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giorgioalmendras
DEL CIELO A LA TIERRA


HE ESCRITO EL 25 DE JUNIO 2015:

MI AMIGO Y HERMANO, EL CONOCIDO PERIODISTA, ESCRITOR Y HÉROE NACIONAL DE URUGUAY, JEAN GEORGES ALMENDRAS (PROTAGONISTA DE LA RENDICIÓN DE ALGUNOS DELINCUENTES ENTREGADOS A LA JUSTICIA, ADEMÁS DE HABER APLACADO EN LOS AÑOS ’90 UN MOTÍN DE RECLUSOS EN UNA CÁRCEL DE SU PAÍS) HA ESCRITO ESTE ENSAYO SOBRE EL ÚLTIMO FORUM DE CONTACTADOS QUE HA TENIDO LUGAR EN BRASIL.
LEED, MEDITAD Y DEDUCID.

EN FE
G. B.

Palermo (Italia)
25 de Junio 2015
 
OBLIGADOS A DAR LA CARA
Por Jean Georges Almendras

¿Qué tanto puede sernos útil, en los tiempos que corren, un encuentro de contactados extraterrestres –III Foro Mundial de Contactados 2015- organizado por el investigador de ufología y periodista brasileño especializado en el tema, Adhemar Gevaerd, a realizarse en el Hotel Plaza Sao Rafael, de Porto Alegre, Brasil, entre los días 12 y 14 de junio?

¿Qué tanto puede llegar a interesarnos como integrantes de la Obra de Giorgio Bongiovanni, un encuentro de esta naturaleza?

¿Qué tanto nos puede favorecer al conocimiento, una serie de testimonios sobre abducciones y  contactos con seres de otros planetas?

¿Qué tanto puede ser importante para nuestras vidas  y para nuestra emocionalidad, un evento relacionado directamente con la presencia extraterrestre, en el que participan como conferencistas, hombres y mujeres especializados  en ufología,  periodistas, investigadores, científicos, militares y hasta la nieta de un presidente norteamericano, como Laura  Eisenhower, y  principalmente  nuestro hermano, el  estigmatizado italiano Giorgio Bongiovanni, cuya ponencia tratará enfáticamente del Tercer Secreto de Fátima y el contacto con los seres extraterrestres?

¿Qué tanto puede deslumbrarnos, y hacernos crecer espiritualmente, su intervención ante una selecta nómina de ponentes invitados y un nutrido público brasileño?

¿Qué tanto puede aportarnos, a quienes estamos en una escuela espiritual, que habla públicamente de la visita de seres de otros mundos, que  anuncia el retorno del Cristo y que  se compromete con las luchas sociales de nuestros días, la ponencia de un contactado como Giorgio Bongiovanni, nuestro hermano, quien lleva en su cuerpo los signos de la crucifixión de Cristo, y que además es un periodista  que lucha por valores de justicia y por la vida, y que está en primera línea de combate contra el crimen organizado –mafia- en su tierra natal, Sicilia, y en el mundo?

¿Qué tanto este Foro puede contribuir a nuestro conocimiento, a nuestro intelecto y a nuestra vida en la Obra?

Seguramente deben haber sido estas las principales interrogantes que se plantearon muchos de nuestros hermanos de las Arcas semanas previas a la realización del Foro. Y las respuestas convergieron en una sola dirección: estar presentes junto a Giorgio. Como una obligación de hermano y de amigo. Como parte activa de una firme militancia dentro de una Obra que con los años se ha ido convirtiendo en una  muy noble causa revolucionaria, del espíritu y de la vida humana. La temática del Foro sumada a la presencia de Giorgio en el evento eran dos motivos más que suficientes como para considerar la oportunidad de viajar, más como un regalo del Cielo, que como un gasto económico y de tiempo físico.

