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marciapacePor Sonia Tabita Bongiovanni
La sociedad humana moderna, que ha alcanzado la tecnología más avanzada de la historia de la humanidad y que ha puesto en práctica los valores de la convivencia y de la integración entre los diferentes pueblos, culturas y religiones, que en parte ha logrado evolucionar, a pesar de que hoy se siga obstinando en no aprender de la historia y por lo tanto de las experiencias de gran sufrimiento que la humanidad ha atravesado. No atesora la memoria y sigue recorriendo un camino equivocado, dañino, que puede llevar a la autodestrucción humana.
La sociedad cree poder resolver los problemas, los diferentes conflictos, las incomprensiones, las intolerancias y hasta la violencia misma entre las naciones, con la guerra, a pesar del sufrimiento que podría llegar a provocar por la muerte de miles y miles de personas, sosteniendo que lo correcto es que haya un vencido y un vencedor, que será quien luego establezca cuál será el destino de su nación.
A pesar de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial, las guerras en Siria, en Ucrania, en Afganistán y en muchas otras naciones ha quedado demostrado, ante los ojos del mundo entero, que la situación mundial no ha cambiado, que la guerra lo único que ha provocado es la muerte de cientos de miles de personas.
Hoy la política fomenta todo tipo de guerras, aquella en contra del terrorismo, aquella en contra de las dictaduras, ya sean verdaderas o falsas; aquella por el agua, aquella para obtener armas, petróleo, cualquier cosa.
La ideología de la guerra prevalece más que nunca. Esta guerra despiadada que mata a millones y millones de seres humanos. Esta guerra que no tiene miramientos frente a mujeres, niños, hombres honestos, ancianos e indefensos. Esta guerra que destruye todo lo necesario para la convivencia del hombre mismo. Esta guerra que ha vuelto inhumana a nuestra especie.
Estamos cansados de seguir viendo cadáveres: en la televisión, en los periódicos y en cualquier medio de comunicación; estamos cansados de mirar con nuestros ojos tanta crueldad.
Nosotros, los jóvenes, queremos y pretendemos la paz, que le conviene tanto a quienes son conscientes de necesitarla como a quienes no lo son. Tenemos que hacer lo posible por hacer que reine en nuestro planeta, a través de movimientos políticos revolucionarios pacifistas, de pequeñas manifestaciones e incluso a través de todo tipo de medios que puedan ayudarnos a alcanzar nuestro objetivo.
Pretendemos la paz y por lo tanto a su vez la justicia, queremos que todos tengan los mismos derechos: derecho al agua, a la vida, a la salud, a la alimentación, al trabajo; los bienes fundamentales que todo hombre necesita. Hoy por culpa de la guerra más de 4.000 o 5.000 millones de personas no cuentan con los derechos fundamentales.

Es por ello que es necesario cambiar de metodología y tomar la decisión de desterrar completamente todo tipo de conflicto militar.

Queremos que cambie el sistema político, el sistema de razonamiento, en nuestra sociedad tiene que prevalecer la diplomacia, la integración, la tolerancia, el respeto. Tienen que prevalecer los valores morales como el amor, la verdadera unión entre los pueblos. Es de la única forma que podremos lograr ser verdaderamente felices interiormente y sentir ese enorme deseo de vivir que supera todas nuestras dificultades humanas, todas las fronteras, que rompe con todas las barreras.
Únicamente haciendo respirar a nuestro hermoso planeta a través de la paz, de amor y de la justicia lograremos derribar a ese imaginario “cielo de hierro” que está encima nuestro y al mismo tiempo adentro nuestro, que nos oprime y que intenta destruirnos cada día.
Cuanto más pasan los años más aumentan las crisis económicas en el mundo, generadas por la globalización, donde la mayoría de la gente que sufre y muere a causa de la pobreza, con respecto a la de las personas que tienen un buen pasar. La pobreza genera la disminución en las ventas de productos, una crisis entre las naciones y por lo tanto un atraso económico. Para mantener el status de bienestar de los poderosos, de los hombres de Estado, de los militares y de las mafias, las mismas organizaciones criminales mafiosas financiadas por los mismos Estados y por los Servicios Secretos producen y venden las armas (motivo principal por el cual se hacen las guerras), pero sobre todo producen y venden las drogas en cantidades exhorbitantes.
Nosotros, los jóvenes, haciendo uso de las drogas creemos que nos rebelamos ante el sistema pero en realidad no nos damos cuenta de que hacemos exactamente lo contrario, no nos damos cuenta de que haciendo uso de los estupefacientes, siendo violentos con el prójimo, siendo racistas y permaneciendo indiferentes ante los verdaderos valores de esta vida, estamos entrando en el juego de este sistema imperialista, nos convertimos en esclavos de quienes quieren tratarnos como marionetas, de quienes no quieren que creamos en los ideales y a quienes no les interesa nuestra felicidad.
Todo esto porque quienes están por encima del sistema tienen miedo de la enorme fuerza que tenemos nosotros, los jóvenes, de lo que podemos hacer, de cuánto podemos cambiar esta sociedad si realmente nos rebelamos ante ellos.
Han habido muchos hombres que se han sacrificado por el bien de nuestro futuro, para enseñarnos cuáles son los verdaderos valores morales por los que tendríamos que luchar, por los cuales tendríamos que seguir viviendo y nosotros queremos seguir su enseñanza y tomarla de ejemplo.
Queremos un Estado diferente, queremos rebelarnos ante los hombres de poder que en pos de sus intereses no nos enseñan a vivir.

Video Our Voice "Marcha de la Paz" 2016: https://www.youtube.com/watch?v=Pvu_jx4515w