Por Matías Guffanti

La voz de nuestra eterna Madre habla al mundo. Con su profundo amor y misericordia se manifiesta inundando los corazones más humildes de su intensa energía. Su espíritu inmaculado se hace presente transformando un sencillo lugar, con un piso cubierto de tierra y paredes de piedras, en un templo sagrado donde ahora habita Su Luz.

Ella, la Madre de la Vida, la esposa de nuestro Padre Sol y portadora del Espíritu Creador, con su mirada llena de tristeza y un dolor que atraviesa el alma de quien la mira, deja correr desde sus ojos lágrimas de sangre que golpean en lo más hondo de nuestro interior.

No esperaba estar ahí, no imaginaba poder vivir un encuentro tan grande que transformaría todos mis sentimientos y mis pensamientos en apenas un instante. Sentí a la Virgen María presente frente a mí. Apenas vi aquella estatua en representación de la aparición de la Rosa Mística, con su rostro lleno de sangre, me sentí indigno, sucio espiritualmente y con una fuerte sensación de arrepentimiento.

Mi cuerpo temblaba, tenía ganas de llorar, su sufrimiento se respiraba en el aire de aquella pequeña habitación, donde Rosana Mendoza, la propietaria de la estatua, el 5 de abril de este año vio por primera vez manifestarse a la imagen llorando. Y sin saber cómo, el 7 de diciembre (dos días después de la última lagrimación), ahí estábamos, como testigos de aquella presencia potente y divina, junto a Ramón Gómez, como un milagro y una señal más.

Lágrimas de dolor, lágrimas de un sufrimiento estremecedor a causa de nuestros actos, eran tocadas, con un profundo respeto y devoción, por las manos de un hombre que desde la juventud dedica su vida a seguir los pasos de nuestra Madre Cósmica, bajo su Celeste Manto, donde habitan todos los universos y todas las estrellas.

El primer día que fuimos a aquella casa en Metán, una pequeña localidad a 150 kilómetros de la ciudad de Salta, fue por una invitación que le hicieron a Ramón para pasar unos minutos antes de dar la conferencia que tenía programada en esa ciudad. Nada era seguro y ninguno de los que decidimos acompañarlo ese día sabía muy bien de qué se trataba. Con Ramón fuimos su esposa Sandra, su hijo Leandro, Micaela Soria de la ciudad de Salta, Elizabeth Viera de Maldonado (Uruguay) y yo.

Al llegar, Rosana, una humilde y servicial mujer, nos recibió con las puertas abiertas y sin hacer preguntas, nos hizo pasar a su casa, donde se encuentra la estatua todavía con sangre en sus mejillas. No podía dudarlo, era una manifestación divina, la energía se expandía presionando nuestros plexos. No hacía falta ver ni tocar, todo nos hacía sentir que estábamos ante Su presencia.

Luego de contemplar la imagen, con un silencio que hacía parecer que el tiempo se había detenido en esa pequeña habitación, con Ramón entrevistamos a Rosana para conocer su historia. Sus sencillas y humildes palabras, pero profundas a la vez, fueron una señal más que dio testimonio de un mensaje coherente y auténtico de nuestra Santa Madre.

Volvimos emocionados a la casa de Vilma, la señora que organizó la visita de Ramón a Metán y también la conferencia que se daría más tarde. Mientras hacíamos tiempo para ir a diferentes medios que iban a entrevistar a Ramón y hablábamos de la importancia del encuentro con esa manifestación, le envié a Sonia y a Giorgio las fotos que Sandra y yo habíamos sacado. Pasaron pocos segundos y Giorgio, con su voz quebrada en llanto, me contestó:

“MATÍAS, LA FOTO QUE ME MANDASTE DE RAMÓN, EN LA QUE TOCA CON SU MANO EL ROSTRO DE LA VIRGEN QUE SANGRA, ES UNA SEÑAL. ES UNA SEÑAL DE LOS TIEMPOS MATÍAS, PORQUE RAMÓN ES UN APÓSTOL DEL CRISTO Y QUE ÉL ESTÉ TOCANDO LA CARA DE LA VIRGEN SIGNIFICA QUE EL CRISTO ESTÁ POR REGRESAR. DECÍ ESTO. ¡DECÍSELO A TODOS!”

