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iormas
 (©Afp) La sede del IOR
Francisco rechazó la iniciativa, impulsada por el Presidente de Franssu y aprobada por el consejo del Instituto, de crear una “Sicav” en Luxemburgo para la gestión de los depósitos
ANDREA TORNIELLI
Ciudad del Vaticano
La decisión había sido aprobada por el consejo de súperintendencia, compuesto por los laicos del IOR. Pero fue rechazada tanto por la comisión cardenalicia de vigilancia como por el Papa personalmente. El Instituto para las Obras de Religión (IOR) no contará con la “Sicav” (acrónimo de Sociedad de Inversión a Capital Variable) que el Presidente Jean-Baptiste de Franssu quería crear en Luxemburgo.
Francisco, desde el principio de su Pontificado, ha luchado contra la tendencia del IOR de comportarse, en algunos casos, como banco de negocios. Decisiones como estas forman parte de la reforma de las finanzas vaticanas, para subrayar la peculiaridad del “banco vaticano” y la fidelidad al objetivo original por el que nació.
La sociedad de fondo de inversión “Sicav” habría servido a los mánagers del IOR para gestir parte de los depósitos del Instituto. Se había pensado en Luxemburgo como un espacio para actuar, pues forma parte de la Comunidad Europea pero cuenta con un régimen fiscal privilegiado. Según lo que pudo saber Vatican Insider, la decisión había sido asumida y formalizada por el consejo de súperintendencia del IOR, presidido por de Franssu. Pero cuando el proyecto fue sometido a la revisión de la comisión cardenalicia guiada por el español Santos Abril y Castelló, se discutió al respecto y fue a dar directamente al escritorio del Papa, que se ocupa con mucha atención de las decisiones más importantes relacionadas con las actividades del Instituto.
La decisión de no crear esta “Sicav” (órgano en el que el inversor asume la calidad de socio de la sociedad garante, y las acciones pueden ser al portador) subraya la voluntad de la Santa Sede de no querer entrar al mundo de ciertos instrumentos de la finanza: el fondo de inversión en Luxemburgo habría podido complicar las funciones de vigilancia.
Como se recordará, el mismo Pontífice, al hablar con los periodistas durante el vuelo de regreso de Río de Janeiro en julio de 2013, había indicado que existía la posibilidad de que el trabajo de la comisión referente sobre el IOR, creada un mes antes, pudiera incluso llevar a la clausura del mismo Instituto. La evaluación final fue diferente. «No se puede abolir el IOR: gran parte de la Iglesia del mundo es pobre, necesita financiamientos para construir escuelas, hospitales, centros de asistencia, seminarios. El problema es otro, se requiere la mayor transparencia y la mayor limpieza posibles». Son las palabras de Guzmán Carriquiry, encargado de la vicepresidencia de la Pontificia Comisión para América Latina, las que dieron a entender por qué no desapareció el Instituto para las Obras de Religión. Las declaraciones de Carriquiry fueron citadas en el libro “El banco del Papa”, escrito por el vaticanista Francesco Peloso.
Y todo parece indicar que seguirá existiendo el IOR. Pero sin comportarse como un banco de negocios y sin usar ciertos (legítimos) instrumentos de la finanza.
http://vaticaninsider.lastampa.it/es/vaticano/dettagliospain/articolo/ior-ior-ior-41247/
22 de mayo 2015