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giorgioylorellaSueño de Lorella

En la noche que va del 3 al 4 de Abril, mientras estábamos viajando en barco hacia la isla de Cerdeña, para participar en un tour de conferencias organizadas por Paola Pennisi en las que Pier Giorgio Caria sería el orador, sueño...
... que me encuentro en la habitación de la casa de Via Asti, de Porto Sant’Elpidio. Hay dos camas simples, en las que nos encontramos Giorgio y yo. La habitación es completamente blanca, las paredes, incluso las sábanas de las camas. Sentimos que ocurrirá un avistamiento. En la habitación se sienten energías de otros Seres, no los vemos, pero los percibimos. En un determinado momento la habitación se vuelve oscura, como si estuviera a cielo abierto, de noche.
A lo lejos se comienza a sentir un sonido metálico, profundo, cálido, no frío.
Comienzan a llegar luces, primeramente leves, poco intensas, que fluctúan a la derecha, al centro y a la izquierda, a lo alto, en el techo.
De repente señalo la luz más intensa y grande, a lo alto, en la esquina izquierda. Era una esfera muy grande con una luz intensa en tonos de azul, con reflejos de color madreperla. Permanezco inmóvil en la cama y busco la mano de Giorgio porque la vibración es muy fuerte. Él toca mi mano derecha, precisamente con su pulgar, con el dedo índice y con el dedo medio. Me doy cuenta de que sus dedos tenían como anillos, con algunas perlas de colores... no parecía ser su mano. El sonido de la astronave continuaba. A veces era como si entrara en cada uno de nosotros, porque la energía que entraba en el corazón era muy fuerte.
Energéticamente sentía la presencia de los Ángeles en la “habitación”, que caminaban alrededor nuestro y luego volvían a su astronave. Dentro de la astronave veo que hay muchos Seres, hablan entre ellos señalándonos y mirándonos a Giorgio y a mí. En especial hay dos que hablan más fuerte que los demás. El sonido de su voz es metálico, con un lenguaje que nunca antes había escuchado, un idioma desconocido para mí. También dijeron algo en italiano, pero no recuerdo qué era. Estaban sentados, eran altos, tenían ojos alargados, una mirada solemne. ¡Eran hermosos!
... Me despierto...