MIL MILLONES DE PERSONAS SUFREN HAMBRE CRONICA EN EL MUNDOCerca de 44 millones de seres humanos han sido arrastrados bajo el umbral de la pobreza este año por el incremento de los precios de los alimentos.
El número de personas que sufre hambre crónica se está acercando peligrosamente a los mil millones, una cifra que se alcanzó durante la crisis alimentaria de 2007-2008, lo que supone una señal clara del aumento de los precios de los alimentos en los países pobres, explica la última edición de Food Price Watch, un informe anual del Banco Mundial (BM). De hecho, el índice de precios de los alimentos del Banco Mundial (BM) aumentó un 15% entre octubre de 2010 y enero de 2011, lo que representa un 29% más que el año anterior y a tan solo un 3% del nivel máximo, registrado en 2008.
“Los precios mundiales de los alimentos están alcanzando niveles peligrosos y amenazan a decenas de millones de personas pobres de todo el mundo”, declaró el presidente del BM, Robert B. Zoellick. “El aumento de los precios ya está arrastrando a la pobreza a millones de personas y representa una enorme carga para los sectores más vulnerables, que gastan más de la mitad de sus ingresos en la compra de comida”.
Entre los alimentos que han sufrido un encarecimiento especial destaca el trigo, cuyo precio se ha duplicado en los últimos seis meses. El del maíz se ha disparado un 73% y el del azúcar ha registrado un aumento de más del 20%. Sin embargo, el informe señala que el comportamiento moderado del precio del arroz, cuyo coste ha subido a un ritmo menor, ha evitado que la cifra de personas que han traspasado el nivel de pobreza sea menor.
Zoellick destacó además que “la creciente volatilidad de los precios, debida al aumento de los inventarios y al incremento de la demanda, y sumada a las condiciones meteorológicas adversas puede convertir este tema en un gran problema mundial”. Por esa razón, el presidente del Banco Mundial urgió a los líderes del G20, que se reunirán mañana y el sábado en París, que consideren la cuestión de los alimentos como un asunto “fundamental en su agenda”.
Menos restricciones
Para mitigar los efectos de este agudo incremento de precios, los expertos de este organismo internacional aconsejan “la extensión de programas de seguridad alimentaria, la supresión de las restricciones a la exportación y la reducción del uso de tecnologías biocumbustibles”.
Hay quien sospecha la existencia de una relación entre los aumentos de precios y las protestas que han tenido lugar en países árabes como Egipto o Túnez, una vinculación que Zoellick descarta, aunque sí reconoce que si no se hace nada para paliar esta crisis alimentaria “podría aumentar la presión sobre sistemas políticos frágiles y sumarse a los motivos de protesta”.
Por otro lado, cabe destacar que el alza de los precios de los alimentos ha motivado un importante cambio en el mundo de la inversión, lo que complica aún más la situación. En los últimos meses, los fondos de inversión han reforzado sus posiciones entre las materias primas para proteger su actividad.
Y es que, la inflación de los países emergentes, provocada por el incremento de los precios, amenaza con favorecer un alza de tipos de interés y depreciar sus activos. Para evitarlo, estos fondos han decidido invertir en materias primas agrícolas. De hecho, en el último año estas últimas recibieron entradas de capital de 1.200 millones de dólares.
Mirando al tiempo
En este contexto especulativo, las predicciones meteorológicas a medio y largo plazo constituyen una valiosa información, aunque su valor es limitado, ya que “los modelos actuales de predicción son muy precisos hasta un periodo de dos semanas, pero si se trata de adelantar cómo serán las cosechas en función de previsiones meteorológicas, el margen de error es amplio”, apunta el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Ángel Rivera.
Alimentos para primera infancia
Médicos sin Fronteras (MsF) presentó ayer la campaña Hambrientos de Atención para reclamar un cambio de las ayudas alimentarias de los principales donantes, que están dando “una respuesta insuficiente” a la lucha contra la desnutrición infantil, por la que diariamente mueren 10.000 niños en el mundo.