Al escuchar su voz diciendo estas palabras, mis ojos se llenaron de lágrimas, mi corazón se aceleró y la misma sensación que me había quedado en el medio del pecho desde el momento en que estuve frente a la Virgen, se intensificó hasta hacerme quebrar en llanto en un momento que me había aislado, buscando tomar conciencia y dimensión de todo lo que estaba pasando.

Le hice escuchar los audios a Ramón y emocionado nos dijo que mañana volveríamos. Más tarde dio la conferencia en el lugar programado, a la que asistieron más de 100 personas. Regresamos a la ciudad de Salta y al día siguiente, el 8 de diciembre, volvimos dispuestos a escuchar los mensajes que Rosana a partir de esa fecha revelaría por pedido de la Virgen. Esta vez, viajamos Ramón, Sandra, sus hijos Leandro y Analía, Rocío Wayar de la ciudad de Salta, y nuevamente Elizabeth y yo.

Esperábamos encontrarnos con mucha gente reunida en el lugar, deseando escuchar los mensajes recibidos por Rosana y conmemorando la Inmaculada Concepción que ese día se celebraba. Pero, sin embargo, al llegar sólo estábamos nosotros. No había ido nadie.

Sorprendidos entramos nuevamente y la energía se sentía igual de intensa que el día anterior. Preguntamos a la vidente si revelaría ese día los mensajes, pero nos dijo que no, que quería hacerlo ante toda la gente. Ramón le habló sobre su experiencia de vida con la Virgen, aconsejándole mantenerse siempre firme en el camino que Ella nos señala y luego de eso, yo volví a entrevistarla, preguntándole esta vez más sobre las palabras que en los sueños la Virgen le había transmitido.

Mientras esto sucedía, Ramón, que se encontraba en un estado de recogimiento frente a la manifestación, empezó a escribir un mensaje que nuestra Madre le estaba dictando:

ENTREVISTA REALIZADA A ROSANA MENDOZA POR RAMÓN GÓMEZ

RG: ¿Cómo es su nombre y hace cuanto que vive esta experiencia con la estatua de la Rosa Mística?

RM: Me llamo Rosana Mendoza. Hace 7 años que tenemos la estatua, pero la manifestación se produce desde hace 8 meses.

RG: ¿Cómo fue la primera vez que la vio llorar?

RM: Nosotros acostumbramos a levantarnos temprano y cuando vine a limpiar al comedor, corriendo las cosas que había arriba de los muebles -yo tengo varias imágenes de la virgen-, cuando corrí un florero que estaba delante de ella, ahí la vi que estaba llorando. Y en ese momento sentí todo el dolor y la tristeza que ella sentía, me lo transmitía en el cuerpo. Sentí calor en todo mi cuerpo. Y lloró por 3 días seguidos, el 5, 6 y 7 de abril de este año.

RG: A la fecha, ¿cuántas veces se manifestó llorando sangre?

RM: 18 veces contando la última, que fue hace dos días.

RG: ¿La iglesia qué opinión expresó sobre esto?

RM: El único padre que está con nosotros es el padre Gustavo Paredes. El vio llorar a la Virgen y según su opinión es la manifestación de una madre dolida.

RG: ¿La gente se acerca, viene con pedidos, cual es la intención de la gente hacia la imagen?

RM: Lo primero que le digo a la gente es que, si viene, lo haga con fe. Porque sin fe no van a conseguir nada. Yo le dije a una señora que vino el otro día, que al ver la imagen dudaba, que si iba a estar así que no le pida directamente y la señora salió y se fue.

RG: ¿Usted que piensa sobre esta manifestación?

