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EL PROBLEMA DEL DEPOSITO Y DEL ALMACENAMIENTO SEGURO DE LOS RESIDUOS NUCLEARES
El problema del depósito y del almacenamiento seguro de los residuos parece tan insuperable como lejos de una posible solución, incluso en virtud de que en todo el mundo los residuos radiactivos siguen acumulándose cada vez más conspicuamente cada año que pasa. Basta pensar que los Estados Unidos producen anualmente 2300 toneladas de residuos radiactivos y que Francia por si sola produce una cantidad anual de nuevos residuos que equivale a toda la cantidad presente en Italia.

Solo la desmantelación de una central nuclear al término de su vida útil produce una cantidad de residuos casi tres veces superior a la cantidad producida durante los 40 años de su funcionamiento.
Actualmente se ha intentado “neutralizar” solamente los residuos menos peligrosos, cuya radiactividad permanece inmutable por periodos relativamente breves, alrededor de 300 años.
En la mayor parte de los casos los residuos son almacenados dentro de depósitos de superficie, constituidos por trincheras, túmulos, silos y sarcófagos de hormigón, más raramente se han utilizado según la necesidad cavidades subterráneas y depósitos geológicos profundos.
Para poner al seguro los residuos nucleares de alta actividad, que son una cantidad inferior pero enormemente más peligros, en cuanto son fuente de radiación por periodos larguísimos que pueden llegar a 250.000 años, hasta la fecha no se ha hecho absolutamente nada, dado que el “gotha” de la tecnología mundial ha demostrado que no tiene ni los medios ni mucho menos los conocimientos técnico/científicos para afrontar un problema que está ampliamente por encima de las capacidades operativas de los seres humanos.
Solamente los Estados Unidos, donde la situación ligada a los residuos radiactivos es particularmente grave en  virtud de las más de 100 centrales nucleares y del grave aporte que la industria de las armas ha dado a este tipo de contaminación, han decidido proceder a la construcción de un sitio de almacenamiento definitivo para los residuos nucleares de alta radiactividad, pero dicha decisión se está demostrando extremadamente compleja y poco resolutiva.
El Departamento de energía estadounidense, para intentar resolver el problema de los residuos nucleares, que consiste en alrededor de 37 millones de metros cúbicos de materiales radiactivos que yacen amontonados en depósitos de emergencia esparcidos por el país, necesitará entre 70 y 100 años, con un gasto entre 200.000 y 1.000 millones (1 billón) de dólares. Su programa prevé descontaminar las 10 principales áreas contaminadas del país y recoger el material radiactivo más peligroso, disperso en los lugares más variados, para después transportarlo a un gran depósito subterráneo apto para una colocación definitiva.
El proyecto tendrá que superar dificultades bastante duras, como la descontaminación de zonas vastísimas (grandes casi como el Valle D’Aosta en Italia), encontrar un sistema de transporte seguro que permita transportar por miles de km los residuos más peligrosos y localizar una colocación que pueda ser segura por muchas decenas de miles de años.
El monte Yucca, que está ubicado en Nevada meridional, a unos 160 km al noroeste de Las Vegas, en una zona al centro de la ya famosa Area 51, conocida sede de test nucleares superficiales y subterráneos, y que además es objeto de voces que refieren de una hipotética presencia extraterrestre. Ha sido elegido como lugar donde se actuaría la que puede ser definida, sin lugar a dudas, la “gran obra”, la más costosa y compleja que jamás haya sido proyectada.
Solo para los estudios preliminares del terreno y del proyecto se han gastado alrededor de 8 mil millones de dólares y para la construcción del depósito está previsto un desembolso que superará los 60 mil millones de dólares. El proyecto colosal prevé la excavación de túneles subterráneos largos 80 km, que se articularán debajo de la montaña a la profundidad de 300 m. El interior de los túneles estará compuesto por un material de acero inoxidable denominado “Aleación 22” protegida por una barrera de titanio al objeto de formar un escudo anti-goteo que impida que el agua se infiltre a través de las galerías. Dentro de la montaña tendrán que ser amontonadas 77.000 toneladas de residuos nucleares que actualmente yacen en 131 depósitos repartidos en nada menos que 39 estados.
Para efectuar el transporte se utilizarán 4600 entre trenes y camiones que deberán recorrer cientos de miles de km atraversando 44 estados llevando a bordo material peligrosísimo. Los residuos nucleares después serán almacenados dentro de 12.000 conteiner parecidos a los depósitos de los camiones cisterna. Los conteiner a este punto serán sellados individualmente y alineados en las vísceras de la montaña, dentro de túneles como si fueran las perlas de un collar.