Y sinceramente, transcurrido el evento, no podemos hacer otra cosa que afirmar sin titubeo alguno, que haber participado del mismo resultó ser muy útil para nuestra vida, no por el evento como tal, sino porque en él estaba presente nuestra Obra y más aún, estaba allí, representándonos, nuestro hermano y amigo Giorgio Bongiovanni. De ahí en más, es obvio y natural, que cada momento del evento resultó muy enriquecedor para nuestra alma; muy importante para nuestra conciencia; muy emocionante para nuestro intelecto; y muy gratificador para nuestro espíritu. Pero en particular, muy importante, y hasta diría vital, para fortalecer la unión entre nosotros, y cultivar la  armonía, la tolerancia y la integración de todos los que tuvimos la fortuna de estar presentes durante los tres días en Porto Alegre.

¿Y qué tanto fue importante el Foro de Porto Alegre para Giorgio Bongiovanni? Seguramente muchas deben ser las lecturas que se podrían hacer sobre el saldo del encuentro, en su alma, en su espíritu y en su emocionalidad. Pero dejando ese terreno exclusivamente para él, solamente  me atrevería a decir, desde mi pequeñez espiritual y humana, que su alegría debe haber sido inmensa, hasta diría yo, indescriptible.

Pude advertirlo por un detalle no menor, si se quiere coyuntural o doméstico. Porque yo mismo tuve la posibilidad de vivir, en parte, esa alegría relacionada estrechamente con vivencias de años atrás.

¿Cuántos Foros o Congresos vivimos con Giorgio, en el mundo? Muchos. Y si mal no recuerdo, no siempre fuimos acompañados por un grupo considerable de hermanos, tal como ocurrió ahora en Porto Alegre. Recuerdo que en esos encuentros, estábamos junto a Giorgio muy pocos hermanos, cuatro como mucho. Nos teníamos que repartir tareas, siempre a las corridas. Felices de estar allí, pero corriendo. Descansando poco y nada, pero felices, porque viajar con Giorgio siempre significó (y significa) alegría para el espíritu aunque el físico se resienta. Registrarlo gráficamente, asistirlo en su ponencia, buscar a los conferencistas para entrevistarlos, asistirlo en las entrevistas de los periodistas que lo abordaban, y confortarlo  en sus  sanguinaciones,  y en la rutina del viaje. Todo un abanico de actividades que teníamos que repartirnos entre uno o dos hermanos. Dos y hasta cuatro jornadas de intensa actividad, que finalmente daba sus frutos y los resultados eran positivos. Individual  y colectivamente, porque los que teníamos la oportunidad de estar allí, aprendíamos y nos enriquecíamos en el alma y en el conocimiento. Los desvelos y las pocas horas de sueño, y las corridas y los nervios para no perder el avión o llegar en horas a las entrevistas, no importaban.

Entonces, todos esos recuerdos de ese ayer, que se me vinieron en mente, seguramente también deben haber sido algunos de los recuerdos de Giorgio, durante el encuentro de Porto Alegre. Solo que esta vez el panorama resultaba ser muy diferente: Giorgio estaba acompañado de su esposa Sonia Alea y ambos estaban acompañados de muchos hermanos; las tareas estaban repartidas y la Obra vivía una etapa, bajo todo punto de vista, crucial y determinante.

Giorgio-BrasilePara muchos esta apreciación quizás se trate de una debilidad humana muy personal. Quizás. Pero no la puedo ignorar y mucho menos, no compartir. Y si a esa circunstancia le sumamos el muy contundente contenido de las palabras que Giorgio dirigió a la platea, entonces el éxito –de este encuentro en Porto Alegre-  me resulta  mucho mayor.

Porque es el éxito de nuestra Obra, en estos tiempos de lucha y de confrontaciones espirituales y humanas. Es un paso adelante, del Cristo. Es un paso adelante de todas las Arcas que formamos parte de la familia espiritual de Giorgio, en el mundo. Es una caricia y una consolación a su sacrificio personal y al de su esposa Sonia Alea, que se hace extensible a su familia. En definitiva  (en  medio de un mundo hipnotizado por la materia y por la  violencia generalizada, y donde la lucha de Armaghedón es diaria y sutil) es una muy buena señal para la Obra espiritual, que nos atañe y nos nuclea.