RM: Por medio de sueños yo recibí mensajes de Ella. Recibí primero uno que ya revelé y después dos más que todavía no difundí. Los voy a contar después del 8 de diciembre. En los primeros mensajes que ella dejó pide conversión y pide que recemos mucho el Rosario y eso estamos haciendo todas las tardes, a las 15 horas que es el horario de la misericordia. Todos los días de lunes a viernes. Son buenos los mensajes, pero falta que cada uno de nosotros lo cumpla. Y yo me incluyo, porque el hecho de tener a la Virgencita no hace que no tenga que hacerlo. Todos tenemos que hacerlo.

ENTREVISTA REALIZADA A ROSANA MENDOZA POR MATÍAS GUFFANTI

MG: ¿Te acordás de la fecha en la que recibiste el primer mensaje?

RM: Si, el 10 de abril.

MG: ¿El primer mensaje lo revelaste?

RM: Si, ella pide que nos unamos, que nos convirtamos y que recemos mucho el Rosario. Los mensajes los recibí a través de sueños. Y todo lo que me dijeron lo estamos haciendo. Todos los días a las 15 hs. rezamos el rosario y estamos programando en el futuro poner dos horarios.

MG: ¿Después del primer mensaje recibiste dos más? ¿Te acordás las fechas?

RM: Si. Fue en junio más o menos, pero me pidió que lo revele después del 8 de diciembre de este año.

MG: ¿Podés adelantarnos generalmente de qué habla la Virgen, qué es lo que pide, por qué se manifiesta?

RM: Ella nos pide que cambiemos, que seamos personas buenas. Que nos ayudemos unos a otros. Que no seamos indiferentes y que, si vemos a alguien tirado, no sigamos como si nada. Nos pide que tratemos de unirnos y nos mantengamos en oración.

MG: ¿Sentís que cuando llora sangre la Virgen está triste?

RM: Sí, y esa misma tristeza la tengo yo. Ella está pidiendo un cambio en la vida de cada uno de nosotros. Que no sigamos siendo peor de lo que somos.

MG: ¿Cómo crees que está el mundo en este momento?

RM: Para mí el mundo está desviado del camino espiritual. No todos, pero la mayoría sí. Se está viendo mucha maldad en las personas, pero nosotros seguimos adelante porque estamos firmes, porque estamos haciendo lo correcto.

MG: ¿Cuál es la forma para encaminarnos en lo espiritual según lo que la Virgen te transmitió?

RM: Primero, estando unidos en la familia, tratando de llevarla adelante de la mejor manera. Y siendo agradecidos por las pequeñas cosas que Dios te da día a día. Hasta el humilde pedazo de pan que tenemos siempre. Porque la gente no lo hace. Y eso siempre lo hicimos nosotros, por más que tengamos un plato de comida simple, siempre le ensañamos a los chicos que den gracias. Hay que dar gracias al levantarse, al comer, al salir a hacer lo que tengamos que hacer y a la noche antes de acostarse, porque fuimos protegidos durante todo el día.

MG: ¿En algún momento sentiste que la Virgen te hablaba del futuro o de lo que puede pasar si la humanidad no se arrepiente y no cambia?

RM: Va a ser cada vez peor. Ella nos está pidiendo que cambiemos, pero nosotros estamos yendo en sentido contrario. Si no cambiamos va a ser siempre peor y ella va a seguir llorando. Nos lo está pidiendo a gritos, pero nadie hace caso.

MG: ¿Para vos cual es el mensaje más importante que la Virgen quiere transmitir a la gente?

RM: Que nos mantengamos unidos, en oración y que sigamos caminando a la par de ella.

MG: ¿Tenés algunas palabras más que quieras decirnos?

RM: Que me apoyen. No digo que estén metidos acá todo el tiempo, pero que la vengan a visitar y que pidan con fe y oren. Que le recen, porque ella tiene preparado para cada uno que viene algo especial que necesita.