Por Jorge Figueredo, desde Asunción, Paraguay-24 de febrero de 2017
El 1ero de Marzo se decidirá si se inicia juicio oral y público a Vilmar Acosta
“Neneco” Acosta ingresó al recinto judicial acompañado de sus abogados defensores, Vicente Alderete y Ricardo Paredes. Con un semblante duro, pero sin perder la sonrisa maléfica que le ha sido propia en los últimos tiempos. Parecía que buscaba trasmitir a los demás, que estaba tranquilo. Sin dejar de adoptar una postura hasta soberbia, como queriendo demostrar que estaba controlando la situación.
Y pocos minutos antes de la Audiencia Oral Preliminar, se escuchó a Vilmar Acosta preguntar en voz baja a su asesor Vicente Alderete, quienes eran los familiares de Medina que se encontraban en la sala; respondiéndole el abogado con un gesto y manifestando que se encontraban familiares muy cercanos del periodista. Fue en ese instante, que simultáneamente, ambos voltearon la cabeza y dirigieron sus miradas fugazmente hacia la familia Medina.
Estuvieron también presentes los Fiscales Sandra Quiñonez y Vicente Rodríguez. La Audiencia Preliminar fue dirigida por el Juez Penal de Garantías de Curuguaty Carlos Martínez. La concurrencia dentro del recinto fue escasa. Todos los periodistas que realizaban la cobertura estaban apostados con sus cámaras, pero afuera. Además de los funcionarios fiscales y judiciales, solo estuvieron presentes Don Pablo Medina, Francisco Medina, Gaspar Medina y Dyrsen Medina: padre, hermanos e hija mayor de Pablo, respectivamente. Se encontraban también dos periodista de ABC Color, una de ellas Magdalena Benítez, ex jefa de Pablo. En el breve momento que se permitió a los reporteros tomar fotografías de los protagonistas, me acerque a “Neneco” para buscar una fotografía de primera plana de su rostro, y en todo momento él realizo gestos de mirar a un costado y solo de reojo miro hacia adelante. Estaba claro, muy claro, que no deseaba estar expuesto totalmente.
La Audiencia preliminar no pudo finalizar, según lo expresado por el Juez Carlos Martínez debido a la complejidad de la causa y de los variados incidentes presentados por la Defensa Técnica, lo que hizo imposible resolverlo en pocas horas, por lo que declaró un cuarto intermedio hasta el miércoles 1ero de marzo a la hora 10, convocándose a las partes para la continuidad de la diligencia en la que se resolverá si Vilmar “Neneco” Acosta será juzgado o no en un Juicio Oral y Público, que de hecho se desarrollará en el correr del presente año 2017.
Pasando por alto el análisis jurídico de los alegatos presentados, tanto por el Ministerio Publico y la Defensa, una señal para mi muy positiva, para la Justicia, se registró al final de la audiencia, al conocerse la fecha de la continuidad del Acto procesal. La fiscala Sandra Quiñonez, dirigiéndose a Don Pablo Medina, al saludarlo y despedirse, con radiante sonrisa le dijo “todo se va a resolver el 1ero de Marzo, en que se recuerda la muerte del Mariscal Francisco Solano López” en manos de las fuerzas aliadas, en el año 1870 en Cerro Cora, a orillas del arroyo Aquidaban, fecha en que en el Paraguay se celebra el día de los héroes.
Que el 1ero de marzo se haya fijado como día de la continuidad de la Audiencia, es una señal para nosotros. Una señal muy significativa para la historia del Paraguay. Pues el 1ero de marzo de 1870, con la muerte del Mariscal López, terminó formalmente la guerra de la Triple Alianza. Por aquellos días al Mariscal López le obligaron a rendirse y él, negándose, avanzó contra los soldados y exclamó “Muero con mi Patria” queriendo expresar no solo la muerte de su gobernante, sino la de todo el Pueblo Paraguayo, que sufrió un genocidio, al desaparecer el 75% de su población, siendo muertos el 99, 50% de los hombres adultos.
El 1ero de Marzo de 1870, la guerra estaba terminada y el Paraguay estaba exterminado, destruido por la codicia, el deseo de poder y de dominio del Imperio Inglés. La elite inglesa, dirigida por la Corona (que se había enriquecido a través del pillaje, la piratería y la explotación de pueblos invadidos en el mundo) estaba iniciando un proceso de industrialización, sobre la base de la compra de materias primas de sus colonias a precios ínfimos, sobre todo de los países de América del Sur. Pero además, la Corona inglesa, no podía permitir que un pequeño país, como el Paraguay, pudiese alcanzar un desarrollo económico y cultural autosuficiente e independiente del Imperio Ingles, por qué eso atentaría contra sus grandes intereses financieros, de ahí que las mayores casas bancarias inglesas: Baring y Rothschid, se dividieron sus áreas de influencia en ese tiempo.
No podemos desconocer tampoco, conforme nos enseña la historia universal, que desde antaño, sociedades secretas, masonería y mafia han conformado toda una red o un sistema criminal para oprimir y someter a los pueblos libres. Es decir, la mafia internacional ya estuvo detrás de la Guerra de la Triple Alianza, que fue uno de los mayores genocidios de la historia, y por esa razón, el 1ero de marzo es el día de los Héroes en Paraguay, en homenaje al Mariscal Francisco Solano López y a todos los que dieron la vida por la Patria.
Pero se da otra curiosa coincidencia: la calle de la casa de los padres del periodista Medina- donde hasta la actualidad vive Don Pablo Medina lleva también el nombre de “1ero de marzo”. Y además, este camino rural, de tierra roja, también fue testigo del crimen de Salvador Medina, el 5 de enero de 2001, a manos del sicario mafioso MilciadesMaylin.
Pablo Medina, con su lucha a favor de la vida y la justicia, denunciando constantemente a los narcotraficantes, a la narco política y a los mafiosos, fue un héroe, así como el Mariscal Francisco Solano López, que dando también la vida por su Patria, fue un héroe nacional.