¿Y qué dijo Giorgio Bongiovanni a la platea, además de resumir su historia de estigmatizado y de contactado, y de profundizar sobre los seres de otros mundos? ¿Qué palabras hicieron vibrar a todos quienes estaban en  la sala de Congresos del Hotel Sao Rafael de la calle Alberto Bins? ¿Qué mensaje tan crucial y determinante, dirigió a una platea expectante, en el cierre del Foro que demandó tres jornadas de trabajo?

“La presencia de estos seres está relacionada al mensaje de Cristo. Es decir, la segunda venida de Cristo es un evento que incluye también el contacto con seres extraterrestres. Es inevitable el contacto con seres de otros mundos. Es ineludible, irreversible y necesario para nuestra civilización. Para esto tenemos que prepararnos. Los poderosos, los gobiernos, los grandes jefes, no quieren este contacto… porque esto significaría perder el poder que ellos tienen sobre toda la humanidad… Por eso la visita extraterrestre constituye una amenaza. Una amenaza al poder mundial, una amenaza a los poderosos. Por eso nunca  van a revelar el secreto de la vida extraterrestre. Nosotros, el  pueblo, vamos a conquistar el derecho a conocer, y cuantos más seamos, más les damos la oportunidad a ellos de bajar y contactarnos. Esto es importantísimo. Es por eso que tenemos que prepararnos. Nosotros, que hemos tenido contactos, nosotros los contactados. Ahí leo "Tercer Foro Mundial de Contactados". Nosotros tenemos una obligación. Uno de los mensajes más importantes que recibí del Cielo fue éste: tú eres nuestro contactado y tienes la obligación de luchar dentro de la sociedad y apoyar a las personas justas. Tienes la obligación de dar la cara y defender a los débiles, tienes la obligación de denunciar los crímenes, tienes que denunciar al Anticristo, porque has tenido el privilegio, el honor, el don de vernos. Entonces todos nosotros tenemos esta obligación. Cada uno de aquellos que tienen contactos, hoy, en un momento tan terrible de la humanidad, tiene la obligación de dar la cara, hasta dar la vida para liberar a nuestros hermanos de la Tierra de la ignorancia y de la manipulación. Porque si es cierto nuestro contacto, sabemos que somos eternos. Si es cierto nuestro contacto sabemos que no tenemos que tener bienes materiales. Si es cierto nuestro contacto tenemos que amar al prójimo y dar la vida como nuestro maestro, el Cristo. Si no lo hacemos, nuestro contacto es falso, es mentira, es un engaño. Nuestra misión es la lucha, la lucha para liberar a nuestros amigos de la Tierra, que en este momento están sufriendo. Este es el mensaje que les quería dar, queridos amigos del Brasil”.

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Tuve la dicha de conocer a Giorgio Bongiovanni  el 12 de octubre de 1990 y de ahí en más, amén de muchas situaciones y vivencias humanas que nos tocaron en suerte, también tuve la fortuna de recorrer el mundo con él. Primero me llevó a la falda del volcán Etna, Nicolosi, Italia, donde residía su padre espiritual Eugenio Siragusa. No solo fui una vez, sino dos. Hablé con uno de lo contactados más relevantes del siglo XX. Y después, hermanado con Giorgio por los lazos del afecto, de la amistad y de la operatividad, me llevó por varias ciudades –de América Latina, de Africa y de Rusia- participando de encuentros espirituales (con hermanos de otras culturas y realidades sociales), de encuentros con científicos, con periodistas, con astronautas, con  militares, y con contactados. Encuentros que no fueron pocos; como tampoco fueron pocos los congresos y los eventos de ufología a los cuales asistimos juntos, tanto en el Brasil, como en México y en otras regiones de América del Sur.

