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Carta de la hija del periodista asesinado en Paraguay
Por Dyrsen Medina


Coronel Oviedo (Paraguay). Descubrir y publicar el rostro de un criminal que se dedicaba a tráficos ilegales. Un político ligado a la mafia.
Pablo, mi padre, a diferencia de policías, fiscales y jueces de la zona, no se calló ni se vendió. Denunció públicamente las fechorías de Vilmar "Neneco" Acosta Marqués, quien ordenó la muerte de Pablo Medina, periodista del diario Abc Color y de la joven Antonia Almada y muy probablemente de más personas.
Por primera vez Acosta sentía que su reino se veía amenazado por los artículos publicados por Medina. Es un vulgar criminal creado en un repugnante laboratorio, donde se mezcla sangre, droga y política. Es un bandido que no sólo ha hecho padecer a decenas de familias, al quitarles la vida de sus seres queridos; sino que además es un mal ejemplo que debe ser extirpado de la vecindad y que su castigo sea la cárcel, como una suerte de advertencia  para los "tantos Nenecos" que están en el Paraguay.
La mafia es cobarde e infantil. Nunca lograrán matar un sueño. No se puede fusilar una idea. Nadie puede frenar el espíritu de la verdad, nada puede detenerlo. Porque avanza de generación en generación y de corazón en corazón, hasta la victoria.
Creían que me dejabas sola y desprotegida, pero tu muerte, amado papá Pablo, te hizo resucitar en el corazón de todos nosotros. Estás más vivo ahora. Hay miles Pablo Medina en el mundo. Todos seguiremos tu incansable lucha hasta la muerte, así como tú nos enseñaste. Tu sangre y tus esfuerzos no fueron en vano. Tu espíritu revolucionario no se detuvo y algún día verás la victoria desde el maravilloso lugar en el que te encuentras ahora. Porque en el mundo se terminarán los cobardes y los débiles. Por lo tanto un día cercano, aquellos que ordenaron tu muerte sólo serán polvo, que los justos pisarán.
¡La verdad nunca muere y gracias papá por el camino que me has marcado!

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