Pero la diferencia fundamental entre aquel 1ero de marzo de 1870 y el 1ero de marzo de 2017, es que como consecuencia de aquella Guerra , todo un pueblo fue aniquilado, mientras que, cuando continué la Audiencia Preliminar de Vilmar “Neneco” Acosta , si su caso es elevado a Juicio Oral y Público , renacerá la esperanza de volver a creer en la Justicia , en el seno de este pueblo paraguayo tan sufrido, y en el seno de la familia Medina, tan martirizada .
Si en el año 1870 cayó todo un pueblo con su conductor, confiamos que en este 2017, este pueblo se levante de sus cenizas, si efectivamente el criminal, mafioso y cobarde Vilmar “Neneco” Acosta, es juzgado en un Juicio Oral y Público.
Que la muerte de Pablo no haya sido en vano, y que se den las condicionantes para que ese 1ero de marzo, el justo asesinado pueda ser recordado como Héroe, tanto en el Cielo como en la Terra, lo que significará una demostración para la ciudadanía: de que Dios nunca olvida a su pueblo.
*Fotos Jorge Figueredo
Por Jean Georges Almendras-2 de enero de 2017
Todo hace suponer que en el mes de febrero del año en curso efectivamente se habrá de llevar a cabo la audiencia preliminar en el caso Pablo Medina, para definir si éste se eleva a juicio oral, seguramente en el correr del año que se inicia. La audiencia en cuestión, según se informó desde Paraguay, ha sido fijada específicamente para el día 23 de febrero a las 8 de la mañana. ¿Pero se cumplirá efectivamente ésta audiencia? No hay que olvidar que en el correr del año que pasó, la defensa de Vilmar “Neneco” Acosta postergó en varias oportunidades esta instancia, merced a la presentación de una serie de “chicanas”.
Informaciones procedentes del Paraguay consignaron que el juez de garantía de Curuguaty, Dr. Carlos Martínez, fue quien definió la fecha de la audiencia preliminar. Cabe recordar que sería esta la tercera convocatoria para Vilmar Acosta Marquez (por parte del juzgado interviniente) quien está sindicado como autor intelectual del crimen del periodista Pablo Medina y de su asistente Antonia Almada, en un hecho que tuvo lugar en un camino apartado de Villa Igatimi, en las primeras horas de la tarde del día 16 de octubre del pasado año 2014.
En oportunidades anteriores la defensa del ex intendente Vilmar Acosta neutralizó las convocatorias del Juzgado interviniente. La primera vez fue el día 8 de junio del pasado año, oportunidad en que recusó al juez. La segunda vez fue el día 1ero de diciembre. En ambas oportunidades la Cámara rechazó estas “chicanas”. Y en la última declaró litigantes de mala fe, tanto a Acosta Marquez como a su abogado Ricardo Carlos Paredes a quien sancionó con una multa de 7.550.000 guaraníes.
El acusado Vilmar Acosta permanece recluido, y a la espera de la audiencia preliminar del mes de febrero, en la Penitenciaria de Tacumbú. Por su parte, su hermano Wilson Acosta, considerado autor material, permanece prófugo, no así su sobrino Flavio Acosta Riveros (también considerado sicario) quien fue detenido en el Brasil, de ahí que aguarda ser extraditado, recluido en una prisión de Foz de Yguazú, Brasil. En lo que concierne a otra persona detenida por el caso Medina, nos estamos refiriendo al ex chofer de Vilmar “Neneco” Acosta, Arnaldo Cabrera López, el mismo cumple prisión de cinco años por no haber dado cuenta a las autoridades de lo que iba a ocurrir.
Si bien el caso Medina, técnicamente hablando, se inicia el mismo día del doble crimen: el 16 de octubre del pasado 2014, sus criminales rondaron ya a su víctima desde mucho antes. Y la integridad física del periodista se vio seriamente comprometida desde el momento mismo en que se dio muerte al primero de sus hermanos: una suerte de conspiración criminal inusitada comenzó a gestarse en contra de la familia Medina. Algo totalmente sorprendente. El contexto criminal, ya desde mucho antes, había apuntando contra el periodismo de ahí que no pocos colegas cayeron bajo las balas asesinas del poder mafioso. Pero la saña con la que se atacó a los Medina, fue inédita.
El desafío del destino se instaló dramáticamente en el seno de esa familia. En el seno de la sociedad paraguaya. Ahora, veremos qué ocurrirá de aquí en más. O mejor dicho, el 23 de febrero y en semanas subsiguientes. No hay duda que el mes de febrero será decisivo para Vilmar “Neneco” Acosta. Finalmente.
*Foto de portada: www.hoy.com
Unos siete millones 550 mil guaraníes deberá pagar al Estado paraguayo, por concepto de multa, el abogado de Vilmar “Neneco” Acosta, Ricardo Paredes, quien recientemente recusó al juez Carlos Martínez en la jornada en la que estaba prevista la audiencia preliminar por el caso del asesinato del periodista Pablo Medina y de su asistente Antonia Almada, razón por la cual la misma fue suspendida. Desde ese momento la recusación aludida fue estudiada por la Cámara de Apelaciones de Salto del Guairá y en consecuencia la misma fue rechazada al tiempo de decidirse que el abogado defensor del ex intendente pagara la multa aludida por considerarlo litigante de mala fe.
Las informaciones procedentes de la ciudad de Asunción dan cuenta de la resolución que lleva la firma de los camaristas Carlos Domínguez, Gustavo Britez y Martha Elodia Romero, por lo que ahora se aguarda la definición de una fecha para que se materialice la audiencia preliminar en la que se resolverá si el caso será elevado o no a un juicio oral y público.
