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HE ESCRITO EL 11 DE NOVIEMBRE 2009:

DON LUIGI CIOTTI.
¡LEED! ¡LEED ATENTAMENTE!
ESTE ES UN MENSAJERO DE CRISTO. UN SACERDOTE DE LA IGLESIA UNIVERSAL. ¡LA VERDADERA!
SU DISCURSO SOBRE LA DEFENSA DEL CRUCIFIJO EN LA ESCUELA LO HACEMOS NUESTRO.
SU PALABRA HACE VIBRAR LOS CORAZONES GENEROSOS Y AMANTES DE LA VERDAD, DE LA JUSTICIA Y DEL AMOR.
GRACIAS DON LUIGI.

CON DILECCION
GIORGIO BONGIOVANNI

MONTEVIDEO (URUGUAY)
11 DE NOVIEMBRE 2009


“SON LOS JOVENES LOS CRUCIFIJOS QUE HAY QUE DEFENDER”

Los crucifijos que hay que defender, los de verdad, no son los que están colgados en las paredes de las escuelas. Son otros. Son hombres y mujeres que van adelante con dificultad. Que no logran salir adelante y mueren en la miseria. Es hacia ellos que nosotros no podemos y no debemos quedarnos indiferentes. Es hacia ellos que tenemos que concentrar nuestros esfuerzos.
“Un crucifijo es un enfermo de Sida que necesita cuidados y apoyo. Un crucifijo es ese joven brasileño que ha muerto hace unos días en Turín. Había dejado en su casa la mujer y los hijos, había llegado aquí en búsqueda de un trabajo, y no ha salido adelante”.
Hemos participado a su funeral. Había muchas personas, muchas ni siquiera le conocían, pero estaban ahí igualmente, para compartir el sufrimiento y el dolor.
“Es justo luchar para defender los símbolos de aquello en lo que creemos, pero al mismo tiempo hay que estar muy atentos a no ceder al puro idealismo. Lo dice el mismo Evangelio: los pedacitos de Dios están esparcidos en el mundo que nos rodea. Los encontramos en todas partes. En lo concreto, en la vida de todos los días, entre las personas que viven a nuestro lado y que a menudo no nos damos cuenta de que existen. Debemos aprender a tener presente estas realidades y a medirnos con ellas.
“Es necesario aprender a vivir con co-responsabilidad, como los tantos y tantos voluntarios que dedican su tiempo a un bien que no es exclusivamente de ellos, sino público, de todos. Debemos sentirnos todos llamados en causa, lo mismo en los grandes centros urbanos como en los pequeños pueblos de las provincias.
La participación es el primer paso a favor de los más débiles.
“Los crucifijos no se defienden solo con las palabras. En efecto, estas demasiadas veces no bastan. Hay que aprender a afrontar la realidad en lo concreto y tender la mano a las personas solas, a quien ya no tiene una familia y a quien no puede recurrir a la ayuda de sus familiares”.

11 de noviembre 2009
La Stampa.it