La tradicional procesión de la Virgen Dolorosa en Berástegui, municipio de Ciénaga de Oro, transcurría de manera normal. Solo un grito bastó para que la comunidad se volcara hacia la imagen: “!La virgen está llorando!”, dijo una devota del pintoresco pueblo cordobés donde está arraigada la tradición de la Semana Santa.

Un par de lágrimas que parecían espermas de vela se veían en la figura de yeso que minutos antes había paseado por las calles de la localidad, bajo la orientación del cura párroco de la iglesia San Francisco de Asís de Berástegui, donde decenas de feligreses acompañaron el primer acto oficial de la celebración de la Semana Mayor.

La noticia se ‘regó como pólvora’ desde anoche una romería de feligreses hace fila en la iglesia con el fin de ver la imagen de la Virgen que lloró.
Cierto o no, en el municipio  no se habla de otra cosa.
En Ciénaga de Oro y en sus corregimientos, incluido Berástegui, esta época es de preparación absoluta para los días santos y el viernes, antes del inicio de la fiesta religiosa, realizan la procesión de la Virgen de los Dolores, anunciando el sufrimiento que la agobiará por la muerte de su hijo.