No hay que olvidar que ya anteriormente a la audiencia del pasado día 1ero de diciembre que fuera neutralizada, hubo otra anterior, el pasado 8 de junio, oportunidad en que la defensa de Vilmar Acosta recusó por primera vez al magistrado.
Cabe consignar que para la Cámara de Apelaciones no hay ningún motivo para apartar de esta causa al juez de garantía de Curuguaty, quien por otra parte fue confirmado en el proceso. Hay que señalar además que con la sanción impuesta por la Cámara de Apelaciones se sienta inevitablemente un precedente. Por otra parte, se informó que la próxima audiencia dependerá exclusivamente de la agenda del juzgado, no descartándose que la misma pueda ser fijada para una jornada del mes de febrero del 2017.
Entre tanto, el ex intendente Vilmar Acosta, alias “Neneco”, permanece recluido en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú. Se lo considera autor moral del crimen de Pablo Medina y de su asistente Antonia Almada, hecho de sangre que conmocionó a la sociedad paraguaya y que se registró el día 16 de octubre del pasado 2014, en un apartado camino rural del balneario Villa Ygatimí, en el departamento de Canindeyú.
Según la Fiscalía, el ex intendente de Ypejhú, Vilmar “Neneco” Acosta estaría seriamente comprometido con el doble asesinato cuyo trasfondo estaría estrechamente relacionado con una serie de publicaciones a cargo del periodista de ABC Color, en las que vinculaba a Acosta Márquez con hechos delictivos de diversa índole, estando entre ellos delitos íntimamente relacionados con el narcotráfico.
Vimar “Neneco” Acosta se encuentra recluido en una cárcel; Flavio Acosta, sindicado como uno de los autores materiales del doble atentado, se encuentra igualmente recluido en una cárcel, pero en el Brasil, a la “espera” de ser extraditado; y Wilson Acosta, literalmente se encuentra prófugo. ¿Dentro de territorio paraguayo? ¿En territorio brasileño? Su paradero es desconocido absolutamente.
• Foto de Portada: www.ultimahora
Afeitado prolijamente. Con el cabello corto. Luciendo una camisa en tonos gris-blanco y pantalón vaquero. Esposado con las manos delante. Y siempre con una sonrisa de oreja a oreja, que hasta le da un toque infantil, como si se tratara de un inofensivo niño. Así se mostro en la sede judicial de Asunción, capital del Paraguay, el ex intendente de Ypehjú Vilmar Acosta, alias “Neneco” (que en castellano quiere decir “hediondo”) quien está sindicado como el autor intelectual del crimen del periodista Pablo Medina y su asistente Antonia Almada, en un hecho que se cometió el 16 de octubre del pasado 2014, en un apartado camino rural –de tierra colorada- de Villa Igatimí, en el departamento de Canindeyú.
Primera parte
Es de la condición humana, exclusivamente, siempre llorar después del atentado mafioso. Siempre llorar, después de la soledad a la que estaban expuestas las víctimas. En particular las víctimas de las mafias del mundo. Víctimas que, con su sangre, riegan las calles y laceran el alma de una sociedad que no sabe otra cosa que recibir con impotencia e indignación la novedad de la tragedia. Y en realidad, son pocos los que comprenden cabalmente el daño causado.
Después de la hora 14:32 de aquel 16 de octubre de 2014, en que a balazos mataron a Pablo Medina y Antonia Almada, en la soledad de un camino rural de Villa Igatimi, unos cincuenta kilómetros de la ciudad de Curuguaty, en la región noroeste del Paraguay, cuando estaban sin custodia policial, se abrieron las puertas de los asombros y las lágrimas comenzaron a asomar en muchos rostros paraguayos. Y en algunos casos fueron lágrimas de cocodrilo.
Hasta ese momento, Pablo Medina estaba solo. Esa soledad propia de los que luchan sustentados en sus convicciones y no en el protagonismo de la especulación y la fama. Hasta ese momento la onda expansiva de lo mediático, como escudo protector, no tenía la magnitud de nuestros días, que nos lamentamos de su desaparición física a cada instante y lo homenajeamos, cada 16 de octubre, con bombos y platillos, reclamando justicia. Hasta ese momento Pablo era un paria de la información, recorriendo caminos y zonas rurales en su tierra natal, cumpliendo con su labor. Denunciando. Revelando. Literalmente expuesto.
A dos años de su ausencia física. A dos años de la ausencia física de Antonia Almada, en unos no hay respiro para evitar que la impunidad haga trizas nuevamente al hombre incorruptible, y en otros tampoco hay respiro para lograr el efecto contrario.
Desde las sombras hacen denodados esfuerzos para hacer añicos toda suerte de conciencia y toda suerte de memoria, honrando a los mártires. Esa memoria indispensable para que los pueblos despierten y la lista de mártires no aumente, aunque sabemos, si leemos los diarios y vemos televisión, que eso no ocurre. Esa lista aumenta en todo el mundo. Pero lo más grave es que la impunidad revolotea siempre más y más sobre nuestras cabezas. Y nos descontrola. Nos confunde. Nos estaquea en la inercia y en la pasividad. Nos hace frente y nos daña: cuando por ejemplo se dilata y dilata el juicio oral del sospechoso de ser el ideólogo del crimen de Pablo: Vilmar “Neneco” Acosta. O cuando en el Brasil se detiene a uno de los sicarios y se aguardan eternidades para extraditarlo. O cuando sigue prófugo su cómplice. O cuando Vilmar “Neneco” Acosta, que permanece recluido en una celda de la cárcel de Tacumbú, sorprendentemente tiene luz verde de las autoridades para ser entrevistado por un equipo televisivo de prensa, por el término de una hora. Una hora que bastó y sobró para que este sujeto pueda ponerse a buen recaudo ante la opinión pública, siendo que aún sus palabras y sus descargos no fuesen escuchados por los administradores de justicia. Una hora que bastó y sobró que enlodar cobarde y perversamente a Pablo Medina, colmándolo de todo tipo de expresiones injuriosas. Algo inaudito absolutamente, que según nos dijeron, ya es moda en el Paraguay.