La intención de los proyectistas, después de la conclusión de las obras de excavación y de preparación del sitio, que inicialmente estaba prevista para el 2010, pero que ya ha sido aplazada para el 2017, el depósito permanecería activo por algunas décadas para después ser cerrado permanentemente una vez esté completamente lleno. Después del cierre el depósito de Yucca Mountain debería impedir la migración de los residuos en el ambiente en cantidad significativa por un periodo de 10.000 años.
Desde el principio la población del Nevada, el 70% se opone a la obra, así como las autoridades locales han sido contrarias a la realización del proyecto Yucca Mountain, que además ha suscitado grandes críticas y dudas en el ámbito de la comunidad científica.
Muchos expertos dudan fuertemente si sería oportuno enterrar residuos nucleares de forma definitiva e irreversible respaldados por una tecnología como la actual, poco evolucionada en este tema y por lo tanto muy sujeta a errores de evaluación y de elección, lo mismo que en lo que se refiere a los materiales que usar y a los procesos tecnológicos que habría que adoptar.
Hay las mismas dudas acerca del lapso de tiempo de 10.000 años durante el cual los residuos nucleares deberían permanecer en condición de seguridad en las vísceras del monte Yucca.
La National Academy of Sciences y el National Research Council consideran este tiempo del todo insuficiente para que se pueda hablar de “colocación segura” de material radiactivo que se mantendrá en ese estado por cientos de años. Precísamente en virtud de estas observaciones, la Corte de Apelación Federal recientemente ha establecido que un sitio destinado al enterramiento de los residuos nucleares tiene que demostrar que puede acoger los mismos en completa seguridad por al menos 300.000 años, hasta que pierdan su radiactividad.
El depósito de Yucca Mountain, además de no estar en condiciones de responder a esta necesidad, suscita una serie de interrogantes en lo que se refiere a su real capacidad de preservar el material radiactivo de forma segura por 10.000 años como está previsto en el proyecto. Estudios recientes han demostrado efectívamente cómo incluso el modesto grado de humedad de la zona (19 cm anuales de lluvia) sea capaz de corroer los barriles de residuos en un tiempo temporalmente tan significativo, que podría acabar con transportar la radiactividad a través de sistemas de irrigación y pozos de agua potable de la región, bombardeando de esta forma generaciones de individuos, a obscuras de la situación, con notables dosis de radiactividad.
Otro problema lo determina el calor natural en los residuos nucleares amontonados dentro de una montaña, donde faltan sistemas de refrigeración. Dicho calor determinará la formación de vapor acuoso capaz de corroer los barriles o de disolver la roca alrededor, con graves consecuencias a nivel de seguridad.
Durante la decadencia radiactiva las partículas altamente energéticas podrían incluso interactuar con los materiales de alrededor, disolviéndolos o provocando la emisión de hidrógeno, alimentando de esta manera la posibilidad de explosiones y de incendios.
Otros estudios ponen en duda seriamente los datos que sancionan la escasa sismicidad de la zona en la que surge el monte Yucca y calculan que son 1.400.000 las personas que viven en las proximidades de la zona involucrada por el proyecto, las que correrían el riesgo de contaminación con el tiempo. El hecho de que la misma ciudad de Las Vegas se encuentre dentro de un radio de unos 150 km. del futuro depósito, da lugar a motivos fundados de alarma en el caso de eventuales derrames radiactivos.
El transporte al depósito de Yucca Mountain de los residuos esparcidos en cada rincón del país representa además uno de los aspectos más complejos de todo el proyecto. No existen por el momento estimaciones creíbles acerca de los enormes costos de una operación como esta, así como no ha sido determinado todavía el nivel real de riesgo que el desplazamiento acarreará a las poblaciones residentes en los territorios por los que transitará el transporte. Se tratará en cualquier caso de la más grande operación logística que jamás el hombre haya experimentado, que involucrará material altamente peligroso.
Cualquier situación de peligro que pueda derivar de eventuales accidentes, atentados terroristas, averías de los medios destinados al transporte, arriesgarían el crear una tragedia sin comparación alguna.
Como si no bastase, a toda esta larga secuela de dudas y problemáticas que está dividiendo al mundo científico y político americano, en la primavera del 2005 el Departamento de Energía estadounidense ha denunciado fuertes sospechas sobre una serie de graves omisiones e irregularidades cumplidas por técnicos del servicio geológico, presentando elementos fraudulentos que confirmasen la seguridad del sitio de Yucca Mountain. Dichas sospechas que han surgido del contenido de algunos mails interceptados, han contribuido a crer nuevas dudas sobre la real fiabilidad de un proyecto que ya ha costado en torno a 8 mil millones de dólares, y que no ha logrado obtener un mínimo de credibilidad como solución de un problema como el de los residuos nucleares que cada día que pasa se presenta cada vez más como un enigma sin solución.

Marco Cedolin
Publicado en Terranauta.
Junio 2009