La desnutrición se puede combatir “eficazmente con alimentos suplementarios y tratarse con alimentos terapéuticos, que contienen nutrientes esenciales que los niños necesitan. Sin embargo, los programas de ayuda siguen suministrando mezclas de harinas enriquecidas”, asegura Raquel González, delegada de la organización en Madrid.
La desnutrición afecta a 195 millones de niños menores de 5 años, de los que 19 millones padecen desnutrición aguda severa, aunque sólo el 10% de éstos recibe alimentación terapéutica. “Es la parte más indignante de la emergencia de la desnutrición infantil: que existe una solución que no se está aplicando y los responsables de la ayuda son conscientes de estar enviando a los países pobres unas ayudas que no sirven para curar la desnutrición”.
España ha sido pionera al adaptar sus políticas de ayuda alimentaria a las necesidades específicas de la primera infancia y en 2009 se convirtió en el primer donante mundial de alimentos suplementarios para menores de cinco años. “Necesitamos que se traslade este compromiso a los otros países de la UE, a EEUU, Canadá, Japón y Australia”, reclama la delegada de MsF.
Para ello, la ONG ha puesto en marcha dicha campaña, que pretende recoger firmas para pedir a los principales donantes y financiadores de esta ayuda “que cambien la historia de la desnutrición”.
La sequía china
La Federación Internacional de Sociedades Nacionales de la Cruz Roja (FICR) aseguró ayer que la actual sequía de China, la peor en al menos seis décadas, dificulta la seguridad alimentaria mundial porque podría causar un importante aumento de los precios en el mercado internacional si este país importa grandes cantidades de trigo.
La FICR señaló que los posibles efectos de esta sequía no se limitan sólo a China y subrayó que, en una economía cada vez más globalizada, la inseguridad alimentaria también puede extenderse a Oriente Medio o África.
La ONU ha advertido que la escasez de agua en China, que afecta a ocho provincias del norte del país, podría afectar a la cosecha de trigo en los próximos meses, con implicaciones no sólo para el gigante asiático, sino para la seguridad alimentaria en todo el mundo.
17.02.2011 V. Moreno/ A. Gómez
http://www.expansion.com/2011/02/17/entorno/1297905094.html?a=40e8f35b7e7229840adc6f2ef4c4098f&t=1298346203
“Los precios mundiales de los alimentos están alcanzando niveles peligrosos y amenazan a decenas de millones de personas pobres de todo el mundo”, declaró el presidente del BM, Robert B. Zoellick. “El aumento de los precios ya está arrastrando a la pobreza a millones de personas y representa una enorme carga para los sectores más vulnerables, que gastan más de la mitad de sus ingresos en la compra de comida”.
Entre los alimentos que han sufrido un encarecimiento especial destaca el trigo, cuyo precio se ha duplicado en los últimos seis meses. El del maíz se ha disparado un 73% y el del azúcar ha registrado un aumento de más del 20%. Sin embargo, el informe señala que el comportamiento moderado del precio del arroz, cuyo coste ha subido a un ritmo menor, ha evitado que la cifra de personas que han traspasado el nivel de pobreza sea menor.
Zoellick destacó además que “la creciente volatilidad de los precios, debida al aumento de los inventarios y al incremento de la demanda, y sumada a las condiciones meteorológicas adversas puede convertir este tema en un gran problema mundial”. Por esa razón, el presidente del Banco Mundial urgió a los líderes del G20, que se reunirán mañana y el sábado en París, que consideren la cuestión de los alimentos como un asunto “fundamental en su agenda”.
Menos restricciones
Para mitigar los efectos de este agudo incremento de precios, los expertos de este organismo internacional aconsejan “la extensión de programas de seguridad alimentaria, la supresión de las restricciones a la exportación y la reducción del uso de tecnologías biocumbustibles”.
