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gregori5y6Di Grigorij Emaldi
5ª semana
El lunes limpié todo el patio exterior del merendero; me tomó un trabajo enorme acomodar todo; en cada rincón había un pedazo de madera, mármol, metal, cerámicos, botellas de cerveza, se hacía difícil caminar en medio de tanto desorden. Tiré todos los objetos inútiles o inutilizables y salvé aquellos que todavía estaban buenos y que se podrían reutilizar en un futuro, poniéndolos en orden y dividiéndolos por material. Ahora hay y un espacio bastante grande y todo está más limpio. Si el propietario del local fuera bueno, probablemente nos daría la otra parte del patio y entonces también habría que limpiarla. Aquí los niños podrán jugar y divertirse en un espacio más grande.  
El martes viajamos a Quiindy a dos escuelas, luego a la casa de una familia y además a una radio local que transmite por A.M. Fue un día muy positivo: primero porque Omar habló desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche, segundo porque la escuela nos premió entregándonos un pergamino de agradecimiento e interés porque el mensaje de Omar ha gustado mucho. El director de la escuela es una persona deliciosa.  
El miércoles vinieron al Merendero dos profesoras de la Universidad, con dos alumnas, para darnos una mano. Trajeron tortas de miel, muy ricas, y dejaron un mensaje muy importante a los jóvenes y a los niños, es decir, el de estudiar y esmerarse en la escuela para algún día ayudar a quienes, como ellos, necesitarán una mano a nivel social y cultural.
Esta semana dibujé y jugué mucho con los niños. Muchos de ellos son niños tranquilos, no dan problemas; si se están equivocando en algo basta con decírselo y lo entienden; a otros en cambio es casi imposible manejarlos, quieren todos los lápices para ellos, o si tienen una tijera para papel en la mano van a cortar el pelo a otros niños, o si le das una tiza más corta que la de otro niño se ponen a llorar, o bien en cuanto uno de ellos ve a otro que también está dibujando sobre un libro él quiere ese libro y entonces los empujones y los maltratos y el otro niño o se pone a llorar o responde con empujones y por lo tanto hay que dividirlos y decirles que eso no se hace; pero después de 2 minutos vuelven a empezar. El martes, por ejemplo, dos niños estaban dibujando y ambos querían los lápices de colores; entonces empezaron a tironearse el contenedor casi al punto de llegar a los golpes; cuando estaba llegando para dividirlos uno de ellos se puso a llorar y la abuela, al ver la escena, se puso a gritarme porque pensaba que le había pegado al niño; entonces tuve que explicarle que estaba dividiéndolos porque era casi seguro que se estaban a punto de golpear, sólo que la abuela cuando comprendió la situación se puso a pegarle a su nieto y entonces no se de qué valió que los haya dividido; me di cuenta de que la abuela es una persona un poco susceptible.
... Es realmente difícil…   
El domingo por la tarde fuimos a hablar a la casa de una familia muy numerosa; muchos de ellos aceptaron el mensaje, en cambio otros fueron más escépticos.
6ª semana  
¡El lunes descubrí tener una admiradora en el merendero! Una chica de 18 años a quien le gustaría viajar conmigo a Italia. Ella ya tiene una hija de 2 años y vive con la abuela, porque su mamá falleció y jamás conoció a su papá.
Aquí hay muchas historias similares: las chicas de 13 a 16 años están casi todas embarazadas o ya tienen un hijo y sus padres han desaparecido en la nada... Son chicas (o si se quiere, niñas) que se encuentran con un embarazo y con una gran responsabilidad, ya sea con el desgaste de energías que con el gasto en dinero y apenas posible (es decir, a pocos meses del nacimiento) ya llevan consigo a los hijos a la calle, como si fueran sus muñecos. Es un modo completamente diferente de pensar, de vivir y de ver la vida.
El martes llegaron dos chicas nuevas al Merendero, de alrededor de 9 años, que trabajan en la calle. Estaban muy contentas y en estos días vinieron nuevamente para comer y refrescarse.  
El sábado me ocurrió algo muy particular. Presté una pulsera a un niño de diez años que es conocido por ser un poco provocador y alegre. Pero en realidad me confié demasiado y... luego de 5 minutos desapareció en la nada... ahahaha. Después de media hora algunos chicos fueron a buscarlo y lo encontraron ¡me devolvieron la pulsera! No es que me importaba tanto la pulsera, pero este acto de desaparecer haciéndose el listo me había molestado un poco; luego les expliqué que no se hace, que robar no es algo bueno y que si simplemente me lo hubiera pedido se lo habría dado con gusto.
Grigorij Emaldi
Asunción (Paraguay)
27 de Noviembre de 2012