Entonces, si por aquellos días convivía yo con un Giorgio Bongiovanni dinámico, repleto del esplendor juvenil que lo hacía más dinámico aún, vinculándose estrechamente con los protagonistas del fenómeno OVNI, en debates, conferencias, mesas redondas, entrevistas televisivas y radiales, hoy, 25 años después (y como lo señalaba en el párrafo anterior) las vivencias de ese tiempo, en este encuentro de Porto Alegre, se volvían a repetir. Pero con otros componentes, indiscutiblemente marcados por el tiempo, por  nuestras diferentes experiencias de vida y por los inexorables cambios en positivo dentro de la misma Obra.

Ambos estábamos más entrados en años. A su vida de estigmatizado y de contactado se sumaba ahora una vida de periodista comprometido con la lucha social y con la lucha contra la mafia, como parte de su misión espiritual. Tanto su familia, como su obra espiritual habían crecido notoriamente. Y su mensaje, vinculado a su experiencia de contactado, tenía entre manos un llamado a la humanidad, mucho más directo y mucho más comprometido con la lucha y con la puesta en práctica de los valores universales, distanciándose de la teorización o mistificación del mensaje, para abrazarse a mano plena con las obras y los hechos en favor de la vida, en favor del planeta y en favor de los justos. En concreto, abrazarse a una vida de lucha diaria. Una lucha sin descansos, muchas veces sin comodidades y sin alegrías.

En estos tres días en Porto Alegre, seguramente en la intimidad revivimos aquellos viajes y aquellos congresos, con la alegría de que ahora estábamos acompañados de hermanos. De una treintena de almas que sacrificaron dificultades económicas, licencias laborales, tiempos de ocio, recursos y descansos banales, para estar junto a él. De Argentina, de Paraguay y de Uruguay, éramos los acompañantes. Hermanos de la “vieja guardia” y hermanos de la nueva generación. Hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes.

Era imposible no acompañar a Giorgio, porque las distancias no eran muchas, y sobraban las ganas de estar con él, en un evento que sería muy significativo, por su contenido y por el solo hecho de estar juntos. Unidos, como siempre lo recomienda él, y como siempre lo recomendamos nosotros mismos.

Era imposible ignorar su presencia y la de su esposa Sonia Alea, tan cerca de nuestros lugares de residencia y sin el Atlántico como obstáculo.

Era imposible e impensable minimizar o bajarle el perfil a este encuentro. Y por esa razón, se hicieron los esfuerzos posibles y al encuentro de los contactados se sumó el encuentro de los hermanos.

Era imposible negar un evento así, como fue imposible negar un compromiso como el que asumimos en el Paraguay, en noviembre del 2014, en ocasión de la movilización en reclamo de justicia, tras la muerte de nuestro amigo, colega y hermano Pablo Medina en manos del narcotráfico.

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Para quienes estamos en esta Obra, desde que Giorgio Bongiovanni llegó a Sudamérica en octubre de 1990 –y por más que para algunos, esta afirmación pueda parecer exagerada - este encuentro suyo, con contactados en Porto Alegre, y más en estos tiempos, me resulta en extremo significativo. Y particularmente  su intervención ante la audiencia. Porque su mensaje de contactado, sublimado por su mensaje de estigmatizado y acuñado en su mensaje como periodista, comprometido con la lucha social y la lucha antimafiosa, resume prácticamente sus 25 años de Obra, en un ámbito donde la ufología y la espiritualidad tenían que estar presentes. Más juntos que en otras oportunidades. Más juntos que en otros congresos de ufología. Porque fueron palabras anunciadoras del retorno del Cristo y reveladoras del Tercer Secreto de Fátima, sin dejar de relacionar el mensaje espiritual con el mensaje extraterrestre, sin dejar de  denunciar al Anticristo, y sin dejar de convocar u obligar, a los contactados del mundo, y a quienes se interesan o investigan estos temas, a comprometerse coherentemente con una lucha tenaz y madura, para liberar a la "humanidad" de la manipulación y de la ignorancia.