Pero no nos llevemos a engaño a dos años de aquella tragedia, porque su muerte se venía anunciando hacía tiempo. Porque las amenazas existían y porque los miedos no lo dejaban en paz. Porque se sabía sentenciado. Pero pese a ello, no bajaba los brazos.
Pablo Medina, fue oportunamente amenazado y oportunamente custodiado. Y oportunamente entregado a sus asesinos, en un país manipulado históricamente. En un país devorado por la corrupción y una criminalidad a la vera del camino, socavando democracias hipócritas y esperanzas populares.
Segunda parte
Con motivo de cumplirse el segundo aniversario de la muerte de Pablo y Antonia este mes de octubre debí trasladarme al Paraguay, desde Montevideo, Uruguay. Cruzando fronteras inevitablemente me puse a recordar en el trayecto (sorteando carreteras, aduanas, controles y cansancio) nuestro viaje del año pasado -2015- cuando junto a no pocos redactores de mi país y de Argentina viajamos con el mismo cometido, por tratarse del primer aniversario del atentado: a la ciudad de Asunción, a Curuguaty y a la zona exacta donde se consumó el doble crimen, en Villa Ygatimi, tierra de narcos.
Llevando como portaestandarte esos recuerdos y sin contar con los numerosos viajeros de ese último homenaje, en este 2016, entramos al Paraguay. De Argentina me acompañaron Matias Guffanti, Ramiro Cardozo, Raúl Blázquez y Alejandro Díaz. No pudimos ser el casi centenar de personas que dimos consistencia a una movilización memorable, un 16 de noviembre de 2014 en la Plaza de la Democracia, a tan solo un mes del mortal ataque. No pudimos tampoco ser ni por asomo el mediano contingente de periodistas del pasado 2015.
Pero fuimos. Pocos, pero fuimos. Estuvimos presentes junto a los periodistas paraguayos de nuestra revista Antimafia Dos Mil, Jorge Figueredo, Omar Cristaldo, Félix Vera, y junto a sus respectivas familias que nos dieron la apoyatura necesaria para nuestra estancia. Estuvimos junto a la familia de Pablo Medina. Junto a sus tres hijos, junto a Olga su esposa, junto a sus hermanos, cuñados y junto a su padre, cuya mirada firme y su andar sereno, no se ha debilitado pese al sufrimiento de haber perdido a Angela, su compañera de vida. Estuvimos junto a amigos de Pablo Medina, de allí de Curuguasty, ciudad en la que residió hasta el momento de su muerte. Y estuvimos con amigos de este camino de lucha. Y estuvimos con ciudadanos de vida simple que entendieron (y entienden), quizás más que nosotros, el sentido de nuestros viajes y el homenaje a esos seres queridos que cayeron bajo el plomo mafioso. Pero más aún, que entendieron por aquellos días la soledad de su lucha y su desamparo. Porque lo palparon, lo vieron y lo sintieron.
Tercera parte
En este homenaje a Pablo y Antonia, sumamos la presentación de un documental que elaboramos hace dos años y que debimos actualizarlo para este 2016, con todos los hechos que se fueron sucediendo en los últimos tiempos.
“Pablo”, así se titula la realización documental, de 59 minutos. Un homenaje a su persona y a la persona de cada uno de los 17 periodistas paraguayos asesinados en democracia. La “democracia” que sobrevino después de la caída del stronismo.
“Pablo”, que denuncia al perverso y burdo entramado que rodea al doble crimen de Villa Ygatimí. Que es una revisión del sentido y de la esencia de una lucha encarnizada contra la corrupción y el narcotráfico, y la narco política en el Paraguay y en particular en la zona de frontera seca con el Brasil, donde residía Pablo. Una lucha que genera sacrificios, desventuras, desilusiones y hasta la muerte, como metodología para “silenciar”.
“Pablo” no representa más que un grano de arena nuestro para tomar conciencia del verdadero –y muy grave- problema que deben afrontar los paraguayos en su tierra. No se trata de una producción documental con fines de marketing o con fines económicos. Fue llevada adelante con los esfuerzos compartidos de muchos colaboradores de Paraguay y de Argentina. Se recabaron testimonios, se registraron imágenes. Se compaginaron ideas y se revivieron vivencias. Hubo una muy prolija edición de Erika Pais que armonizó con el guión, porque la particularidad de todos quienes nos involucramos con el proyecto, fue hacerlo de de corazón. Desde el alma. Como desde el alma fue el mensaje de Eduardo Galeano, como adhesión expresa para la movilización en la Plaza de la Democracia del 16 de noviembre del 2014, a tan solo un mes del atentado.
“Quiero sumar mi nombre a las declaraciones de repudio a las ejecuciones de campesinos y periodistas que están sembrando de horrores mi entrañable tierra paraguaya. Quienes conocemos y amamos ese país sabemos por experiencia que es el terrorismo practicado por el poder el que se enmascara para asesinar impunemente a los que defienden sus acosadas tierras y su libertad de expresión” escribió Galeano.
Cuarta parte
Decíamos al comienzo que es de la condición humana siempre llorar, después del atentado mafioso. Derramando lágrimas verdaderas y lágrimas de cocodrilo. Pero llorar, para demostrar que ya no está entre nosotros, quien debimos valorar, reconocer, proteger y apoyar, no es fuciente. Llorar desconsoladamente, como si de esa forma pudiéramos exorcizar los demonios del remordimiento de no haber estado donde debíamos haber estado, no es suficiente. Llorar desconsoladamente, para convencernos que si alguna vez dijimos que no era importante Pablo Medina, lo dijimos por ignorancia y no por negligencia, no es suficiente. Hay que actuar. Salir de nuestras torretas. Y de nuestras comodidades. Y comprometernos. Me incluyo. No hacerlo, con nombre y apellido nos convierte en demagogos
Y si no estuvimos antes de la tragedia de Pablo. Ahora debe ser diferente. Debemos estar presentes. A costa de nuestras fatigas, de nuestras inversiones y de nuestras disponibilidades. Debemos homenajearlo más allá de las palabras y debemos impulsar ese homenaje. Incentivarlo. Promoverlo. Porque solo así no seremos contradictorios con nuestros principios. Y porque solo así respetaremos su persona y su martirio.
