El mismo día en que se celebraba en Fátima los cien años de la aparición de la Virgen María a los tres pastorcitos, el 13 de mayo de 1917, mientras el Papa Francisco declaraba santos a dos de ellos, Jacinta y Francisco, algunas señales inexplicables sucedieron en suelo argentino, precisamente en la zona norte del conourbano de la ciudad de Buenos Aires capital.
Precisamente en el santuario de la Virgen de Fatima, ubicado en Av del Libertador 13900, en la localidad de Martínez, durante una procesión, el sábado 13 por la noche, la ropa de la Virgen empezó a cambiar su color, modificándose en tonos de celeste, con una distribución que asemeja a la bandera argentina.
El párroco Juan Pablo Jasminoy admitió en la misa delante de los fieles que la Virgen había cambiado el color de su vestimenta del tradicional blanco al celeste y el mismo monseñor Oscar Ojea, el Obispo de San Isidro que ofició la misa de la tarde, es una de las maneras que tiene la Virgen de manifestarse.
Asimismo, en la capilla de Nuestra Señora de Luján del Colegio Cardenal Copello, en Victoria, la estatuilla que en veneración posaba cerca del altar, también cambió de color, pero esta vez no fue su manto, sino su vestido, el que adquirió color celeste.
Por último, en el hogar Santa Rosa, de la obra de Don Orione, ubicada en la localidad de Tigre, mientras unas niñas con síndrome de down rezaban el rosario, también el día 13, la Virgencita no solo cambió la coloración de su ropaje, sino que transformó los rasgos de su rostro, asemejándose a los de los niñas allí presenten, que la adoraban. Los testigos presenciales, captando las fotografías, manifestaron su intensa emoción, ante esta señal, que según ellos, era una manifestación sublime del Amor de la Madre hacia los más desdichados.
19 de mayo de 2017
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