de los municipios mártires, se derrumbó un edificio especializado en el sector biomédico. Murieron dos trabajadores y uno de los dueños. Cerca de allí, en la empresa Aries Biomedical, murió su jefe, aplastado por el techo del galpón industrial.
Mirándola era la capital italiana del sector industrial biomédico, pero ahora la pequeña ciudad está prácticamente en ruinas. A pocos kilómetros, en San Felipe al Panaro, se derrumbó la Haemotronic, también fabricante de productos biomédicos. Bajo los escombros fueron extraídos los cuerpos de un ingeniero que estaba inspeccionando las instalaciones dañadas por el sismo anterior, y de dos trabajadores extranjeros: Mohamad Azaar, marroquí, y Kumar Pawan, indio del Punjab. La noticia de la muerte de estos dos trabajadores, que residían en las tiendas implantadas en una plaza, causó una honda consternación en las comunidades de inmigrantes.
Mohammad Azaar era un líder que luchaba por los derechos de los trabajadores extranjeros. Un hermano de Azaar y amigos de Pawan contaron la misma historia. Ambos no querían regresar al trabajo, pero la empresa anunció que había recibido la autorización para reanudar las tareas y debían presentarse.
La secretaria general de la CGIL, la principal central obrera italiana, Sussanna Camusso, dijo que “el hecho de que nueve trabajadores hayan perdido la vida en los terremotos, me hace pensar que los establecimientos no contaban con las medidas de seguridad antes de hacer regresar al trabajo”.

Camusso reclamó una investigación en nombre de los sindicatos.
Los daños son gigantescos. Y los casos extremos alarman a los geólogos. Entre Modena y Ferrara se ha producido la licuefacción de las arenas, que ha causado enormes rajaduras en las casas construidas cerca de los ríos. Este fenómeno comenzó a ser estudiado en los recientes terremotos japoneses.
San Carlo de Sant’Agostino, en la provincia de Ferrara, está siendo prácticamente devorado por la licuefacción de las arenas. Los terrenos arenosos, ricos de faldas acuíferas, son sacudidos por el terremoto y el fango se dispersa, causando un vacío que hace ceder el suelo.
San Carlo, con 1.800 habitantes, se ha convertido en un pueblo fantasma. En Cavezzo, cerca del epicentro del terremoto, ha quedado prácticamente en ruinas el centro histórico. Como en Mirandola, donde la escuela del pueblo estaba por ser reabierta. Se opusieron los padres de los chicos y salvaron sus vidas. Si ayer la escuela primaria hubiera abierto se habría producido una masacre de infantes porque el edificio se derrumbó totalmente con el segundo terremoto.

Por Julio Algañaraz
Roma. Corresponsal - 30/05/12

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