Epílogo
¿Somos muchos o pocos los redactores del mundo que compartimos esta lucha y estas ideas? ¿Son muchos o pocos los paraguayos que se hacen los “ñembotavy” –desentendidos- ante el doble crimen? ¿Son pocos los políticos que formen parte de la red narcotraficante imperante en el Paraguay? ¿Son muchos o pocos los hombres y mujeres del Estado paraguayo cómplices de baños de sangre y de impunidades al servicio del crimen?¿Son muchos o pocos los jóvenes que comprenden todas estas situaciones y se alinean con la cultura a la legalidad?¿Son muchas o pocas las oportunidades que esa juventud tiene para educarse en la legalidad y no en contrario?¿Son pocos o muchos los artículos periodísticos , los programas de radio, los libros, los sitios y los documentales antimafiosos que circulan por el mundo?
Repudios a la impunidad y reclamos de justicia en homenajes a Pablo Medina y Antonia Almada
Por Jean Georges Almendras- Enviado especial a Paraguay-20 de octubre de 2016
Narcotraficantes operando tranquilamente en una amplia zona del departamento de Canindeyú (algunos de ellos vinculados a integrantes del sistema político paraguayo), una notoria ausencia de autoridades y de ciudadanos de la ciudad de Curuguaty en el acto central del 16 de octubre de este 2016 (al cumplirse dos años de los asesinatos del periodista Pablo Medina y de su asistente Antonia Almada) y una airada disconformidad de la sociedad civil paraguaya: por el hecho de que aún está en suspenso el juicio oral a Vilmar “Neneco” Acosta (sindicado como autor intelectual del doble crimen) , de que aún se aguarda la extradición del Brasil de Flavio Acosta (sindicado como autor material del doble atentado) y de que aún permanece prófugo Wilson Acosta (otro de los sujetos sindicados como autor material del doble crimen), son algunos de los aspectos que más sobresalieron durante la movilizaciones que se realizaron tanto en la ciudad de Curuguaty como en Asunción, capital del Paraguay, entre los días 15 y 17 de octubre.
Bajo un sol abrazador con una marca de 45 grados de temperatura ambiente, en la plaza de Curuguaty (una de las principales ciudades del departamento de Canindeyú al noroeste de la capital paraguaya) se llevó a cabo el acto de homenaje al colega Pablo Medina Velázquez y a su asistente Antonia Almada Chamorro. Homenaje convocado por la redacción paraguaya de Antimafia Dos Mil.
Bajo un tinglado instalado por los organizadores en una de las alas de la plaza denominada “34 Curuguateños” y bajo la sombra de los árboles del lugar estuvimos presentes representando a la revista Antimafia Duemila, de Italia y en particular a su director y fundador Giorgio Bongiovanni. Presentes codo a codo con todos los familiares de nuestro amigo y redactor Pablo Medina. Entre ellos su padre, sus hermanos, sus tres hijos, su esposa Olga y otros integrantes del grupo familiar. Presentes codo a codo con todos los integrantes de la redacción Antimafia Dos Mil Paraguay: Jorge Figueredo, director; y redactores Omar Cristaldo y Félix Vera. Presentes codo a codo con amigos y vecinos del periodista asesinado, los cuales colaboraron en todas las etapas de organización del gran homenaje, que además contó con la presencia de un camarógrafo de un medio local y los corresponsales de los diarios ABC Color y Ultima Hora de Asunción, Alberto Núñez Barreto y Elías Cabral respectivamente, en su tarea de cobertura del evento. Un evento al que también acudieron expresamente desde Argentina los periodistas , Matias Gufantti y Ramiro Cardozo, de la ciudad de Rosario; y Raúl Blázquez y Alejandro Díaz, de Córdoba. Sumándose igualmente al acto el colega de la radio Comunitaria Popular de Canindeyú, Ramón Ruiz, excusándose de estar presentes por razones de fuerza mayor el senador Arnaldo Giuzzio, la abogada Catia González de la Coordinadora de Abogados del Paraguay y el colega Santiago Ortíz del Sindicato de Periodistas del Paraguay.
¿Y las autoridades locales?. Ausentes. Y ausentes sin aviso. Simplemente ausentes. Una ausencia muy notoria. Una ausencia que pone en relieve de que esa ciudad: Curuguaty , está dominada literalmente por el narcotráfico y que los políticos locales (por su ausencia, aclaremos) parecerían adherirse a los narcos de la región. A esos personajes que regenteando plantaciones de marihuana clandestinas en la región, comercios, hoteles, restaurantes, casas de cambio y bancos (en número desproporcionado con la densidad de población) intimidan sutilmente a sus trabajadores a no participar de movilizaciones , que en definitiva hablan mal del sistema mafioso imperante, y que campea (sin mordaza alguna) en toda la región.
¿Y los políticos?. Su ausencia nos dio vergüenza ajena. Una ausencia descarada que nos hizo ver con nitidez alarmante la fuerte ascendencia en la zona del poder sustentado en el delito y en la corrupción. Una ausencia que reiteradamente fue destacada por la mayoría de los oradores en el acto.