Respetuosamente me atrevería a decir que ni el mismísimo Eugenio Siragusa, padre espiritual suyo, lo hubiera imaginado hablando a los contactados del mundo en los términos con los cuales se dirigió a una  sala repleta que para dar broche de oro a su intervención, además de aplaudirlo de pié efusivamente, solicitó su tiempo y su espacio para formular preguntas. Y fue así, entonces, que con educación y paciencia se fue formando una fila de público que a su tiempo y forma dio a conocer sus interrogantes, o simplemente le agradeció su visita al Brasil, congratulándose de haber asistido al Foro, sencillamente para conocerlo (o en un sentido más amplio, para coincidir con él, en todos sus dichos y en todas sus reflexiones).

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¿Qué tanto alcance tuvieron las palabras de un Giorgio Bongiovanni del 2015, en una audiencia también del 2015 participando de un Foro de ufología donde los seres extraterrestres y el mensaje espiritual no estaba presente en el grueso de los ponentes? ¿Qué tanto contribuyó la presencia suya en el Foro, para que el evento brillara y para que el organizador Gevaerd se sintiera en armonía con el mensaje espiritual de Giorgio y con sus palabras finales, hablando de lucha y de la obligación de liberar a “nuestros hermanos de la Tierra de la ignorancia y de la manipulación”?

Adhemar Gevaerd conoce a Giorgio desde hace casi 20 años. Ambos han compartido por el  mundo congresos de ufología en varias oportunidades. Yo mismo  he compartido con ellos esas actividades. Y estos acercamientos generaron entre ambos un sentimiento de amistad, muy profundo y muy puro. Gevaerd siempre ha reconocido y valorado mucho a Giorgio, por su mensaje espiritual y por su experiencia de contactado. Y de hecho por esa razón Gevaerd siempre requirió a Giorgio en sus congresos y en sus eventos.

pubblico-Brasile2Entonces, el Foro organizado por Gevaerd, una vez más parece haber formado parte de un diseño del Cielo, como seguramente diría Giorgio, porque nunca estuvo tan apropiado su discurso, nada más ni nada menos que en un evento organizado por su amigo de tantas giras mundiales difundiendo la realidad extraterrestre y en una época en la que definirse resulta ser más una consigna que una frase.

Por lo tanto, el Foro de Porto Alegre, de hecho, debe haber sido un muy bienvenido instrumento para que Giorgio y quienes militantemente lo acompañamos, pudiéramos compartir la unión y las vivencias que son habituales en este tipo de eventos.  

Los unos, con tareas específicas relacionadas con el registro gráfico de las ponencias. Los otros con la alegría de formar parte del grupo que tuvo el privilegio de vivir este viaje que les permitió reencontrarse con Giorgio y con los hermanos de las Arcas. Cada uno viviendo el encuentro a su manera. Cada uno registrando en su alma y en su espíritu cada momento de intimidad, con un Giorgio visiblemente emocionado por sentirse rodeado de sus operadores y de sus amigos. Cada uno deslumbrado por la armonía reinante, no obstante las diferencias propias del carácter, que siempre afloran, pero que no empañan. Cada uno viviendo el momento de la sanguinación de Giorgio, en la habitación del hotel, como una constante de su vida y de sus viajes. Cada uno coexistiendo en una familia espiritual, la que supera o trasciende a la biológica.

Estoy seguro que no todos los viajeros escuchamos a todos los conferencistas. Hubiera sido el ideal que esto no pasara pero de todas formas, estar allí, siguiendo de cerca el ritmo del Foro nos permitió conocer de primera mano lo que implica la puesta en práctica de este tipo de eventos.

Ya desde el primer día, cada uno de los ponentes se esfuerza por no defraudar a la audiencia; cada uno de los ponentes procura dar a conocer su experiencia y sus reflexiones, algunos con claridad académica, otros no tanto. Pero la audiencia es receptiva. Percibe el mensaje que se pretende dar desde el estrado. Y cada jornada de trabajo va generando una atmósfera de camaradería tal, que en los días subsiguientes a la inauguración del evento, ya poco importan las acreditaciones en la puerta de acceso. El Foro ha cobrado vida. El Foro corre por sí mismo. Y en ese entorno, sale de los labios de Giorgio, un mensaje redoblado de responsabilidades, compromisos y obligaciones. Un mensaje traído desde hace dos mil años, meciéndose entre las bambalinas de un milenio caótico y en crisis. ¿Su mensajero? Un Giorgio Bongiovanni que ya peinando canas no deja de gritar en el desierto, con el mismo ímpetu de los años jóvenes.

