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dinero_opioDEL CIELO A LA TIERRA


LA LINFA VITAL DEL ANTICRISTO

OS HEMOS DICHO, RECIENTEMENTE, QUE EL ANTICRISTO: ARIMANE, HIJO DE SATANAS, PERSONIFICA A UN HOMBRE Y ESTA AL MANDO DE UNA COMISION INTERNACIONAL DE SUPER POTENTES Y DE SUPER RICOS PERTENECIENTES A VARIAS NACIONES DEL MUNDO.
EN EL ARTICULO QUE ADJUNTAMOS UNA HERMANA ESPIRITUAL DE NUESTRO MENSAJERO, FRANCESCA BIANCHIN, INSPIRADA POR NUESTRAS INTELIGENCIAS, HA EXPRESADO CON CLARIDAD LA NATURALEZA VIVA Y DIABOLICA DE LA LINFA VITAL QUE ALIMENTA AL HIJO DE SATANAS Y DESGRACIADAMENTE A LA MAYOR PARTE DE LA HUMANIDAD: EL DINERO.
¡LEED! ¡MEDITAD! ¡DEDUCID!
¡PAZ EN LA TIERRA!

DEL CIELO A LA TIERRA

Sant’Elpidio a Mare (Italia)
8 de septiembre 2010. 14:56 horas
Giorgio Bongiovanni
Estigmatizado
EL OPIO DE LOS PUEBLOS

La famosa frase que dice “La religión es el opio de los pueblos” puede que sea verdad, pero según mi parecer hay otra droga que lleva a una dependencia mucho más peligrosa, porque millones de seres humanos en todo el planeta están envenenados de ella y es una droga legitimada por los estados, por la sociedad misma, te exhortan a creer que sea algo positivo, que sea justa, te educan desde pequeño orientándote a creer, respetar e inculcar este opio, un opio que hace a las personas vulnerables, las vuelve malas, a veces crueles. Con tal de abastecerse de la dosis que quieren roban, matan, devastan tierras contaminándolas, destruyen selvas milenarias, con tal de poseer más.
Para poseer cada vez más cantidad de esta droga a veces matan a los propios padres abandonados a la embriaguez de este narcótico, a veces se asocian con más personas convirtiéndose en multinacionales para obtener grandes cantidades de ello.
Algunas personas padecen de crisis de abstinencia y caídos en el círculo vicioso, sin poder hacer nada sin ella, terminan por no tener más ningún reparo a sus inhibiciones, venden su cuerpo al mejor postor, o se ven obligados a hacerlo porque se vuelven esclavos de quienes explotan a los seres humanos y a los niños para abastecerse de su buena dosis.
Se llama dinero, el opio verdadero de los pueblos, el opio que te da la sensación de estar bien, de ser fuerte, invencible cuando lo tienes, y te hace estar mal, te da miedo, te hace temblar, vacilar cuando no lo tienes.
Crea dependencia en algunas personas porque las induce a abastecerse de grandes cantidades, estos sujetos desean ver la cuenta corriente que aumenta cada vez más, como si fuese casi el único verdadero motivo por el cual valga la pena vivir.
Algunos son toxicodependientes hasta tal punto que tienen terror de gastar el dinero, se vuelven increiblemente avaros, se vuelven egoístas, privándose de usarlo porque sería demasiado doloroso separarse de ello, se privan de cosas que pudieran ser de vital importancia para ellos, pero que no compran por miedo de gastar el dinero que tanto aman, en pocas palabras, una verdadera enfermedad, una obsesión maníaca.
No nos damos cuenta ni siquiera de cómo ésta droga legitimada nos está condicionando la vida, de cómo está quemando las neuronas como la verdadera droga. El ser humano llega a hacer cosas que las personas que todavía no son completamente dependientes y que todavía tienen un poco de conciencia interior, no harían nunca.
Se viola a los niños, a veces incluso recién nacidos, se mata a personas, incluso padres o hermanos, se mata sin piedad cachorros de animales quitándoles la piel aún vivos, se devastan las selvas, se contamina el aire, el agua, la tierra, en nombre del opio dinero se inventan virus en laboratorio para vender vacunas.
No hay droga peor que el dinero para quien no es capaz de manejarlo como debería ser, hace perder la cabeza a muchísimas personas, pero todavía no está prohibido usarlo. (Por el contrario, sin dinero incluso la ley te persigue porque eres indigente.
Un día, cuando nuestra sociedad esté más evolucionada, lo primero que se tendrá que hacer será eliminarlo para siempre de nuestras vidas, solo así nos libraremos de esta obsesión que te aprisiona la mente y el alma.
Solo así encontraremos la verdadera libertad de nuestro espíritu y podremos aspirar a llegar a ser un día una única cosa con Dios.
Sólo liberando el espíritu del peso del dinero, volveremos a encontrar la paz en nosotros mismos y podremos aspirar a ser dignos de entrar en el reino que Jesús nos prometió hace dos mil años.
“No se pueden servir dos patrones. Dios y el dinero”. (Evangelio de Mateo, cap. 6, vers. 24).

Bianchin Francesca