¿Y los curuguateños? También estuvieron ausentes. Una ausencia que pone en evidencia que la población está sumida en la indiferencia (¿o condicionada por el miedo?) ante todo acto o movilización civil antinarco, y como en este caso ante un sentido homenaje a Pablo Medina y Antonia Almada. Una ausencia ciudadana que no fue obstáculo para que cada uno de los oradores se expresaran libremente levantando el dedo acusador sobre el poderoso criminal, que se pasea por las calles de su ciudad natal cubriendo su rostro con lentes oscuros, luciendo llamativos gorros deportivos y circulando en vehículos de alta gama, quizás para materializar furtivos encuentros de negocios (o para conspirar) con señores de saco y corbata allende las fronteras de sus tierras y de sus residencias.
Ausencias de por medio, el espíritu del homenaje no se resintió, y por el contrario, además de fortalecerlo, se mantuvo incólume y se centró exclusivamente en un generalizado sentimiento de repudio a la narco política por parte de todos quienes dijeron presente durante la calurosa mañana del día 16 de octubre que pasó.
Jorge Figueredo (Fiscal y periodista director de Antimafia Dos Mil redacción Paraguay) dijo en la apertura del acto:” Este acto tiene como propósito no solamente recordar a Pablo Medina y a Antonia Almada una vez al año y que todo termine allí. Este acto tiene como objetivo despertar la conciencia de cada una de las personas del pueblo de Curuguaty y de todo el país, para que cada uno de nosotros seamos protagonistas del cambio que este país necesita. Tiene como propósito que cada uno de nosotros tomemos el compromiso de imitar a Pablo Medina. Así como Pablo Medina denunciaba la corrupción, el crimen organizado, a la mafia, también los ciudadanos debemos tomar el compromiso de seguir su camino. Solo así realmente estaremos reivindicando al periodista, al amigo, al hermano, al ciudadano, al compatriota, al hombre universal Pablo Medina. Si así no lo hacemos estaremos siendo hipócritas, no verdaderos, y falsos. Debemos ir más allá de las palabras y en las acciones, con nuestros actos cotidianos, seguir el camino que Pablo Medina siguió. Allí estaremos realmente reivindicando a Pablo Medina. Porque Pablo Medina no pertenece ya solamente a su familia, no pertenece más solamente a Paraguay, no pertenece más solamente al pueblo sudamericano. Pablo Medina hoy pertenece a toda la humanidad. Porque Pablo Medina es un mártir, como muchos otros a lo largo de la historia. Martin Luther King, Ghandi, Kennedy, Juan el Bautista y el más importante de todos: Jesucristo, el primer mártir de nuestra historia. Todos ellos han dado la vida por la verdad y la justicia. Y hoy queremos recordarlos, no solamente con nuestras palabras. Querría que cada uno de nosotros nos comprometamos a luchar cotidianamente por la verdad y la justicia”
Por Jean Georges Almendras-Enviado Especial al Paraguay-20 de octubre de 2016
La ciudad de Curugutay vive su cotidianidad. Una ciudad de casi 53.000 habitantes, distante unos 250 kilómetros de Asunción. Una ciudad típica del Paraguay. Una ciudad de calles empedradas y de tierra colorada, y arboledas múltiples, que conforman una suerte de paisaje tropical, atractivo y casi turístico, aunque al turista es al que menos se lo ve. Una ciudad donde el calor agobia. Donde se entrecruzan medios de transporte de alta gama con caminantes y motociclistas a granel, serpenteando por calles y caminos rurales, sorprendentemente llevando hasta tres y cuatro pasajeros, como si tal cosa. Una ciudad donde abundan los puestos de venta de comestibles, de artículos del hogar, de ropas, y de frutas. Una ciudad donde abundan, por sobremanera, casas de cambio y bancos. Muchos bancos. Muchas financieras. Muchas oficinas de envíos y recepción de dinero al exterior. Una ciudad donde no faltan las plazas, las oficinas públicas, los centros de enseñanza, las dependencias policiales y los juzgados. Una ciudad donde tampoco faltan las radios. Una ciudad donde una gran iglesia y su parroquia ocupan la plaza central “34 Curuguateños”. Una ciudad en la que además, y todos los saben, se convive con narcos, allegados a ellos y trabajadores de ellos.
Y saliendo de Curuguaty, en los confines de la región circundante, rumbo a la frontera con el Brasil, en campos y terrenos, abundan los establecimientos ganaderos, las plantaciones sojeras y también los marihuanales, estratégicamente ubicados, para que la “autoridad” no los pille.
¿Es una ciudad o una región que vive del narcotráfico?. Si, lo es. Todos lo comentan y lo dicen. Es un secreto a voces. Es como una carga pesada para todos, que forma parte de un flagelo nacional, con tentáculos extendidos en diferentes direcciones. Una ciudad que forma parte de un anillo regional donde la economía tiene sus cimientos en el narcotráfico y en el contrabando, aunque se dice por ahí, que también en la ganadería y la soja ¿Será tan así?
En medio de ese Curuguaty del 2016, una mañana calurosa de octubre –el domingo 16- un grupo de personas levantamos un tinglado (casi artesanal, casi improvisado) para homenajear a dos mártires: Pablo Medina y Antonia Almada.
Un tinglado con carteles y pancartas reclamando justicia y ventilando a los cuatro vientos que los narcos y los políticos fueron los autores del doble crimen. Un tinglado incómodo, para los que lo miraban de afuera. Un tinglado ocupado por personas que pensamos de otra manera, en la tierra del narcotráfico y que remamos contra la corriente, como poseídos por valores de justicia y una ética extrañas.
Personas extrañas irrumpimos en la ciudad, con ideas movilizadoras. Ideas revolucionarias, que en definitiva son incómodas, son dañinas porque quiebran rutinas y hábitos. O mejor dicho, porque saca a relucir los males de una sociedad que transcurre día a día, en línea recta. Hombres y mujeres, y autoridades locales transcurriendo día a día, haciéndose los ñembotavy ( los desentendidos). Porque así conviene. Porque así es mejor. Porque así debe ser y porque así siempre fue.
Como fue, que al finalizar el homenaje en la plaza, todas esas personas extrañas (junto a los lugareños que osaron acompañarnos) continuamos mancillando la ciudad marchando por sus calles portando pancartas y clamando por justicia.
