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yemen100Foto: Commons.wikimedia.org

Un país al colapso, destruido por las bombas de racimo lanzadas por los cazabombarderos sauditas, y hoy golpeado por la “por la peor epidemia de cólera en el mundo en medio de la mayor crisis humanitaria del mundo”. De esta forma la ONU, junto a algunas de las más importantes organizaciones no gubernamentales - entre ellas Unicef, Oxfam, Médicos Sin Fronteras – describen a Yemen, un lugar que parece haber sido olvidado (por los medios masivos de comunicación, por la opinión pública, por la comunidad internacional), martirizado por una guerra que comenzó en 2015 y con la cual, solo aparentemente, no nos involucra. Muchas de las bombas que siguen cayendo sobre la población yemení, y que destruyen indiscriminadamente hospitales, escuelas, civiles indefensos, llegan desde casa: las producimos aquí y se las vendemos a Arabia Saudita, alcanzando un volumen de ventas de millones de euros. ¿Cuáles son las consecuencias? Casi 5.000 víctimas, muchas de las cuales son niños, provocando que más de 3 millones de personas se hayan visto obligadas a abandonar sus casas, mientras que el 70 % de la población – aproximadamente 19 millones de personas – tienen la urgente necesidad de recibir ayuda humanitaria para sobrevivir, y entre ellas 7 millones luchan todos los días para conseguir una comida decente.

No solo eso: las bombas de la coalición saudita han destruido y paralizado los servicios vitales para la salud, el agua y la higiene, con efectos trágicos para la población: de hecho hay 14 millones de personas que no tienen acceso al agua potable, ni a los servicios sanitarios, y hay aproximadamente 2 millones de niños con un alto grado de desnutrición, cosa que los vuelve aún más vulnerables frente al cólera. “Tan solo en los últimos tres meses se han registrado 400.000 casos de cólera y alrededor de 1.900 muertos relacionados con la enfermedad” según lo denunciado por Unicef, Oms y WFP, al término de una reciente misión conjunta realizada en el País. Según dichas organizaciones se trata del número más alto que jamás se haya registrado en el mundo en un solo año y con la temporada de lluvias – en curso hasta Septiembre – los casos podrían llegar a alcanzar los 600.000, amenazando con agravar aún más la desastrosa emergencia humanitaria existente en uno de los países más pobres del mundo, que está exhausto después de dos años de un conflicto atroz y al borde de la carestía.

“Estamos ante uno de los peores picos de epidemia de los últimos 50 años – afirmó además Paolo Pezzati, policy advisor de emergencias humanitarias de Oxfam Italia-. Es una situación desconcertante: el cólera es una enfermedad fácil de tratar y simple de prevenir. Pero para poder intervenir es necesario un esfuerzo masivo y coordinado por parte de la comunidad internacional, interrumpiendo las restricciones al ingreso de la ayuda humanitaria al País. El objetivo principal por ahora es el de poder garantizarle a la población agua limpia y condiciones higiénicas dignas, indispensables para prevenir un recrudecimiento del contagio”. Si más de 30.000 trabajadores sanitarios no reciben su sueldo desde hace más de 10 meses, muchos han seguido trabajando por amor al deber, pero en un contexto en el que más de la mitad de las instalaciones sanitarias han quedado destruidas. “Ahora le solicitamos a la comunidad internacional que multiplique su apoyo a las personas de Yemen – explican representantes de las ONG -. Si no se hace nada ahora la catástrofe que hemos visto crecer ante nuestros ojos no solo seguirá cobrando vidas sino que además comprometerá el futuro de las próximas generaciones y del País en los años por venir”.

Todo esto ocurre mientras los principales países exportadores de armas siguen invirtiendo cada vez más dinero en la venta a los países de la coalición al mando de Arabia Saudita involucrada en el conflicto (de la cual forman parte Bahrain, Egipto, los Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Kuwait, Marruecos, Qatar, Sudán). De hecho contribuyen al abastecimiento del material bélico países como Estados Unidos, Turquía, Francia, Reino Unido, Canadá, mientras que en ocasión del VII aniversario de la entrada en vigor de la Convención sobre municiones en racimo (CCM), la Campaña Italiana en Contra de las Minas Onlus ha denunciado la utilización por parte de la coalición saudita bombas racimo de producción brasileña “en pleno y constante perjuicio de las vidas humanas y del derecho humanitario”. Y luego está Italia, especialmente Sardeña, donde en la pequeña localidad de Domusnovas, en provincia de Carbonia-Iglesias, opera la fábrica de armas RWM (empresa alemana con sede legal en Ghedi, Brescia): aquí, tan solo en 2016, se habrían producido 20.000 bombas de las cuales gran parte han sido destinadas a Arabia Saudita, violando ampliamente la ley 185/1990 que prohíbe las exportaciones de todos los materiales militares y de sus componentes a países en estado de conflicto armado. Una situación denunciada desde hace tiempo por parte de ONG, ciudadanos y asociaciones pacifistas, mientras que las instituciones y el Gobierno hasta el momento han permanecido sordos a los llamados, en nombre de los “más altos” intereses comerciales.

Pero a nivel local algo comienza a moverse, a pesar de la oposición de los empresarios y de los sindicatos que, en un inédito llamado conjunto, han evitado el cierre de la fábrica de Domusnovas para tutelar los puestos de trabajo y el trabajo tercerizado (aquello que los comités y las asociaciones pacifistas definen como el clásico “chantaje ocupacional”). Sin ir más lejos, en Mayo de este año  se creó el Comité “Riconversione Rwm” que apunta precisamente a promover la reconversión en producciones civiles del establecimiento alemán, mientras que el 19 de Julio el Concejo Municipal de Iglesias aprobó una orden del día, propuesta por el Alcalde Emilio Gariazzo, que expresa la “firme oposición a la exportación de armas a los países en estado de conflicto armado, declarando que la única estrategia admisible es la que apunta a dirimir pacíficamente los conflictos, dándole absoluta prioridad a las políticas de desarme y de paz, declarando la voluntad de la ciudad de funcionar como centro de promoción de la paz, solicitando al Estado que verifique el respeto de los tratados internacionales y de las normas italianas, pidiéndole al Estado y a la Región que hagan algo para crear las condiciones necesarias para la transformación de la fábrica con la garantía del actual nivel de ocupación y su consiguiente crecimiento”.

Anna Toro

Viernes, 04 de Agosto de 2017

http://www.unimondo.org/Notizie/Yemen-catastrofe-umanitaria-di-cui-anche-noi-siamo-responsabili-167686

Artículo relacionado: http://www.unimondo.org/Notizie/L-Onu-e-le-bombe-italiane-sganciate-sullo-Yemen-164930