Los tiempos son otros y los tropiezos son otros, porque ha transcurrido el tiempo. Ese mismo tiempo que ha acelerado los acontecimientos mundiales. Acontecimientos bélicos, de destrucción de la naturaleza y de radicales cambios climáticos. Acontecimientos teñidos en sangre, de inocentes o de luchadores de la justicia. Muertes y guerras, corrupción en los sistemas políticos y manipulación de las masas a través de los medios de comunicación. Tiempos apocalípticos, para unos, tiempos de revelaciones para otros.

Para nosotros, tiempos de compromiso. Tiempos de lucha. Tiempos de definiciones. Un alto en las hipocresías y en las diplomacias. Un stop en las indiferencias. Aún a costo de la vida de comodidades y de opulencias. Principalmente de opulencias. Excesos de confort y de status.

“Pronto van a pasar cosas, eventos, grandes señales se van a presentar en el Cielo. Muchas naves se van a presentar y la gente de Brasil, como la de todo el mundo, pero hoy estamos en Brasil, los van a buscar. Van a tocar el timbre de vuestras puertas y les van a preguntar ¿qué pasa? Y Gevaerd se va a volver loco porque millones de brasileños le van a preguntar ¿Qué pasa? ¿Qué son estas cosas que suceden? Ustedes los locos tenían razón. Y ustedes tendrán la obligación de explicar que este contacto es pacífico, es un contacto de amor”.

Fueron otras de las palabras de Giorgio, reforzando las anteriores. Abriendo las conciencias.

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Afuera de la sala de Congresos del Hotel, la ciudad de Porto Alegre, de casi 8 millones de habitantes, sigue su rutina. En los alrededores de la Rodoviaria (principal terminal de ómnibus de la ciudad, muy próxima al salón donde se realiza el Foro de Contactados) los hoteles y los comercios sobresalen. También sobresalen, al caer el sol,  la prostitución, los malvivientes y un tránsito vehicular ensordecedor e intenso, propio de una metrópoli  hiperactiva, donde además la gente en situación de calle, de día y de noche, nos da de bruces con la realidad sudamericana, propia de un país rico en minerales, tierras, y materias primas, pero que está sumergido en la pobreza y en los contrastes de la vida moderna. La opulencia mais grande do mundo y la pobreza maís grande do mundo, mientras las campanas de la corrupción hacen  temblar los cimientos del gobierno de Dilma Roussef.

A muy pocas  cuadras de allí, y  en un punto cercano a la zona histórica de Porto Alegre –área exclusiva del turista- en el Hotel Plaza Sao Rafael las luminarias del Foro contrastan con esa urbe donde los marginales se apiñan bajo las columnas de las autopistas que circundan la Rodoviaria. Marginales durmiendo en colchonetas mal olientes, arropados sobre cartones y cobijas gastadas por el asfalto, alimentándose de las sobras que pueden hallar en bolsas de residuos. Marginales deambulando arrastrando carritos repletos de despojos y trastos que constituyen su único hogar, expuestos al frío nocturno, a lluvias y humedades de una civilización indiferente, que no hace otra cosa que marginarlos más aún, porque la miseria distancia y el delinquir allí también es una forma de vida. Una forma marginal de subsistencia, en una selva de cemento cada vez más intrincada y tenebrosa. Una página del mundo de hoy que se repite y repite en otros lugares del  mundo. Como si fuera normal, asistir al deterioro de unos muchos desde la platea de una civilización egoísta y dominada por los poderosos de siempre.

Estos burdos contrastes del Porto Alegre de hoy (como el resto de las miserias del planeta) ya son suficientes para reafirmar y entender con creces y sin fanatismos, que ni las palabras de Giorgio en el Foro, ni nuestro viaje, y ni nuestra Obra, fueron y son inútiles.

24 de Junio 2015