Una marcha que culminaría en la plaza denominada “Pablo Medina”, en el barrio Industrial de Curuguaty.
Una marcha bajo el sol. Una marcha iluminada por el sol. Una marcha atrevida, que era observada tras las puertas y las ventanas de las casas de las ocho cuadras que demandó el trayecto.
Una marcha con proclamas repudiando el narcotráfico y vítores a los mártires de una ciudad apagada por el mal. Una marcha que se detuvo unos instantes frente a una comisaría policial, para gritar aún más fuerte, como si los gritos mágicamente pudieran exorcizar las malas ondas de las fuerzas policiales, muchas de las cuales (aunque porque por cierto que hay excepciones) no dudan en arrodillarse a las mieles de la corrupción, con todas consecuencias habidas y por haber.
¿Acaso vivimos una marcha del sub realismo fantástico en un mediodía de calor insoportable?
No. En absoluto. Vivimos una marcha de un presente difícil. Una marcha muy reconfortante. Muy inspiradora. Muy necesaria. Una marcha con aires revolucionarios. Con vientos de lucha y con vientos de cambio. Porque urgen los cambios en Curuguaty, que parece una ciudad extraída de los textos de Gabriel García Márquez. Una ciudad perdida en el tiempo, pero repleta de cibernética y de modernidades. Saturada de vicios y de miedos. De dineros que circulan y de dineros que compran. De dineros que corrompen. De almas que se venden y de dioses que se adoran, como si fueran santos. Los santos de los marihuanales : los narcos. Los santos arropados en actos de muerte y en silencios cómplices, intimidando, muy sutilmente.
Llegamos a a una plaza pequeña. Muy arbolada. Un reducto que se asemeja a un santuario de la libertad, destinado a los amantes de la justicia. A los amantes de la verdad. Un espacio físico de la tierra colorada de Curuguaty, que gracias al voto de la mayoría de los concejales de la ciudad (con excepción de dos que votaron en contra) oportunamente fue cedido para honrar (hasta la eternidad) la memoria de nuestro amigo y hermano Pablo Medina.
¿Algún día las autoridades locales (y de la capital) tomarán conciencia de los daños causados? ¿Algún día se tomará conciencia de la ignominia en la que incurrió el poder político de Curuguaty al dejarlo solo antes y después del crimen?¿Algún día se tomará conciencia que una plaza adjudicada no es suficiente para homenajear al periodista mártir?
Ríos de hipocresía se vertieron antes del doble asesinato. Y hasta la impunidad parecía sonreír burlona sobre nuestras cabezas, mientras amigos y familiares de nuestro querido Pablo Medina fueron expresándose sobre su vida y su lucha, en una ronda humana que se armó espontanea, como broche de oro en ese su espacio. En su plaza.
¿Su plaza? Es solo un puñado de tierra ¿Un puñado de tierra nada más?. De ninguna manera. Es un símbolo. Es una tea de libertad encendida hasta el fin de los tiempos. Y hasta que los hombres tomen conciencia que los mártires, además de tener nombre y apellido, son el alma de la historia de la humanidad. Son seres que nos ayudan a crecer y a tener memoria. A tener memoria para no repetir la historia. A tener memoria para no dejarnos devorar por la indiferencia y la cobardía.
¿Una marcha? Fue la marcha de ellos: de Pablo y Antonia. Fueron ellos recorriendo triunfantes, por las mismas calles por las que transitan sus asesinos junto a sus esbirros. Fueron ellos recorriendo triunfantes, por las mismas calles por las que transitan los desentendidos y los encubridores.
Fueron ellos: Pablo y Medina los que estuvieron (y están) caminando por esas calles de una ciudad de gente dormida, que habrá que seguir despertando, con paciencia, perseverancia y convicción, para que esa impunidad que nos quema y nos indigna , nos obligue a recuperar fuerzas y seguir adelante, para borrarla de la faz de esa tierra entrañable y sufriente.
Es lo menos que podemos hacer, a como están las cosas.
*Foto de portada: Una secuencia de la marcha-Antimafia Dos Mil
*Foto 2: La marcha a las puertas de una seccional policial- ABC COlor
17 de Octubre de 2016
POR LA IMPUNIDAD REINANTE, LA MAFIA DE NARCOS SIGUE INTACTA EN LA ZONA
Familiares, amigos y periodistas participaron ayer de un acto para recordar el segundo aniversario del cruel asesinato del periodista del diario ABC Color Pablo Medina Velázquez y su acompañante Antonia Almada Chamorro, ocurrido en la comunidad indígena Itanaramí, distrito de Villa Ygatimí.
CURUGUATY, Dpto. Canindeyú (Alberto Núñez Barreto, corresponsal).El acto se realizó en la Plaza “34 Curuguateños”, centro de la ciudad. Allí lamentaron que todavía se sienta intacta la mafia en la zona. Criticaron la ausencia de autoridades.
La actividad culminó cerca del mediodía en la plaza que lleva el nombre del periodista Pablo Medina, en el barrio Industrial, hasta donde marcharon por el centro de la ciudad, cruzando por el frente de la comisaría 5ª con el grito de justicia para Pablo y Antonia. Durante el acto, Francisco, uno de los hermanos de Pablo, recordó el trabajo de su hermano y lamentó la impunidad.
“Estamos tristes porque hasta hoy día el autor intelectual no está sentenciado, tampoco los autores materiales. Lamentamos que la mafia tenga el padrinazgo de los políticos. Estoy muy triste porque brillan por su ausencia las autoridades locales, también la sociedad civil, quienes tendrían que acompañarnos en esta lucha, una sola golondrina no hace primavera”, manifestó.