Hay quien sospecha la existencia de una relación entre los aumentos de precios y las protestas que han tenido lugar en países árabes como Egipto o Túnez, una vinculación que Zoellick descarta, aunque sí reconoce que si no se hace nada para paliar esta crisis alimentaria “podría aumentar la presión sobre sistemas políticos frágiles y sumarse a los motivos de protesta”.
Por otro lado, cabe destacar que el alza de los precios de los alimentos ha motivado un importante cambio en el mundo de la inversión, lo que complica aún más la situación. En los últimos meses, los fondos de inversión han reforzado sus posiciones entre las materias primas para proteger su actividad.
Y es que, la inflación de los países emergentes, provocada por el incremento de los precios, amenaza con favorecer un alza de tipos de interés y depreciar sus activos. Para evitarlo, estos fondos han decidido invertir en materias primas agrícolas. De hecho, en el último año estas últimas recibieron entradas de capital de 1.200 millones de dólares.
Mirando al tiempo
En este contexto especulativo, las predicciones meteorológicas a medio y largo plazo constituyen una valiosa información, aunque su valor es limitado, ya que “los modelos actuales de predicción son muy precisos hasta un periodo de dos semanas, pero si se trata de adelantar cómo serán las cosechas en función de previsiones meteorológicas, el margen de error es amplio”, apunta el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Ángel Rivera.
Alimentos para primera infancia
Médicos sin Fronteras (MsF) presentó ayer la campaña Hambrientos de Atención para reclamar un cambio de las ayudas alimentarias de los principales donantes, que están dando “una respuesta insuficiente” a la lucha contra la desnutrición infantil, por la que diariamente mueren 10.000 niños en el mundo.
La desnutrición se puede combatir “eficazmente con alimentos suplementarios y tratarse con alimentos terapéuticos, que contienen nutrientes esenciales que los niños necesitan. Sin embargo, los programas de ayuda siguen suministrando mezclas de harinas enriquecidas”, asegura Raquel González, delegada de la organización en Madrid.
La desnutrición afecta a 195 millones de niños menores de 5 años, de los que 19 millones padecen desnutrición aguda severa, aunque sólo el 10% de éstos recibe alimentación terapéutica. “Es la parte más indignante de la emergencia de la desnutrición infantil: que existe una solución que no se está aplicando y los responsables de la ayuda son conscientes de estar enviando a los países pobres unas ayudas que no sirven para curar la desnutrición”.
España ha sido pionera al adaptar sus políticas de ayuda alimentaria a las necesidades específicas de la primera infancia y en 2009 se convirtió en el primer donante mundial de alimentos suplementarios para menores de cinco años. “Necesitamos que se traslade este compromiso a los otros países de la UE, a EEUU, Canadá, Japón y Australia”, reclama la delegada de MsF.
Para ello, la ONG ha puesto en marcha dicha campaña, que pretende recoger firmas para pedir a los principales donantes y financiadores de esta ayuda “que cambien la historia de la desnutrición”.
La sequía china
La Federación Internacional de Sociedades Nacionales de la Cruz Roja (FICR) aseguró ayer que la actual sequía de China, la peor en al menos seis décadas, dificulta la seguridad alimentaria mundial porque podría causar un importante aumento de los precios en el mercado internacional si este país importa grandes cantidades de trigo.
La FICR señaló que los posibles efectos de esta sequía no se limitan sólo a China y subrayó que, en una economía cada vez más globalizada, la inseguridad alimentaria también puede extenderse a Oriente Medio o África.
La ONU ha advertido que la escasez de agua en China, que afecta a ocho provincias del norte del país, podría afectar a la cosecha de trigo en los próximos meses, con implicaciones no sólo para el gigante asiático, sino para la seguridad alimentaria en todo el mundo.
17.02.2011 V. Moreno/ A. Gómez
http://www.expansion.com/2011/02/17/entorno/1297905094.html?a=40e8f35b7e7229840adc6f2ef4c4098f&t=1298346203
