El asesinato de Pablo Medina me dolió en lo más profundo de mi corazón. No lo conocía, nunca lo había visto, pero al ver su foto con la sangre sobre su cuerpo sentí perder a un hermano de toda la vida. Sentí un vacío en mi pecho que erizó toda mi piel y un profundo sentimiento de ira que solo el siguiente pensamiento pudo apaciguar: La mafia tiene miedo a los hombres como Medina, tiene miedo a las palabras, y en un acto de cobardía y debilidad intenta callar con la muerte. Pero por el contrario lo único que logra es convertir a Pablo Medina, como a tantos otros mártires, en un símbolo e ideal a seguir por miles de jóvenes como yo.
La mafia es cobarde e infantil. Nunca van a poder matar a un sueño, nunca van a fusilar a una idea. Nadie puede frenar al espíritu de la verdad, nada puede detenerlo. Porque avanza de generación en generación, de corazón a corazón hasta llegar a la meta, la victoria, el descanso de su sufrimiento, aquel momento por el cual existe.
Tu muerte querido Pablo, te hizo resucitar en el corazón de todos y hoy más que nunca estás vivo en cientos de personas que seguiremos tu lucha hasta la muerte, como vos nos enseñaste. Tu sangre y tu esfuerzo jamás van a ser en vano, tu espíritu revolucionario jamás se detendrá y un día verás la victoria desde el lugar en donde estés. Porque en el mundo se terminarán los cobardes y débiles, por lo tanto un día cercano aquellos que ordenaron tu muerte solo serán polvo al cual los justos pisarán.
Como decía un revolucionario como vos, hasta la victoria hermano, siempre.
Matías Guffanti
Arca Rosario - Argentina

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