El hermano del periodista asesinado recordó que uno de los autores materiales, Flavio Acosta, se encuentra preso en Brasil y a la espera de un proceso de extradición; mientras que el otro autor material, Wilson Acosta Marques, sigue prófugo a más de dos años del hecho. “Para eso la familia Medina Velázquez estamos luchando, estamos luchando hasta llegar a la justicia”, aseveró sin poder contener las lágrimas.
Un hombre muy justo
Francisco recordó que la idea de la jornada era recordar a Pablo y todas las cosas buenas que hizo por su comunidad. “Queremos decirle a la gente que el temor no vale, con el temor no se consigue nada”, aseveró. Sin embargo, reconoció que el miedo es moneda común en esa zona del país. “El temor se palpa acá”, resaltó. “Esperamos que se unan a esta causa que es muy justa, porque Pablo era un hombre muy justo”, agregó.
En una entrevista exclusiva concedida a un equipo de Telefuturo, el ex intendente de Ypejhú Vilmar “Neneco” Acosta negó tener vínculos con el asesinato del comunicador Pablo Medina y dijo que había querellado al periodista por difamación y calumnia el año 2014. Y dijo también que si pensaba hacerle algo a Medina no hubiera recurrido a la Justicia. Y dijo además que optó por huir porque era un momento candente: “yo salí por la seguridad de mi vida, nosotros estamos en la frontera y saben cómo es ahí.
Vilmar “Neneco” Acosta ,también acusó a Pablo Medina de extorsionar a la gente y dijo que el diario ABC Color creó un monstruo: “este monstruo (por Vilmar Acosta) se creó en la redacción del diario ABC y eso lo vendieron a la opinión pública”.
Vilmar “Neneco” Acosta, se encuentra recluido en la Penitenciaría Nacional de Tacumbu, sindicado por el Ministerio Público como ideólogo del crimen de Pablo Medina, cayendo también por las balas asesinas su asistente Antonia Almada. En cuanto a los autores materiales del hecho criminal, uno ha sido capturado y el otro permanece prófugo.
El atentado, que tuvo como escenario un apartado camino rural de la zona de Villa Ygatimí, en el departamento de Canindeyú, distante unos 50 kilómetros de la ciudad de Curuguaty se registró en las primeras horas de la tarde del 16 de octubre de 2014. Pablo Medina tenía 53 años, a quien le sobreviven su esposa y dos hijos menores, y una hija de su primer matrimonio. Antonia Almada tenía 19 años.
Vilmar “ Neneco” Acosta, aún encontrándose privado de su libertad, a la espera de ser sometido a un juicio oral y público, pesando sobre él la posibilidad de ser condenado a 30 años de prisión, no pierde oportunidad para denostar al periodista Medina, quien no solo era corresponsal de ABC Color, sino que además era uno de nuestros colaboradores en las redacciones de Italia y de Sudamérica, de Antimafia Dos Mil.
Vilmar “Neneco” Acosta rompe el silencio y habla, obviamente colocándose en una mejor posición, precisamente al acercarse la fecha del segundo aniversario de la muerte de Pablo Medina y de Antonia Almada.
¿Una estrategia más para mantenerse abrazado a la impunidad? ¿Una estrategia más que se suma a la que interpuso recientemente para trabar una audiencia importante en el caso, buscando mantener distancia del juicio oral y público?
Estrategia, o no. Chicana de su defensa, o no. Una simple casualidad, o no. Hay una sola realidad: Pablo Medina y su asistente Antonia Almada, serán merecidamente homenajeados por el periodismo de su país, por el periodismo de la región y del mundo, y por el pueblo paraguayo.
El homenaje, organizado por la redacción Paraguay de Antimafia Dos Mil (filial de Antimafia Dos Mil de Italia), con el consentimiento de familiares del periodista asesinado, se llevará a cabo en la ciudad de Curuguaty y en Asunción.
En Curuguaty, se ha previsto para las 9 de la mañana del día 16 de octubre la celebración de una misa en memoria de Pablo Medina y Antonia Almada; y para las 9:30 una concentración en la plaza 34 Curuguateño. La parte oratoria del encuentro la iniciará el abogado Jorge Figueredo Director de la Revista Antimafia Dos Mil Paraguay. Seguidamente intervendrán los Senadores Luis Alberto Wagner y Arnaldo Giuzzio; el periodista y Director de Antimafia Duemila Giorgio Bongiovanni (vía skype); periodistas paraguayos, entre ellos Santiago Ortiz, del Sindicato de Periodistas del Paraguay; Francisco Medina, hermano del colega asesinado; y Ana Mujica de la Organización Nacional Campesina (ONAC). Se ha previsto la finalización del homenaje con un recorrido por la principal avenida de la ciudad hasta la plaza que lleva el nombre de Pablo Medina.
Para el día siguiente, 17 de octubre, en la ciudad de Asunción se ha previsto la presentación del documental “Pablo”, realizado por integrantes de la redacción Uruguay de Antimafia Dos Mil, en el Salón Bicameral del Congreso, oportunidad en que harán uso de la palabra los Senadores Eduardo Petta, Luis Wagner y Arnaldo Giuzzio, como así también el director de Antimafia Duemila Giorgio Bongiovanni (vía skype), la abogada Katya González y el ex juez Adalberto Fox.
Estar presentes en ambos homenajes o apoyarlos y promocionarlos, aún a la distancia, es fortalecer la libertad de expresión, la democracia y significa romper el manto de impunidad que gradualmente ha ido cubriendo a la sociedad paraguaya desde tiempos del stronissmo hasta nuestros días, con el saldo escalofriante de casi una veintena de periodistas asesinados por el crimen organizado y la narco política, más otros atentados y desmanes, como la masacre de Curuguaty cuyos responsables siguen siendo amparados por los hilos del poder , cuyo brazo fuerte recientemente ha sido descargado arbitrariamente sobre campesinos (sin hallarse a los verdaderos culpables) que recibieron horrendas condenas judiciales.
*Foto de Portada: www.curuguatydigital.com