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WASHINGTON POST DENUNCIA QUE EL GOBIERNO CREO DESPUES DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001 UN SISTEMA DE ESPIONAJE Y OPERACIONES CLANDESTINAS TAN COMPLEJO Y SECRETO QUE "NADIE SABE SI FUNCIONA"  
WASHINGTON (EFE).- El gobierno de los Estados Unidos creó después del ataque terrorista del 2001 un sistema de espionaje y operaciones clandestinas tan complejo y secreto que "en realidad nadie sabe si funciona", según un amplio estudio realizado por el diario The Washington Post .  
El artículo, realizado durante dos años por la periodista ganadora de un Pulitzer Dana Priest en colaboración con William Arkin, presenta el sistema de inteligencia como un caos en el que mucha de la información que se genera se queda, incluso, sin leer.  
El sistema de inteligencia estadounidense fue reformado y ampliado después de los ataques terroristas de septiembre de 2001 en EE.UU. y es ahora tan grande que "nadie sabe cuánto cuesta, cuánta gente emplea, cuántos programas existen dentro de él o cuántas agencias hacen las mismas tareas", indica la investigación.  
"Después de nueve años de gastos y crecimiento sin precedentes, el resultado es que el sistema montado para mantener protegido a los Estados Unidos es tan grande que es imposible determinar su eficacia", asegura el artículo.  
Entre los datos que sí pudo determinar el Post se encuentra la existencia de 1271 agencias del gobierno y 1931 compañías privadas "que trabajan en programas relacionados con el antiterrorismo, la seguridad nacional y la inteligencia en unos 10.000 sitios en EE.UU.".  
"Hay unas 854.000 personas que tienen autorización especial para el acceso a materiales secretos", indica antes de destacar que "en Washington y sus alrededores, desde septiembre de 2001, se han construido o están en construcción 33 complejos de edificios para trabajos del máximo secreto".  
El diario encontró que muchas agencias de seguridad e inteligencia hacen el mismo trabajo, como las 51 organizaciones federales y mandos militares que operan en 15 ciudades de Estados Unidos en el descubrimiento y rastreo de las transacciones de dinero en las redes financieras de los terroristas.  
"Los analistas que descifran, traducen y resumen los documentos y conversaciones obtenidos por los espías dentro y fuera del país publican unos 50.000 informes de inteligencia cada año", dice el diario, que agrega que "es un volumen tan grande que a muchos de esos informes nadie les hace caso".  
El mismo jefe del Pentágono, Robert Gates, dijo al Post en una entrevista que "ha habido tanto crecimiento desde septiembre de 2011 que es realmente difícil que alguien, ya sea el director nacional de Inteligencia, el director de la Agencia Central de Inteligencia o el secretario de Defensa puedan abarcarlo".  
El artículo señala que en el Departamento de Defensa, donde residen más de dos tercios de los programas de inteligencia, "sólo un puñado de altos funcionarios, conocidos como los "superusuarios", pueden conocer todas las actividades del Departamento.  
"Pero, tal como indicaron dos ´superusuarios´ en entrevistas, simplemente no hay forma de que ellos puedan mantenerse al tanto de las operaciones más delicadas del país", agregó.  
Después de los ataques terroristas de 2001 el Congreso comprometió 40.000 millones de dólares adicionales al presupuesto de la defensa nacional. A eso siguieron 36.500 millones de dólares agregados al presupuesto de 2002 y 44.000 millones de dólares añadidos al presupuesto de 2003. Y eso, según el Post, "fue sólo el comienzo", porque "con la inyección rápida de dinero se multiplicaron las agencias militares y de inteligencia".  
El diario añade que para fines de 2001 se habían creado veinticuatro organizaciones; en 2002 se crearon 37 más, en 2003 otras 36 organizaciones nuevas; en 2004 otras 26; en 2005 otras 31; en 2006 otras 32, y una veintena de agencias nuevas en cada uno de los años 2007, 2008 y 2009. No sólo se han multiplicado los edificios donde se realizan tareas secretas, sino que se ha desarrollado toda una industria para la construcción de "salas de seguridad" equipadas con alarmas, sistemas de comunicación protegidos, envueltas en metal para impedir el espionaje electrónico.  
The Washington Post
Lunes 22 de marzo del 2010